Redacción El País
La uruguaya Milagros Costabel relató en Twitter su experiencia en su primer día de trabajo en la Organización de Naciones Unidas (ONU), contó cómo Indio, su perro guía, trabaja y se aventura en las calles de Chile y cómo vive ella en el país trasandino.
“Hoy fue mi primer día de trabajo en la ONU, y la verdad sentí como si estuviese viviendo un sueño. Ver la dinámica de la oficina, conocer gente de todos lados… parecía todo muy surreal, casi como una película”, escribió en un hilo en la red social.
Costabel contó que la ONU siempre fue para ella “lo que para un niño era ser astronauta o cantante”. “A ese nivel sigue estando, y hoy aún más”, señaló. “Tengo una oficina propia (algo que jamás pensé) y conocí a un montón de gente –todos de distintos lugares y trabajando por causas súper diversas e interesantes”, prosiguió.
Según dijo, trabajará en dos proyectos sobre migración y discapacidad. “Son dos de los temas que más me interesan”, apuntó, y explicó que estará trabajando allí por dos meses. “No voy a poder hacer mucho, pero lo que estoy aprendiendo no tiene precio; jamás imaginé una mejor introducción a este campo laboral”, exclamó.
Sobre Chile, comentó que tanto a ella como a Indio les encanta. “Vamos por todos lados (y nos perdemos un montón, también). El trabajo nos queda a veinte cuadras, así que vamos y volvemos caminando (corriendo) y tenemos cafés y mercados muy cerca”, señaló.
“Indio se acostumbró mucho más rápido de lo que pensé. Me marcó los cruces desde el primer día, y eso que son muy distintos a Uruguay y Estados Unidos, se aprendió las rutas más rápido que yo, y todo lo hace con un entusiasmo enorme. Para él, todo es una aventura”, relató.
Según dijo, en ese país “no hay casi perros guía” y la gente le grita por la calle, sorprendida. “Llevo la ley chilena del perro guía conmigo siempre porque intentaron que atase a indio afuera cuando quise ir a un supermercado”. Contó que fueron a Valparaíso y que su perro “se enloqueció con el mar”. “Parecía el perro más feliz del mundo”, dijo.
Pero no todo es color de rosas. Estos primeros días en Chile fueron una “montaña rusa”. “Extraño casa más porque estoy cerca. Me frustro un poco porque me pierdo en la calle y estoy más sola que en USA, pero al mismo tiempo no puedo contener la alegría al estar haciendo algo que pensé que jamás podría hacer”.
“A veces pienso en mi yo de hace unos años, cuando todo esto que estoy viviendo ahora solo estaba en mi imaginación, y me doy cuenta que si me hubieran dicho que iba a animarme a hacer algo así me hubiese reído un montón. Hoy es mi realidad. Hay días en que salgo a la calle y escucho otro acento, un millón de olores y ruidos distintos. Estoy sola, en otro país, y me doy cuenta que no sé ni para dónde ir ni para donde estoy yendo. Pero eventualmente llego a algún café bonito, una tienda de mascotas random, o me encuentro con alguien que me ayuda y cuenta su historia, y siento que, aunque hay momentos difíciles, me pondría en esta situación y mil veces más”, finalizó.