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Juan Pablo Tosar: "Una cosa es apoyar y otra es apoyarse en la ciencia"

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"Vengo estudiando el tema desde 2012 cuando empecé el doctorado", dice Juan Pablo Tosar.

Ciencia

El docente, investigador y científico que trabaja en Facultad de Ciencias e Instituto Pasteur contó a El País qué implica el reconocimiento y hacia dónde debe apuntar la ciencia.

Juan Pablo Tosar (36) es un nombre conocido en el ámbito de la ciencia y en la prestigiosa revista Nature. En 2020, parte del trabajo del científico, docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y el Instituto Pasteur de Montevideo, fue destacado por la publicación británica.Sin embargo, esta semana la revista volvió a hablar de él pero no por sus investigaciones en ARN, sino que es el protagonista de los perfiles que la publicación resalta para mostrar cómo se trabaja en ciencias alrededor del mundo.

Entre lo que comenta el científico en la nota en Nature, enfatiza la necesidad que existe en el país de ser creativos. “Si un investigador solicita un experimento que requiere reactivos especiales que nos llevarían meses obtener, es posible que deba pensar en otras formas de mostrar lo mismo”, señala en el artículo. Esa es la impronta de su trabajo.

Sobre la revista, la ciencia uruguaya y el futuro, el investigador conversó con El País.

— ¿Qué significa aparecer en Nature?
Nature y Science son las publicaciones científicas más importantes del mundo. Aparecer ahí, publicando un artículo, no es una tarea sencilla. Si hace un año me hubiesen dicho que iba a lograrlo, como lo conseguimos en 2020, no lo hubiese creído. En esta ocasión, fui destacado en una parte más narrativa en una sección que la revista tiene para mostrar cómo trabajan diferentes científicos en diferentes áreas alrededor del mundo. Esta semana soy yo, pero la semana pasada era una investigadora que documentaba el cambio climático. Si bien no es un anuncio científico, me parece que es una linda noticia como país por aparecer, porque quiere decir que las ciencia que estamos haciendo en Uruguay está llamando la atención cada vez más de estas grandes revistas de ciencia del mundo. No salgo de mi sorpresa y estoy muy contento; tengo la suerte que me toca poner la cara pero creo que me trasciende.

—¿A qué te referís con que te trasciende?
—Demuestra que la ciencia que se practica en Uruguay es de alta calidad, está muy madura y se están haciendo aportes importantes a lo que es la discusión científica global. También creo que hay una curiosidad de decir: qué pasa con este país chiquitito. Si vamos a cómo hacemos ciencia en Uruguay, a veces la necesidad es la mejor maestra y realmente los que nos formamos haciendo ciencia acá nos formamos en la necesidad. Los científicos tenemos una formación robusta, pero aún si eventualmente se duplicara el presupuesto de ciencia y tecnología, cada vez que uno pide un reactivo desde Uruguay, hay que importarlo desde el hemisferio norte y eso demora meses. He tenido instancias de investigación en el exterior y en Estados Unidos, por ejemplo, pedís el material un viernes y ya lo tenés el lunes. Eso cambia cómo trabajamos y la planificación. Considero que todo eso hace que, de alguna forma, sobrevivamos a ese sistema y terminamos siendo bastante multifacéticos. Esa es una ventaja que tenemos y también nuestra mayor maldición.

—¿Por qué una ventaja y una maldición?
—El científico uruguayo cuando sale el mundo le va muy bien, porque tiene una formación muy sólida. Si bien egresa habiendo usado menos tecnología, eso se compensa con un pensamiento científico crítico y con una forma analítica para encarar los problemas que es muy buena. Por eso cuando sale al mundo le va muy bien y como le va tan bien, termina siendo retenido por los principales centros de investigación del mundo y eso complica su reinserción. Cualquier país que apueste por la ciencia tiene que procurar que sus investigadores salgan a formarse, pero que también vuelvan. Por eso es nuestra gran fortaleza y gran debilidad.

—¿A qué se debe esa difícil reinserción?
—A veces les cuesta volver para venir a trabajar en condiciones que son más complicadas, a veces por temas presupuestales, por cargos o proyectos. También está el tema de los materiales. Sin embargo, es importante transmitir que termina siendo muy gratificante que incluso en nuestras condiciones pueda desarrollarse como científico. Espero que estas historias sirvan de inspiración para que las próximas generaciones entiendan que se puede ejercer con esta calidad en Uruguay y no se queden afuera.

—Tras un año dee pandemia, ¿la visibilidad que ganó la ciencia es algo positivo?
—Ojalá no hubiera tenido que venir algo tan negativo como la pandemia para que se generará el impulso e interés en saber qué hacen los científicos o interesarse desde un lugar menos superficial. Colaboró y, en ese sentido, el saldo es muy positivo en cuanto al lugar que ocupa la ciencia hoy en nuestra sociedad.

—¿Cómo ves el futuro de la ciencia en nuestro país?
—Tiene que haber un cambio de paradigma, social, político y económico. Tenemos que dejar de pensar en que los científicos puedan hacer ciencia en el país, sino cómo se puede hacer ciencia para el país. Reflexionar sobre qué rol queremos que ocupe la ciencia en la sociedad. Una cosa es apoyar a la ciencia y otra es apoyarse en la ciencia. Si algo nos enseñó la pandemia es que apoyándonos en la ciencia, no estamos apoyando los científicos, sino que estamos poniendo a los científicos al servicio de los problemas más importantes de la sociedad.

Ser docente en pandemia

Tosar comentó que la generación 2020 de científicos tuvo que enfrentarse al desafío de la virtualidad y de los docentes adaptándose a esa modalidad.

“Si bien necesitamos del trabajo de laboratorio y no puede sustituirse, existen algunas instancias de la virtualidad que podrían mantenerse”, indicó y señaló que la pandemia fue un catalizador para que procesos que se venían gestándose en este sentido terminaran de configurarse.

Aclaración: En una primera versión de esta nota decía que Tosar es docente, científico e investigador de Facultad de Ciencias. También trabaja en el laboratorio del Instituto Pasteur de Montevideo.

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