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Pie diabético: una patología que puede llevar a amputaciones e incluso a la muerte

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pie diabético

SALUD

Afecta a entre el 15% y el 20% de los diabéticos y por lo general genera incapacidad en quien la padece, pudiendo incluso conducir a la muerte. En general surge de una diabetes mal tratada.

El pie diabético tiene una prevalencia de entre 4% y 10% en el paciente diabético. Se dice que más o menos entre un 15% y un 20% de los diabéticos diagnosticados, en algún momento de su vida va a tener una lesión en el pie.

En la población del Uruguay hay un 8% de diabéticos, es decir unas 276 mil personas de las cuales un 15% va a padecer esta enfermedad.

“Es un número importante que se prevé que va en aumento con el paso de los años”, señaló el endocrinólogo e internista Pablo Orellano, coordinador de la Unidad de Pie Diabético del Hospital de Clínicas junto al doctor Simón Torres Negreira y la profesora Lilián Vucovich.

El pie diabético consiste en una infección o ulceración que destruye los tejidos profundos del pie. Está en una base neuropatológica y a veces influenciada por la enfermedad vascular que también padecen los diabéticos. En un 60% de los casos los diabéticos tienen vasculopatías.

Generalmente se presenta en diabéticos de larga data, de varios años de evolución. Cuando la evolución es corta, en general aparece en diabéticos que tienen un mal control metabólico, un mal control de su glicemia.

Orellano destacó que esta patología genera incapacidad en quien la padece y puede incluso llevar a la muerte.

pie diabético

“Se ha visto en diversos trabajos de epidemiología que muchas veces aquellos diabéticos que tienen una úlcera en el pie tienen una sobrevida que es comparable y a veces inferior que la de algún cáncer. El cáncer de colon en estadío uno o dos tiene una sobrevida a los cinco años de entre el 50% y el 90%. Aquellos pacientes que tienen una úlcera en el pie activa pueden tener una mortalidad que supere el 50% en el mismo plazo”, detalló.

Muchas veces la mortalidad deviene de las enfermedades vasculares, que son la primera causa de muerte del diabético.

“Cuando llegan a la lesión en el pie tienen múltiples repercusiones, que pueden ser a nivel ocular. Muchos de ellos tienen insuficiencia renal crónica en etapa de diálisis o enfermedad vascular que genera mortalidad”, especificó el endocrinólogo.

Causas.

Se puede afirmar que el pie diabético en general surge de una diabetes mal tratada.

“Cuando uno lee la bibliografía general ve que se trata de pacientes que muchas veces tienen más de 10 años de evolución con un control metabólico malo, con glicemia elevada, que va generando repercusiones en diversos órganos”, explicó Orellano.

Eso genera muchas alteraciones en la biomecánica del pie, pero lo más complicado es que el paciente pierde la sensibilidad, tanto profunda como superficial, y no percibe que tiene lesiones.

“Entonces una simple ampolla que comienza en la mañana cuando va a hacer un mandado, a la tarde se transforma en una úlcera abierta y el paciente ni se enteró. En consulta hemos visto chinchetas que llevan dos días en el pie y que el paciente no sabía que las tenía”, apuntó Orellano.

A eso muchas veces hay que sumarle la alteración vascular o simplemente una alteración de la piel. “La neuropatía del diabético no solo afecta a nivel de la sensibilidad sino también la parte autonómica que maneja la regulación de la temperatura y de la hidratación de la piel”, explicó.

Además, la glicemia elevada impregna los tejidos que componen el pie, las partes blandas, los ligamentos, los tendones, los músculos, y agrega mayor rigidez a las articulaciones.

“Es una suma de cosas que va generando que el pie se exponga mucho al traumatismo externo e interno, tanto que en el 80% de las veces, cuando aparece una úlcera, está generalmente desencadenada por un traumatismo, la mayoría de las veces por un calzado inapropiado”, indicó el especialista a El País.

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Unas 276 mil personas padecen diabetes en Uruguay y son candidatas a tener esta patología.

Plantillas de descarga para evitar lesiones

Para prevenir lesiones a los pacientes con pie diabético se les recomienda el uso de plantillas de descarga. Es lo único que no está cubierto por los prestadores de salud, lo que puede complicar el tratamiento si el paciente no tiene dinero para comprarlas. El endocrinólogo Pablo Orellano señaló que una buena plantilla puede costar entre $ 3.000 y $ 5.000. Pero es un gasto que se realiza una sola vez y duran bastante tiempo.

La tecnología ha avanzado al punto de que recientemente se presentó una plantilla que incluye diferentes sensores que permiten medir en tiempo real la presión del pie gracias a su vinculación con una aplicación para celulares. “Eso permite avisarle al paciente en qué lugar del pie está ocurriendo una mayor presión al tejido. Entonces puede hacer una pausa en su actividad, descalzarse y tratar de evitar que se siga lesionando la zona de hiperpresión”, describió Orellano.

Prevención.

“El mejor tratamiento que tiene el pie diabético es la prevención”, destacó Orellano. Añadió que desde el primer nivel de atención hay que resaltar el papel que juegan los podólogos, el médico de atención primaria o de cabecera del paciente y las enfermeras especializadas.

Todos ellos contribuyen para enseñar al paciente a observar su pie, pero también a sus familiares dado que muchas veces se trata de diabéticos que sufren problemas de visión, entre otros factores de riesgo asociados.

Orellano mencionó como ejemplos que la persona viva sola, que lo haga en un medio socioeconómico deficitario, que padezca otras patologías como insuficiencia renal crónica u obesidad o que use un calzado inadecuado.

“Incluso cuando logramos cerrar una lesión en el pie, luego tenemos que retomar toda la parte de difusión para hacer una prevención secundaria, muchas veces en pacientes que terminan en una amputación”, detalló.

En tal sentido hay que señalar que hay un alto porcentaje de estos pacientes que terminan amputados y eso eleva la mortalidad. Y sucede mucho que en los siguientes cinco años tienen otra amputación.

“Hasta el 40% de los pacientes con una primera amputación vuelve a amputarse porque, si bien se puede cerrar la úlcera y se evita que la infección del pie involucre a todo el organismo, las alteraciones crónicas propias de la diabetes no las podemos modificar, esas permanecen”, apuntó.

A eso a veces hay que agregar las deformaciones que quedan por las amputaciones.

“Entonces hay que volver a hacer una prevención, en este caso secundaria, para evitar que sobre estas alteraciones que quedaron luego del cierre de una úlcera o de una amputación se generen nuevas úlceras”, agregó Orellano.

Enfermedad cara para el sistema de salud

Desde el punto de vista económico, el pie diabético representa un gasto bastante alto para el sistema de salud. Aproximadamente el 20% de los gastos en salud son para los diabéticos y de eso un tercio está destinado al pie diabético. En Uruguay no existe un registro unificado de lo que se gasta en esta patología.

El Hospital de Clínicas, luego de la creación de la Unidad del Pie Diabético (2014), realizó un estudio epidemiológico y otro de costos que abarcó de 2014 a 2016. “Lo comparamos con la literatura mundial y se parece bastante. Puede haber diferencias de un prestador de salud a otro, en Montevideo y el interior”, explicó Orellano, coordinador de esta Unidad y de la que existe en el Hospital de Mercedes (acá con los doctores Maglione Urdangarpin e Irastorza).

En materia epidemiológica, el resultado fue que el 60% de las úlceras cerraban en un plazo de entre uno y seis o siete meses, con una media de cierre a los tres meses. Las amputaciones rondaban el 10% y las recidivas (repetición de una enfermedad poco después de terminada la convalecencia) estaban en un rango del 30% al 50%. Estas últimas van de la mano de una prevención secundaria.

Los pacientes eran en su mayoría hombres, mayores de 60 años, que tenían un tiempo de evolución de la diabetes de más de 10 años y con un control metabólico deficiente, muchos de ellos con repercusiones en otros órganos.

En cuanto a los costos, el tratamiento estándar más sencillo, barato y eficiente (cerrar las úlceras) costaba unos US$ 3.000 por paciente. Si el paciente debía ser internado (por infección) los costos obviamente aumentaban. Una amputación menor (parte del pie o un dedo) rondaba los U$S 12.000 y una mayor (por debajo de la rodilla), los U$S 30.000 más costos de internación.

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