Redacción El País
La mezcla de bicarbonato de sodio y agua oxigenada se ha consolidado en muchos hogares como una opción práctica y económica para la limpieza, desinfección y blanqueo. Su eficacia y versatilidad la han convertido en un recurso habitual para quienes buscan soluciones caseras efectivas.
La fórmula ha demostrado resultados notables: elimina manchas y hongos, desinfecta utensilios y superficies y ayuda a recuperar el blanco original de prendas textiles sin recurrir a productos agresivos.
Cómo preparar la solución
Para preparar la mezcla de bicarbonato de sodio y agua oxigenada, es necesario medir los ingredientes en la proporción adecuada, que corresponde a tres partes de bicarbonato por una de agua oxigenada (10 volúmenes). Esto permite obtener una pasta homogénea, fácil de aplicar y con la consistencia ideal para los diferentes usos domésticos.
En la mayoría de los casos, resulta eficaz cubrir los objetos con la pasta con la ayuda de un cepillo, dejar actuar durante algunos minutos y enjuagar.
Por qué la mezcla es tan efectiva
La combinación de bicarbonato de sodio y agua oxigenada aprovecha las propiedades de ambos ingredientes para potenciar sus efectos. El bicarbonato actúa como un abrasivo suave, capaz de remover la suciedad incrustada sin dañar las superficies, mientras que el agua oxigenada aporta un efecto blanqueador y antimicrobiano.
Esta sinergia convierte a la pasta en una herramienta multiuso, apta para varias funciones domésticas. Además, el bicarbonato ayuda a neutralizar olores, mientras que la acción desinfectante del agua oxigenada permite eliminar bacterias y otros microorganismos presentes en superficies.
Su facilidad de preparación y adaptabilidad explican por qué esta mezcla se ha vuelto un recurso habitual en los hogares. Aunque ambos productos pueden usarse por separado, su combinación multiplica sus efectos y ofrece una solución efectiva para necesidades cotidianas de limpieza.