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"Valor facial", una obra de Stefanie Neukirch que analiza los límites de la tecnología

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"Valor facial", de Stefanie Neukirch. Foto: Difusión.
Persi

TEATRO

La segunda entrega de la "pentalogía distópica" se puede ver de martes a domingo en la Sala Hugo Balzo. Sobre la obra, Stefanie Neukirch dialogó con El País.

Stefanie Neukirch, dramaturga y actriz de la Comedia Nacional, continúa explorando los límites de la naturaleza humana. El camino que se inició en 2018 con No ver, no oír, no hablar, ganadora del Florencio Sánchez al mejor texto de autor nacional, se expande con Valor facial: lo esencial no cambia, su nuevo trabajo, que se presenta de martes a domingo en la sala Hugo Balzo.

La segunda entrega de lo que Neukirch define como “pentalogía distópica” utiliza la comedia como una herramienta para reflexionar sobre el rol de la tecnología en un mundo cada vez más dependiente de los celulares y las redes sociales. “Valor facial se enmarca en un futuro cercano en el que la tecnología ya deja de estar al servicio del ser humano y nos lleva a lugares insospechados en el cual la gente se ve amenazada”, explica la dramaturga.

Con la excusa de una aplicación que promete mejorar la apariencia física -justamente llamada “Valor facial”-, Neukirch presenta al personaje de Teo, una persona de características conservadoras, que se ve impulsado por su novia y su mejor amiga a probar los supuestos beneficios de la aplicación. “Pero, ¿hasta qué punto, esto que parece ser novedoso y exento de cualquier problema, nos compromete? ¿Cuáles son los costos?”, se pregunta la dramaturga.

Entonces, detrás del humor basado en la exageración, la cuestión es la siguiente: “En este mundo tan mercantilista, en el que no tenemos tiempo para leer la letra chica, ¿qué tenemos que dar a cambio por esos supuestos beneficios?”.

Esa consigna, llevada a escena por la dirección de Diego Arbelo, cuestiona varios aspectos de la modernidad. La primera, según Neukirch, está relacionada con la renuncia de nuestra privacidad. “Si no nos detenemos a leer las cláusulas, se está usando nuestra información y eso tiene un costo bastante oscuro del que a veces no sea habla. Esta es una invitación a pensar si estamos dispuestos a comprometer nuestros valores más fundamentales a una tecnología que no sabemos hasta dónde puede llegar”, dice.

A su vez, Valor facial se sumerge en la falta de cuestionamiento en torno a los filtros de las aplicaciones que prometen mejorar la apariencia física. “Es interesante ver cómo nos vamos acostumbrando a esas imágenes que no son reales y cómo se está empezando a normalizar”, comenta.

“Recuerdo que en los noventa hubo un gran polémica cuando una actriz utilizó photoshop en una publicidad de cremas; sin embargo, ahora es una práctica más impune”, dice, y menciona el estudio que una empresa de cosméticos realizó con niñas y adolescentes uruguayas de entre 10 y 17 años: el 80% de las niñas de 13 ya utilizó algún filtro en sus redes sociales, mientras que el 51% asegura que el los filtros “pasaron a ser parte de su vida cotidiana”.

Pero, más allá del alcance de la tecnología y del cambio en los valores estéticos, el verdadero cuestionamiento de Valor facial -y de la “pentalogía distópica”- está en la manera en que el ser humano debe renunciar a ciertos principios para seguir perteneciendo a un grupo social. “¿Cómo seguís siendo auténtico en un mundo que te pone la vara cada vez más alta?”, se pregunta Neukirch.

Inspirada en El rinoceronte, la clásica obra de Eugène Ionesco, la también actriz de La euforia de los derrotados -que la Comedia Nacional estrenó la semana pasada- explora la cuestión existencial en torno a si es más favorable dejar que el individuo se deje llevar por la moda de turno o si es mejor abstraerse e ir a contramano, con todo lo que eso implica. “Es una pregunta que no se termina definiendo; es el espectador quien decide dónde colocarse”.

Mucha de esa búsqueda formó parte de No ver, no oír, no hablar, la primera entrega de su pentalogía. Sin embargo, el foco distópico estaba en las relaciones y no en la tecnología. “La obra presentaba a una actriz que fue contratada para ejercer el rol de madre, y mostraba hasta qué punto se tenía que sostener esa mentira frente a una sociedad que exige la existencia de ese vínculo primario”, explica.

El elenco de Valor facial está formado por Fernando Amaral, Bettina Mondino, Lucas Barreiro, Camila Sanson, Nicolás Pereyra y Leonardo Sosa. Va de martes a sábado a las 21.00, y los domingos a las 20.00.

Las entradas están a la venta en Tickantel por 550 pesos.

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