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Joaquín, Milagros y Eugenia: los tres uruguayos que estudian en Harvard

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tres uruguayos en Harvard

HISTORIAS

Son de Uruguay y tienen algo en común: hacen su carrera de grado en la universidad más prestigiosa del mundo.

Quizás Joaquín Cortacáns, Milagros Costabely Eugenia Briano no se parezcan en nada, pero tienen algo en común: los tres son uruguayos, los tres tuvieron la ambición, el sueño o el deseo de estudiar en el exterior, los tres lograron entrar a una de las universidades más importantes del mundo.

Joaquín es de Fray Bentos, Milagros es de Colonia y Eugenia de Montevideo. No se conocían, no sabían nada el uno del otro. Hoy, sin embargo, son los tres uruguayos que estudian una carrera de grado en la Universidad de Harvard. Los que fueron seleccionados entre miles. Los que dijeron “por qué no” y lo intentaron. Los que lo lograron.

Ubicada en la ciudad de Cambridge, en el estado de Massachusetts, la Universidad de Harvard fue fundada en 1636, es la más antigua de Estados Unidos y lidera las listas de las más prestigiosas del mundo.

“Yo me postulé de caradura. Cuando supe que había sido admitida no podía creer. En seguida me puse en contacto con Joaquín y con Milagros. Yo ya conocía sus historias y sabía que ellos estaban allá. Me han contado muchas cosas, me han explicado cómo funciona, me han aconsejado sobre qué materias elegir y cómo hacerlo, me han dicho cómo es la vida allá, porque no se parece en nada a la universidad en Uruguay”, dice Eugenia, que tiene 18 años y que en agosto partirá hacia Estados Unidos para iniciar sus estudios.

“Es muy diferente a cómo es acá. Para entrar allá hay que, entre otras cosas, escribir un ensayo sobre sí mismo. También hay que corroborar al menos 10 actividades extracurriculares que hayas tenido en tus años de estudiante y un montón de cosas más. Es bastante complicado entrar a una universidad en Estados Unidos y más si se trata de una como Harvard”, había dicho Milagros(19) en una entrevista con El País en 2021, antes de irse hacia Estados Unidos.

Milagros Costabel
Milagros Costabel

“Yo no tenía muchas expectativas, iba abierto a que pasara lo que tuviera que pasar. Uno tiene mucha idea de lo que debería ser Harvard, entonces preferí ir sin esperar nada. Es un lugar bastante especial y complejo, en ciertos sentidos mucho más tranquilo de lo que espera y en otros es una locura. Yo estaba acostumbrado a vivir en Fray Bentos, donde todo es calmo, nunca pasa nada, y de repente pasé a un lugar en el que hay miles de personas de entre 18 y 23 años a vivir juntos y solos: es una locura. Siempre están pasando cosas”, dice Joaquín (21), que también está en Uruguay y regresa a la universidad en los próximos días.

Joaquín Cortacáns en Harvard
Joaquín Cortacáns en Harvard

Quizás no se parezcan en nada, pero ellos- Joaquín, Milagros y Eugenia- tienen algo en común: son los tres uruguayos que llegaron a la universidad en la que quieren estudiar miles de personas de todo el mundo.

Expectativas

Cuando tuvo que elegir una orientación en el liceo Eugenia se dio cuenta de que cursar una significaba no hacer otras materias que también le interesaban. Tenía 15 años y esa fue la primera vez que consideró estudiar en el exterior, buscar un sistema más flexible, como el de Estados Unidos, que permite que los estudiantes hagan materias que no están relacionadas directamente con su carrera.

Fue entonces que se cruzó con la historia de Joaquín y pensó en eso: en que si alguien pudo, quizás ella también podía. Supo, además, que él había sido parte de Education USA, un programa de la Embajada de Estados Unidos que ayuda en procesos de aplicación a universidades.

El año pasado aplicó a 17. Este año se enteró que había sido elegida en Harvard (y en otras seis) con una beca completa.

Eugenia Briano
Eugenia Briano

“Todavía no termino de creerlo, no pensé que pudiera pasar. Sé que es tremenda oportunidad la que me dieron y estoy muy agradecida con todos los que me ayudaron a llegar a esto. Estoy ansiosa, pero me queda un mes para partir”.

Quiere estudiar ingeniería ambiental, pero sabe que le gustan otras cosas y que quizás, en el camino, pueda cambiar.

Eso fue lo que le sucedió a Joaquín, que en 2019 llegó a Harvard queriendo estudiar Física y ahora estudia Ciencias Políticas. “Era mi segunda opción. Siempre me llamó mucho la atención, solo que siento que acá en Uruguay no se la da mucha importancia. Pero llegué allá, probé algunas clases de física y me gustaron pero no me convencían, así que me cambié. Ellos apuntan a que pruebes y a que puedas ir cambiando y conociendo todo lo que quieras”.

Él, que hace tres años está allí pero decidió tomarse un tiempo durante la pandemia - porque tendría que cursar online- para irse a trabajar a Alemania, dice que los primeros semestres son de adaptación. Que Harvard es, además del ámbito académico, “un ecosistema en el que siempre están pasando cosas”.

Hay, por ejemplo, 400 clubes que se dedican a diferentes actividades: desde ajedrez a voluntariados.

“Yo el primer año estuve en 14 clubes. Pero es por el entusiasmo que te genera todo eso que es nuevo. También es un poco abrumador, pero se trata de ir eligiendo, de ir viendo qué es lo que más te interesa”.

Desde hace tres años Joaquín forma parte de Hpair, un club que se dedica a organizar dos conferencias anuales. Ahora es el presidente del club y está planificando una en India a la que acudirán 1.200 personas y referentes de todo el mundo. “La idea es juntar a los líderes de hoy con los del futuro. Nunca imaginé, de pronto, estar hablando con la exdirectora de tecnología del Banco Mundial y organizando algo a esta escala”, dice.

El esfuerzo

Milagros Costabel con su computadora, esencial para estudiar, leer y comunicarse
Milagros Costabel con su computadora, esencial para estudiar, leer y comunicarse. Foto: M. Vazquez

La de Milagros, quizás, sea la historia más conocida: el año pasado se transformó en la primera persona con ceguera total en estudiar allí. Eso fue, ha dicho, un desafío para ella y también para la universidad.

Los primeros meses allí fueron los más difíciles. Harvard tiene un campus de 85 hectáreas y, al comienzo, le costaba llegar a los salones de clase, ubicarse en el espacio. Sin embargo, dijo hace unos meses en una entrevista con El País desde Estados Unidos, está contenta y eso es lo que prefiere resaltar. “Me parece muy raro porque no es acá donde yo esperaba estar (...) Nadie lo esperaba, ¿quién iba a decir que iba a llegar hasta acá?. Nadie, ni siquiera yo”.

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