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historia

Descubrió la arquería con 48 años y dará talleres gratis para ayudar a pacientes masectomizadas en su recuperación

Andrea Castromán enamoró de este deporte y muy rápido empezó a competir, e incluso viajó a Italia en 2022 a disputar el mundial. También es enfermera y encontró en la creación de "Flechas de Vida" la oportunidad de unir sus dos pasiones y saberes al servicio de sus pacientes.

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La arquera y enfermera Andrea Castromán es la ideóloga del proyecto Flechas de Vida, dirigido a pacientes masectomizadas.
La arquera y enfermera Andrea Castromán es la ideóloga del proyecto Flechas de Vida, dirigido a pacientes masectomizadas.
Foto: Estefania Leal.

Por Mariel Varela

El 6 de mayo de 2019 quedó marcado en la memoria de Andrea Castromán. Fue el día que debutó con el arco y la flecha en el Club RAM (Raíces Arquería Montevideo). Llegó por invitación de una amiga y no hubo marcha atrás. Empezó a tirar y la adrenalina se la devoró. No importaba si llovía, tronaba o hacía un frío descomunal, Andrea estaba ahí. No se perdía una clase.

Esa hora diaria o esas tardes de domingos enteras donde afina la puntería y concentra toda su energía en el blanco son el único momento en que consigue hacer silencio, frenar la mente, bajar las revoluciones y estar en paz.

Empezó a competir y muy rápido ascendió a la categoría senior. Tiene tres récords nacionales femeninos -3D, Outdoor e Indoor- y fue una de las dos únicas mujeres en viajar a Italia para representar a Uruguay en el Mundial de Arquería, en agosto de 2022. Allí logró el puesto 33 entre 300 competidores de todo el mundo.

La arquería la atrapó de imprevisto a los 48 años: se transformó en su pasión, su cable a tierra y su aliado para combatir la ansiedad.

Andrea también es enfermera, siempre había tenido ganas de hacer algo más por el bienestar de sus pacientes, y un dato que le dio Alessandro Piñeiro, presidente del club RAM, le calzó perfecto. Le contó sobre Flechas Rosas -un proyecto de origen español que usa el tiro con arco como terapia para la recuperación de pacientes masectomizadas- y se le ocurrió replicarlo en Uruguay.

“’Estoy cansada de ver la salud siempre desde el dolor, esto hay que hacerlo acá’, pensé. Comenté la idea con dos compañeras enfermeras y una arquera, les encantó y empecé a moverme para buscar la forma de llevarlo a cabo”, relata a El País.

El primer paso que dio fue acercarse a Hilo Rosa, una fundación que acompaña a pacientes oncológicos y logró el primer apoyo. Se reunió con Claudia Ferme, su presidenta, y empezaron a trabajar codo a codo en este sueño llamado Flechas de Vida.

Lo bautizaron así porque “cada flecha que suelten significa un pasito más adelante que les dará vigor”, justificó Andrea.

Presentaron el proyecto al programa Fortalecidas Juntas, de la Intendencia de Montevideo, y quedó entre los 34 seleccionados. El premio son $ 80.000 que se destinarán a comprar insumos: arcos, flechas y pecheras protectoras.

El taller comienza en abril y es gratuito para pacientes de salud pública y de mutualistas, gracias a que el trabajo de Andrea y sus tres compañeras es 100% honorario.

Se realiza los lunes y miércoles en un terreno amplio -que permite tirar 14 metros- al fondo de la sede de la fundación Hilo Rosa y que se puso a punto para este proyecto.

Hay 90 pacientes en lista de espera, pero empezarán con las 10 que lo necesitan con más urgencia. “Hay señoras de bajos recursos que no pueden pagar la cuota de un club (algunas no tienen ni para el boleto para ir a hacerse la quimioterapia), y además, la idea es que estén monitorizadas por enfermeros”, apunta Andrea sobre el cometido del proyecto.

Todo es a pulmón y, hasta ahora, el dinero ha salido del fondo ganado en la IM y del bolsillo de sus ideólogas. Los interesados en colaborar con Flechas de Vida pueden hacerlo a través de la cuenta BROU número 000379615-00001 (en pesos).

Curar el alma

La técnica, explicó Andrea, es útil para aquellas mujeres operadas de cáncer de mama que hayan generado un linfedema en su brazo producto de la retención de líquidos que se forma luego de la extracción de los ganglios. “Cuando hacen tiro con arco, la vibración que produce soltar la cuerda y la flecha, les hace un drenaje linfático”, señala. Y enumera otros beneficios de la técnica: “Logran disminuir el edema, recuperar movilidad, calmar el dolor, desinflamar el brazo, fortalecer la musculatura, y es tremenda terapia”.

Socializar es parte del objetivo del taller, por eso la idea luego de cada tirada es tomar un café o té para compartir y charlar.

Andrea aclaró que las pacientes no pueden estar recién operadas para evitar que se abra la herida.

Lo ideal es que adopten la técnica como un hábito porque el linfedema puede volver a formarse: “Les vamos a dar las bases y herramientas para que puedan hacer tiro con arco y si les interesa como deporte pueden seguir en un club”, indica.

El proyecto cuenta con el apoyo de Instituto Nacional del Cáncer (INCA) y de ASSE. Tienen previsto registrar el nombre Flechas de Vida y la meta es extenderlo al interior del país. Quienes quieran ponerlo en práctica deberán seguir su protocolo que exige trabajar con un instructor de arquería y un enfermero para dar un correcto seguimiento.

Cada usuaria tendrá, además, una ficha médica y se harán distintas evaluaciones. Luego de tres meses, se enviará la valoración a los oncólogos de cabecera: “La idea es que los médicos vean que realmente funciona con pruebas a la vista, y generar una estadística para que se pueda implementar a más gente”, apunta Andrea.

Está feliz de haber podido llevar a cabo aquí un proyecto que funciona con éxito en España y Argentina. En Flechas de Vida encontró también ella una forma de sanar.

“Mi esposo falleció decáncer en 2013 y hubo un tiempo que me preguntaba por qué pasan estas cosas. De lo malo hay que tratar de sacar algo bueno y dije ‘quiero aportar mi granito de arena’, porque si nos ayudamos entre todos se puede mejorar. Encontré en este proyecto el propósito de mi vida, me llena el alma”, cerró.

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