José Ignacio es el rincón favorito de muchos de los visitantes que llegan al Este uruguayo y siempre hay propuestas variadas. Los amantes de la buena gastronomía tienen opciones para elegir, y una de ellas para este verano es la del ciclo “Cocina con Amigos” del parador La Huella.
La iniciativa del reconocido restaurante reúne a chefs de renombre internacional para ofrecer menús exclusivos, una vez al mes, en compañía de distinguidas bodegas locales. La primera cita tuvo como protagonista al chef francés Christophe Krywonis, quien a fines de noviembre deslumbró a los comensales con un menú cargado de sabores clásicos y toques sofisticados.
Con una trayectoria de 45 años, Krywonis eligió para la ocasión platos emblemáticos de su repertorio, como una sopa de almejas al espumante, una raya servida sobre juliana de puerros con salsa de berro y limón, y un pollito al vino tinto con especias, acompañado de un inolvidable gratín de papas.
“Son clásicos que no fallan”, aseguró el chef, quien destacó la importancia de mantener la receta original del gratín, una de sus especialidades más queridas.
La propuesta de La Huella no solo es un deleite para el paladar, sino también una oportunidad única para acercarse a la cocina de grandes chefs sin tener que salir de Uruguay.
El pasado 22 de diciembre fue el turno del chef Julio Báez, reconocido por sus restaurantes Franca y Julia en Buenos Aires. Báez sorprendió de la mano de un menú que fusionó ingredientes locales con la esencia de su cocina.
Entre los platos más destacados estuvieron el tiradito de corvina con pelón y durazno, un plato refrescante y perfecto para una noche de verano, y el ojo de bife con lechuga asada y tonnato. El postre, un helado de queso azul con cerezas, cerró la noche con un toque único y creativo.
La temporada de “Cocina con Amigos” continuará en esta temporada de verano con las presentaciones de los cocineros Gonzalo Aramburu en enero y Julieta Caruso en febrero, quienes prometen seguir sorprendiendo con sus propuestas gastronómicas.
Este ciclo, que fusiona la cocina de Uruguay con influencias internacionales, promete seguir siendo un punto de encuentro para los amantes de la buena gastronomía, manteniendo al parador La Huella como un rincón referente de la gastronomía veraniega en el país.