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El invierno, las comidas y la salud: cómo alimentarse cuando el cuerpo "pide" calorías

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Guiso de lentejas. Foto: Pixabay

ALIMENTACIÓN 

Con el frío se suele comer más, hacer menos ejercicio y beber menos líquido. Aquí las claves para mantener una alimentación y rutina saludable en la época más fría del año.

Pucheros, pastas, sopas, guisos con porotos o lentejas o chorizo (o todo eso en la misma olla), polenta, estofados y chocolates en todas sus formas. Estas son algunas de las delicias con las que el cuerpo se reconforta ante las bajas temperaturas de la temporada.

En invierno, por lo general, se consumen más comidas de olla y, si bien, estas suelen ser preparaciones caseras, lo que puede ser positivo por los ingredientes elegidos, puede hacer que el consumidor se pase de la raya: que el cuerpo “pida” un poco más de calorías no es un pase libre para perder el control y caer en un exceso. Más aún si se tiene en cuenta que con el frío muchas veces se suele realizar menos actividad física, se pueden comer menos frutas y verduras frescas y beber menos líquido en comparación con las épocas en que hace calor.

El nutricionista Miguel Kazarez dijo a El País que es una realidad que, a raíz del frío, el cuerpo “quema más calorías para ayudarnos a mantener la temperatura corporal y, por eso, comemos un poquito más”. Pero realizó algunas aclaraciones al respecto.

Por una parte, el hecho de que el cuerpo queme más calorías que en épocas más cálidas no significa que la persona vaya a perder peso: “El gasto calórico que hace el cuerpo para mantener la temperatura es pequeño”, sostuvo. Por otro lado, explicó que hay que recordar que, en el pasado, el ser humano era cazador y que a pesar de que la forma de vida cambió mucho, nuestro cuerpo no cambió tanto: “En periodos de hambruna el cuerpo tendía a generar tejido adiposo, para paliar el frío y, sobre todo, para luchar contra la escasez de alimentos”, señaló.

El nutricionista aclaró que esto no quiere decir que sea bueno “engordar” en invierno o que la persona deje de lado el cuidado de sus hábitos alimenticios y su peso. Por eso, además de comer sano, por más que el frío llame a la pereza, no hay que dejar de realizar actividad física.

“Movernos menos siempre es una mala decisión. En primer lugar, porque el ejercicio nos ayuda a aumentar la temperatura corporal y a tener un poco más de calor. En segundo lugar, no hay que dejar de moverse por el daño que supone el sedentarismo para el organismo. Y, en tercer lugar, porque entrenar es bueno siempre, incluso para la salud mental”, dijo Kazarez.

Otro hábito que a veces cuesta mantener en los días más fríos del año es el consumo de frutas y verduras frescas. Estas no deberían dejar de consumirse en ninguna época, pero si a la persona se le hace difícil por las bajas temperaturas, el nutricionista compartió algunas opciones: “En esos casos, puede ayudar consumir las frutas y verduras en preparaciones”.

Las verduras, por ejemplo, se pueden hacer al horno o salteadas o incluirlas en sopas. Con las frutas se pueden hacer compotas y gran variedad de postres. “Hay que buscar la manera de no perder el hábito de consumir frutas y verduras”, sostuvo el experto.

Por último, algo que suele suceder en los meses más fríos del año es que las personas suelen beber menos cantidad de líquidos. “En invierno tomamos un poquito menos, es verdad, y a veces el hecho de estar deshidratados se confunde con la sensación de hambre. Eso lleva a un sobre consumo de alimentos; por lo tanto es importante estar hidratados”, explicó Kazarez.
Además de beber agua, la ingesta de líquido se puede complementar con bebidas calientes como, por ejemplo, té, café o mate.

Atajos para hacer las comidas más sanas.

La Guía Alimentaria para la Población Uruguaya, impulsada por el Ministerio de Salud Pública y hecha con aportes multisectoriales y disciplinarios, propone algunas pequeñas modificaciones para aprovechar los tradicionales platos de las familias uruguayas y hacerlos más sanos.

Por ejemplo, en la página 43, al hablar de preparaciones para almuerzos y cenas, recomiendan agregar más verduras y legumbres a las comidas de olla y menor cantidad de productos como chorizo o panceta.

Una buena opción para almuerzo o cena podría ser un estofado de carne con papas, zanahoria, zapallo, cebolla, morrón. De postre sería ideal una manzana.

Otra buena opción puede ser: guiso de lentejas o de porotos con cebolla, morrón, zanahoria, calabaza y arroz integral. El postre puede ser una naranja.

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