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¿Cuánto tiempo pasas y cómo usas tu smartphone?

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Foto: Shuterstock

Tecnología

Nuevos estudios dejan ver que el uso de los teléfonos cambió con el paso de los años y se intensificó; ahora los teléfonos son nuestros "hogares transportables".

Antropólogos de la University College de Londres (UCL) aseguran que, si bien los smartphones existen desde la década de 1990, no fue hasta 2007 cuando tuvieron su primer hito: la llegada del iPhone que maravilló al mundo. El segundo fue la llegada de los dispositivos Android, especialmente con el lanzamiento de la serie Samsung Galaxy; el tercero fue la llegada de los móviles chinos en 2011. Diez años después, el uso de los smartphones es masivo.

Un estudio de HMD Global –propietaria de Nokia– indica que en la última década el uso de teléfonos inteligentes aumentó 90% y que el 83% de las personas afirma “amar” su dispositivo. Otra investigación, realizada por la UCL, revela que los smartphones son considerados por sus propietarios como un “hogar” donde habitan.

Los estudios, publicados en los últimos meses, hablan de un aumento –más que significativo– y un uso de los dispositivos mucho más intenso e íntimo.
Los hallazgos de la investigación conducida por HMD Global señalan que la dependencia que provocan los smartphones hacen que los activemos en un promedio de 142 veces al día: ya sea para responder mensajes, ver la hora o hacer nuestra actividad preferida.

Esas 142 veces diarias se traducen al mismo tiempo en 18 horas y 12 minutos semanales de pantalla en el teléfono, lo que equivale a ver a las primeras dos temporadas de Game of Thrones sin parar, por ejemplo.

La investigación arrojó que, en promedio, los usuarios cambian sus teléfonos cada dos años; sin embargo, ocho de cada 10 aseguran que les gustaría conservar los dispositivos por más tiempo. Eso no es posible porque el 58,6% sostiene que los problemas de rendimiento afectan su decisión en la compra de nuevos dispositivos.

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Amor y oportunidades.

De acuerdo con los datos del estudio de la empresa finlandesa, el “amor” que las personas manifiestan por sus dispositivos está vinculado con lo que ellos le ofrecen a sus usuarios. Pago de cuentas, entrar en la aplicación del banco o monitorear el ejercicio físico son algunas de las actividades que se destacan entre todas las que permiten realizar los dispositivos inteligentes, además de las tradicionales como navegar por Internet, usar redes sociales, escuchar música, videojuegos o mantener charlas por mensaje.

El estudio de la londindense UCL sigue esta línea. Según reportó The Guardian, un equipo de antropólogos de la institución pasó un año documentando el uso de los smartphones en nueve países del mundo, desde Chile hasta Camerún, y se descubrió que las personas se sienten respecto a sus teléfonos de la misma forma que sienten respecto a sus hogares.

En ese sentido, Daniel Miller, docente que lideró la investigación, explicó al medio británico que “el smartphone ya no es un dispositivo que utilizamos, sino que se convirtió en el lugar donde vivimos”.

Los resultados del estudio establecen que la discusión alrededor del impacto de los smartphones y su uso tienen enfoques tanto negativos como positivos. Mientras los usuarios reconocen que prometen un mejor acceso a información, también se los consideran una fuente de vigilancia para los estados y empresas.

Además, muchos dicen que tienen beneficios pero que también son perjudiciales.

Nuevos conceptos.

El estudio de la UCL además introduce un concepto nuevo: “La muerte de la proximidad”.

Según establecieron los antropólogos, mientras Internet fue visto como la “muerte de la distancia”, la llegada de los smartphones marca la “muerte de la proximidad”.

¿A qué se refiere? A que como los teléfonos se convirtieron en nuestros hogares o el lugar en el que vivimos nuestra presencia uno se pierde dentro de ellos: una persona puede estar compartiendo una misma mesa pero desaparecer dentro de su “hogar transportable”.

Otro de los conceptos es que los smartphones irían “más allá del antropomorfismo”porque la intimidad se logra “no tratando de parecerse a las personas, sino complementando capacidades humanas como las funciones cognitivas. Como resultado, un teléfono inteligente se ha convertido en una parte integral de una persona”.

No obstante, no reflejan únicamente las características buenas de la personalidad: el acoso o la violencia también pueden ejercerse a través de los dispositivos móviles.

Pandemia.

La pandemia por COVID-19 provocó una fuerte contradicción en los usuarios de smartphones. Mientras se percibe que los móviles amplían considerablemente las posibilidades de vigilancia, al mismo tiempo se los reconoce como un medio para desarrollar “la atención que trasciende la distancia” y cuidar de las personas. Es decir, las aplicaciones como Coronavirus UY, por ejemplo, pueden ser vistas como objetos para los dos fines: el control y la prevención.

¿La ciberseguridad preocupa a los usuarios?

De acuerdo con el estudio de HMD sobre el uso de smartphones, el 81,3% de los usuarios aseguró que es muy importante para ellos saber que su teléfono está protegido. Más de seis de cada 10 se preocupa por las estafas virtuales y el 34,2 % de usuarios de la Generación Z (18-24 años) afirma haber sido víctima de estos delitos.

A pesar de eso, no siempre se toman las decisiones correctas: el 20,9% acepta que espera al menos dos semanas antes de descargar las actualizaciones de seguridad y el 35,3% no sabe si cuenta con las versiones más recientes, lo que los deja vulnerables a las amenazas y los hackers.

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