Redacción El País
Así como Lavalleja y Rivera marcan en paralelo el periplo de los orientales a lo largo de estos años intensos, Bernardino Rivadavia y Don Pedro I de Brasil funcionan como dos polos de las fuerzas que operan en los vecinos, y por lo tanto en la región.
1825 no fue solo el año de los Treinta y Tres Orientales y la declaración de independencia. Fue también el inicio de la primera guerra entre estados sudamericanos en la historia.
Argentinos y brasileños se lanzaron al campo de batalla para definir el futuro de la Banda Oriental. De un lado estaba Bernardino Rivadavia: el primer presidente argentino, reformador incansable, ambicioso y soberbio que terminaría renunciando en medio de un escándalo.
Del otro, don Pedro I de Brasil: un emperador novato que firmaba cartas como “Fogo foguinho” y al que se le mezcló lo personal y lo político.
Escándalos, guerras, amores prohibidos, mudanzas a través del océano y una icónica partitura robada en el campo de batalla: así también se fue moldeando el nacimiento del Uruguay.