¿Cuál es el impacto del humo de leña en el ambiente y la salud y cómo minimizarlo?

Estufa a leña. Foto: Pixabay
Estufa a leña

CALEFACCIÓN

Buenas prácticas para que las estufas a leña tengan bajo impacto ambiental y sean saludables

Ya se sienten los primeros fríos y la campaña Mejor leña al fuego resurge en redes. Este año, el ministro de Ambiente Adrián Peña recuerda en un video que la leña es la segunda fuente de calefacción más utilizada por los uruguayos (la primera es la electricidad) y da consejos para que su uso sea más eficiente del punto de vista energético. Pero también apunta que es un método que no solo impacta en el confort sino también en la calidad del aire exterior e interior.

De acuerdo con datos oficiales, el uso residencial de la leña es el responsable de la emisión de aproximadamente 16.500 toneladas de material particulado total por año, lo que representa un 58% del total de emisiones de este contaminante en Uruguay.

El humo de leña contiene muchos contaminantes del aire nocivos tóxicos que incluye: benceno, formaldehído, acroleína e hidrocarburos aromáticos policlínicos. Cuanto mejor se queme la leña, se crea menos cantidad de humo. El humo de la leña que no se quema por completo contiene monóxido de carbono.

Entonces, ¿qué hay que tener en cuenta para que el uso de estufas a leña contamine lo menos posible el aire de adentro y fuera de casa? La propia campaña da los siguientes tips: mantener las chimeneas limpias; no usar gasolina, querosén o alcohol; no quemar restos de poda, hojas, plásticos, cables, neumáticos, madera tratada o pintada o cualquier otro tipo de residuos. Luego de usar la estufa, hay que limpiar el polvo generado y asegurar que el aire del ambiente tenga un buen nivel de oxígeno.

Natalia Gil, licenciada en ciencias de la atmósfera y consultora en calidad de aire y emisiones, indicó que la combustión de leña para la calefacción está recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un método eficiente en comparación con otras fuentes de calor pero hay que tener cuidado con el material particulado que puede ser el responsable de afecciones respiratorias y hasta cardiovasculares en personas vulnerables.

“Una ventaja que tiene Uruguay es que nos ayuda la geografía. En otros países, este tipo de calefacción podría ser muchísimo más perjudicial que aquí porque la misma cantidad de contaminantes emitidos quedaría mucho más concentrada en lugares como, por ejemplo, Santiago de Chile”, explicó Gil.

El 56% de los hogares uruguayos tiene por lo menos uno de estos equipos: parrilla, medio tanque, horno a leña/barro, que se usan de tres a cuatro veces por mes en el verano. Mientras que el 54% utiliza estufas a leña, quematuti o calderas de leña en invierno.

La campaña Mejor leña al fuego indica que la eficiencia de un calefactor se mide por el porcentaje de calor de la leña que es capaz de aprovechar. Así, las estufas abiertas (una estufa a leña convencional), muy generalizadas en Uruguay, poseen una eficiencia energética del orden del 15%. Si a esto se le suma el uso de leña húmeda (lo que es un error), disminuye la eficiencia energética y se tiene una consecuencia negativa para el aire: aumenta la cantidad de hollín y humo liberados.

Gil dijo a El País que una estufa de alto rendimiento, como una estufa de doble combustión, no solo tiene una eficiencia energética mayor (75%), sino que genera menos emisiones hacia adentro y fuera de la vivienda; no obstante, requieren una inversión más alta.

“Las nuevas tecnologías en calefacción (a leña) son más eficientes en la parte de las emisiones por lo que tienen menos efectos sobre la vida de las personas a largo plazo al tiempo que generan más calor con menos cantidad de combustible lo que representa una mejora económica. Pero también es importante su uso a nivel climático. Se tiene evidencia de cómo los aerosoles atmosféricos y otros contaminantes gaseosos afectan el balance radiactivo”, relató a El País.

¿Por qué es un error comprar leña verde más allá de que da menos calor? La quema de leña húmeda produce altos niveles de contaminación tanto afuera como en el interior de las viviendas, por lo que representa un riesgo para intoxicaciones aguas de las vías respiratorias y enfermedades pulmonares como bronquitis crónica. Se considera que la leña está seca si su contenido de humedad no supera el 25%. Eso se logra dejándola secar como mínimo ocho meses, por lo que es mejor comprarla en primavera y verano.

Al elegir la leña, es mejor optar por eucaliptus porque permite obtener mayor calor que otros tipos de leña y, al mismo tiempo, disminuye la frecuencia de limpieza que requiere la estufa. La madera de pino, por ejemplo, tiene grandes cantidades de resina, por lo que obstruye los ductos.

Consejos para elegir leña y cómo almacenarla.

La iniciativa Mejor leña al fuego reúne a los ministerios de Ambiente, de Industria, Energía y Minería, y de Ganadería, Agricultura y Pesca, además de las intendencias de Montevideo y Canelones.

La campaña enseña cómo distinguir la leña húmeda de la seca: la leña húmeda es compacta, no tiene grietas, es pesada y sus colores son vivos. Por otro lado, la leña seca es agrietada y su corteza está semidesprendida. Su peso es liviano y tiene un color
opaco. Además, no tiene hongos.

¿Cómo almacenar la leña? Lo recomendable es aislarla del suelo y apilarla de forma que la circulación de aire permita su secado. Además, es importante cubrirla en la parte superior con material aislante para protegerla de la lluvia.

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