La receta contra la epilepsia

Compartir esta noticia
Dieta a base de grasas bajó 50% las crisis de pacientes, que no respondían a drogas.

Francesca tenía más de 25 convulsiones por día. En una jornada de 14 horas representa una cada media hora. Tumores benignos en la cabeza le provocaron epilepsia y no podían controlar sus crisis con medicamentos.

Al año y medio de vida tomaba cuatro, sin resultados. Entonces, su madre comenzó a administrarle la dieta cetogénica, (alimentación que prioriza grasas, reduce azúcares y controla proteínas). Dos años y medio después ya no tiene convulsiones. No toma un solo medicamento.

No es un caso aislado, el seguimiento de 28 pacientes uruguayos cuya epilepsia no lograba ser controlada con químicos (epilepsia refractaria) obtuvo que en 15 años el 75% redujo más del 50% la frecuencia de crisis y 30% quedó libre de convulsiones, movimientos descontrolados en todo el cuerpo.

“Las cifras se ubican dentro de los mejores resultados internacionales e implican una eficacia muy superior de la dieta cetogénica si se la compara con la introducción de una medicación nueva en este tipo de pacientes”, expresó Alejandro Scaramelli, director del Grupo de trabajo en Epilepsia del Hospital de Clínicas y del Programa de Cirugía.

La epilepsia es padecida por aproximadamente 1% de los uruguayos. El número puede parecer bajo pero equivale a 30.000 personas. De ellas, unas 8.000 no logran controlar las crisis con fármacos, algo que altera seriamente su calidad de vida y en niños puede comprometer su desarrollo neurológico. Para ellos, existen pocas alternativas. Una es la cirugía pero no todos pueden ser operados.

En este marco, Gabriel González, director de Neuropediatría en el Hospital Pereira Rossell cuestionó que el Ministerio de Salud Pública no tenga una posición activa en la promoción de esta dieta cetogénica como forma de combatir la epilepsia refractaria.

LA DIETA.

Lejos de ser un tratamiento para adelgazar o una terapia alternativa, era el tratamiento utilizado antes de que aparecieran los fármacos. “Se ideó porque se observó que el ayuno paraba las crisis”, contó Maren Torheim, nutricionista del Hospital Británico con un entrenamiento en dieta cetogénica del Hospital Johns Hopkins, Estados Unidos.
“Entonces, en 1920, a alguien se le ocurrió ‘¿y si hiciéramos una dieta que copiara los efectos del ayuno?’” Lo que hicieron es la base de lo que se aplica hoy.

Cuando el cuerpo ayuna, ilustró Torheim, “entiende” que no está comiendo porque no recibe carbohidratos (azúcares, almidones y fibras). “Si come grasas cambia como si fuera a reemplazar el motor de nafta a diesel y empieza a quemarlas de una manera distinta a como las quema en general”. El resultado son unas estructuras llamadas “cuerpos cetónicos” que pasan a ser la nafta del cuerpo.

Traducido a un plato, la diferencia entre una dieta convencional y la cetogénica es que en lugar de comer un churrasco con papas, lechuga y tomate, se prepara un trozo pequeño de carne, lechuga, algo de zanahoria y muchísima mayonesa (nada de papas). En el postre se reemplaza una fruta por crema doble. Si en la alimentación de una persona sana suele haber 20% de proteínas, 30% de grasas y 50% de carbohidratos, en la cetogénica hay 90% de grasas y proteínas necesarias para que el niño se desarrolle correctamente.

DÍA A DÍA.

El proceso se inicia con un día de internación en el que la persona debe estar en ayuno. Luego comienza a recibir alimentos preparados según la dieta, para después sí continuarla en su casa. “A veces los familiares se cansan de comer tan distinto, tan estricto y dejan la dieta”, comentó Andrea Avellanal, nutricionista que a su vez es neuróloga del Grupo de Epilepsia del Hospital de Clínicas. “Da trabajo pero vale la pena porque a medida que pasa más tiempo más chances tienen de mejorar”, contó Avellanal.
Junto a Torheim generan recetas y alternativas sabrosas, aseguró Andrea, madre de Francesca, que hace “pizzas cetónicas” con un complemento que compra en Argentina.

Por todo esto, para González, la dieta debería incorporarse como prestación obligatoria porque muchas veces los padres quedan solos al querer aplicarla. Hay que internarlos un día, apuntó, pero el costo no se compara con el de los fármacos.

“Yo creo que hay sensibilidad tanto de la facultad como del MSP”, matizó Scaramelli, “pero se necesita un trámite formal para incorporarlo a la canasta de prestaciones. Sería una lástima que no se hiciera porque a nivel internacional (y nacional) está comprobado que es una de las opciones” que da resultado.

LAS CLAVES

¿Qué es?

La dieta cetogénica es una forma de alimentarse priorizando las grasas hasta en un 90% de lo que se consume. El 10% restante lo ocupan las proteínas (las carnes) y algún carbohidrato, (azúcares, harina y fibra). El cuerpo pasa a funcionar como si estuviera en ayuno; se alimenta de la grasa.

¿Cómo?

Está indicada para personas con epilepsia que no se controla con fármacos. Comienza con un día de internación en que se ayuna y luego se la sigue durante un tiempo variable. Un trabajo entre 28 uruguayos logró 75% de disminución de crisis al 50%; el 30% quedó libre de convulsiones.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Dieta a base de grasas bajó 50% las crisis de pacientes, que no respondían a drogas.

vivirLETICIA COSTA DELGADO

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar