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Balneario Kiyú: cuna de belleza natural y calma en la costa del Río de la Plata

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balneario Kiyú

Turismo

Barrancas de hasta 50 metros, aladeltismo y megafauna: los principales atractivos de este rincón de la costa maragata

"La línea de barrancas se quiebra y avanza sobre la playa o penetra los lotes, en quebradas imponentes que se ofrecen para una admirable creación paisajista y adelanta para el visitante, el lugar de silencio, soledad y descanso”, publicaba en marzo de 1956 un anuncio en La Idea que promocionaba el entonces incipiente balneario Kiyú.

Barrancas de hasta 50 metros, paisajes agrestes y aguas calmas conforman el principal atractivo de la costa maragata. El balneario, de una extensión de siete kilómetros sobre el Río de la Plata, se asienta sobre las barrancas de San Gregorio, a 79 kilómetros de la capital.

Hay dos formas de llegar a Kiyú: la más cercana desde Montevideo es entrando en el kilómetro 51 de la ruta 1 y tomando el camino Mauricio, a la altura de la ciudad de Libertad, que conduce hasta el extremo este del balneario; y la otra, la más conocida y usada, tomando la carretera a Kiyú en el kilómetro 61 de la ruta 1, en el pueblo Puntas de Valdez, que llega al extremo oeste.

Por esta vía, da la bienvenida al lugar una escultura de un grillo, del artista Carlos Reyes y el soldador Atilio Ríos. El nombre Kiyú en guaraní refiere a este pequeño insecto que se escucha con claridad por las noches.

La caminería interna del balneario es en su mayoría con nombres indígenas (como Maracaná, Biguá, Cumarú, Ibirapitá, Inambú, Arasa, Mburucuyá y Uruguay) y una calle homenajea a quien lo inauguró en 1959, la miss universo Luz Marina Zuluaga.

La economía de la zona no depende del turismo sino de la explotación agrícola y ganadera. Es una zona donde abundan las plantaciones de papas y cítricos además de los establecimientos lecheros.

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Da la bienvenida al lugar la escultura de un grillo del artista Carlos Reyes y el soldador Atilio Ríos. Foto: María Emilia Triay

Actividades

A lo largo de su extensión, Kiyú cuenta con una rambla costanera que bordea las barrancas y deja la vista despejada al río. Es posible encontrarse en algunos tramos con pilotos practicando aladeltismo, una disciplina para la que el lugar se presenta con condiciones ideales.

Kiyú como tal cuenta con varias bajadas a la playa, tanto peatonales (a través de decenas de escalinatas que descienden por la barranca) como para acceso vehicular, todas ellas señalizadas.

Estas son: Parador Chico, Parador del Medio, Parador Grande, Vistamar, Ordeig y Parador Surí (cercano a la desembocadura del Arroyo Mauricio). En estas seis bajadas hay servicio de guardavidas que este año comienza el 8 de diciembre.

Además, en el Parador Chico hay una bajada accesible con pasarela que llega hasta el agua; en la bajada Surí se practica kitesurf y se puede acceder a clases para todas las edades; lanchas y motos de agua solo pueden navegar desde el Parador del Medio y en Vistamar hay un paseo de artesanos los fines de semana.

Además de la playa, el balneario tiene algunos espacios con juegos para niños, mesas a la sombra y miradores (el más llamativo es en Ordeig).
Comidas y bebidas frías pueden encontrarse fácilmente en almacenes y quioscos. Para conseguir alojamiento, además de campings, es aconsejable consultar inmobiliarias de la zona o incluso a propietarios particulares que alquilan sus casas por día, semana o quincena.

Los paradores Chico, Grande y Ordeig tienen disponibles baños públicos; una policlínica de Asse, en el Parador Grande, está abierta por urgencias y próximamente el municipio dejará instaladas seis bicicletas de pedaleo asistido y un triciclo con carrito que permite llevar niños, para uso sin costo.

Los dos grandes debes de Kiyú en cuanto a servicios son la estación de servicio y el cajero automático.

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Foto: María Emilia Triay

Del Indio

En 2020 fue inaugurado el Sendero Eco-Arquológico Camino del Indio, un proyecto liderado por el CIRAT (Centro de Investigación Regional, Arqueológica y Territorial dependiente del Ministerio de Eduación y Cultura) junto con el Club Campana de Libertad, el Municipio de Libertad, la Comisión Vecinal de Kiyú y la Subdirección de Turismo de la Intendencia de San José con el fin de favorecer el desarrollo local, el turismo sostenible y varias iniciativas educativas.

Este forma parte de una estrategia de puesta en valor del patrimonio arqueológico prehispánico del departamento con base en la investigación académica de más de 20 años que lleva adelante el CIRAT. El diseño del sendero y su cartelería es fruto del proyecto seleccionado en el Programa de Pequeñas Donaciones PNUD-MINTUR 2018, ejecutado entre los años 2019 y 2020.

En él, carteles presentan la información en español, inglés y portugués y cuentan con códigos QR para que los visitantes amplíen la información y realicen el recorrido disponible en tres niveles de dificultad. Se pueden coordinar visitas guiadas con la oficina de turismo de la Intendencia por el teléfono 4342 9000, interno 1190, o directamente con el CIRAT al correo [email protected].

Según explicó a El País Laura Beovide, directora del CIRAT, la zona conocida como Camino del Indio en Kiyú fue habitada por sociedades alfareras y horticultoras hace más de 1.500 años. Los testimonios de estas sociedades conforman un sitio arqueológico que ya no es visible porque con el pasar del tiempo, quedaron bajo la superficie por procesos naturales y antrópicos.

Se pudo establecer que estas sociedades elaboraron instrumentos en piedra para cazar, pescar y recolectar, así como para procesar alimentos silvestres y cultivados. Los morteros y manos de moler líticas fueron utilizados para obtener harinas de distintas plantas. Los objetos de cerámica, elaborados con arcillas locales, fueron muchos utilizados para contener agua, cocinar o almacenar alimentos. Algunos eran decorados con diseños geométricos y tenían apéndices con formas de animales como reptiles, aves y mamíferos.

Por otra parte, equipos de paleontólogos de la Facultad de Ciencias y del Museo de Historia Natural han identificado en la parte superior de las barrancas megafauna que pudo haber convivido con los primeros pobladores del territorio hace más de 8 mil años como gliptodontes (un gran mamífero acorazado, con caparazón óseo redondeado y cola con púas que recuerdan a los armadillos gigantes actuales) y toxodontes (un mamífero ungulado, herbívoro, de aspecto similar al de los actuales rinocerontes).

Daniel Perea, profesor en Facultad de Ciencias, explicó a El País que “en la zona aparecen restos fósiles también sobre la plataforma de abrasión de la playa, en un limo verde, que datan de 8 millones de años”. “Entre Kiyú y Arazatí están los yacimientos más ricos de esa fauna y esa edad en Uruguay. El lugar es de una gran riqueza paleontológica y arqueológica”, asegura.

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Foto: María Emilia Triay
verano

Apertura de temporada

El próximo 4 de diciembre, a la tardecita, la Comisión de Vecinos del Balneario Ordeig realiza la apertura de temporada de verano con espectáculos gratuitos.

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