La Nación/GDA
Un nuevo fenómeno está causando estragos emocionales entre quienes buscan el amor: el “cloaking”. Esta práctica, que podría traducirse como “encubrimiento”, representa una evolución más cruel del ya conocido “ghosting”, llevando el arte de la desaparición a niveles sin precedentes.
El término “cloaking” fue creado por la periodista londinense Rachel Thompson tras una experiencia personal particularmente desagradable en la aplicación de citas Hinge. Thompson lo describe así: “Es como si te dejaran plantado, pero elevado a la máxima potencia”. Este acto no solo implica la ausencia en una cita acordada, sino que también conlleva la eliminación total de la presencia digital de la otra parte del diálogo.
¿En qué consiste exactamente el cloaking? Imaginate que estuviste conversando con alguien en una aplicación de citas. Acordaron encontrarse, pero cuando llegás al lugar convenido, tu cita no aparece. Al intentar contactarla, descubrís que fuiste eliminado de la aplicación, borrado de todas las redes sociales y bloqueado en cualquier plataforma de comunicación que compartían. Es como si la persona se hubiera puesto la capa de invisibilidad de Harry Potter, desapareciendo sin dejar rastro.
El cloaking puede ser aún más perjudicial que el ghosting. Mientras que el ghosting deja a la víctima en un limbo emocional, el cloaking la sumerge en un vacío total, eliminando cualquier posibilidad de cierre o explicación. Esta práctica puede ocurrir tanto en las primeras etapas de las citas como en relaciones más establecidas, dejando a la persona afectada confundida, herida y cuestionando su propio valor.
Pero, ¿por qué alguien recurriría a una táctica tan extrema? Se trata de una forma de evitar la incomodidad a corto plazo, optando por la salida más cobarde. Es una manifestación extrema de la incapacidad para manejar el rechazo o la confrontación, prefiriendo eliminar completamente a la otra persona de su vida digital y real.
Frente a este fenómeno, ¿cómo pueden protegerse los buscadores del amor en la era digital? Aquí algunas estrategias:
- Honestidad desde el principio: Establecer una comunicación abierta y sincera desde el inicio puede sentar las bases para una interacción más respetuosa.
- Comunicación efectiva: Construir relaciones sólidas requiere diálogo constante, estableciendo de límites claros y una comprensión mutua de las expectativas.
- Slowmance: Tomarse el tiempo para conocer a la otra persona reduce las probabilidades de encuentros superficiales que puedan terminar en cloaking.
- Plan de respaldo: Para las primeras citas, tener un plan alternativo con amigos puede amortiguar el golpe emocional si ocurre lo peor.
Para quienes han sido víctimas del cloaking, es crucial recordar que el problema no reside en ellos. La tentación de buscar explicaciones o confrontar al otro puede ser fuerte, pero los expertos aconsejan resistirla. En su lugar, se recomienda procesar la experiencia con amigos y seguir adelante, reconociendo que el comportamiento del otro refleja sus propias limitaciones y no el valor de la persona afectada.
Es importante señalar que, aunque el cloaking es generalmente considerado una práctica negativa, existen situaciones excepcionales donde puede ser justificable. Si tras un rechazo educado, la otra persona responde con agresividad o acoso, el bloqueo total puede ser una medida de autoprotección necesaria.