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Es un argentina exitosa y debuta en el Teatro Solís con una obra que le regaló una diva alemana

El fin de semana se presenta en el histórico escenario montevideano Andrea Bonelli, con la obra "Borges y yo, recuerdo de un amigo futuro" que combina tango y siete cuentos del escritor argentino. De eso, Bonelli charló con El País.

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Andrea Bonelli en Borges y yo, "recuerdo de un amigo futuro"
Foto: Carlos Furman

Andrea Bonelli lo sabe: en Uruguay mucha gente la reconoce por Gerente de familia, la sitcom que, a juzgar por el cariño que recibe cuando viene, fue un exitazo muy grande en Uruguay. Ha hecho, claro, un montón de cosas más por las que ha recibido elogios y premios, tanto en televisión como en teatro pero aquella comedia, ha dejado un cariño muy grande hacia ella, dice, de este lado del río.

Ahora, Bonelli devuelve tanto amor con su debut en el teatro Solís con Borges y yo, recuerdo de un amigo futuro, una obra escrita por la actriz alemana Hanna Schygulla, quien, además, la dirige en esta puesta que llega a Montevideo. Va este viernes y el sábado a las 21.00 y quedan entradas en Tickantel entre 400 y 1100 pesos.

La obra —que Schygulla hizo en francés y en alemán y se la regaló a Bonelli en París— reúne siete cuentos de Borges, otros tantos tangos y música del compositor alemán, Peter Ludwig. En escena, a Bonelli la acompañan Shino Ohnaga en el piano y Cristina Titi Chiappero en cello.

Sobre Gerente de familia, una carrera llena de éxitos y proyectos prestigiosos y cómo es una estrella grande como Schygulla, Bonelli charló con El País entre vestuarios del Solís.

-Estudió teatro con Carlos Gandolfo. ¿Cómo fue eso?

-Es mi maestro. Era un hombre con una sabiduría y un purista del teatro al que yo peleaba porque ya había empezado a trabajar en televisión y él estaba muy en contra de eso en ese momento. Sin estar de acuerdo, me aportó un método que me ayudó mucho. Su pasión por el teatro era contagiosa.

-En televisión empezó con Tato Bores. ¿Cómo fue esa experiencia?

-Fue en 1983 con la vuelta de Tato a la televisión. Mi sketch era que él venía a comprar el canal, yo lo atendía, siempre algo se rompía y yo le decía “y bueno, se está licitando”. Fue un lujo debutar con Tato Bores.

-¿La gente que muchas veces la asocia con la televisión, sabe de su carrera como actriz de formación?

-Lo que pasa que la televisión tiene algo totalmente inmediato: la prendés y ahí está. Por eso cuando existía en televisión, la ficción generaba tanta popularidad para los actores. Es eso que entra todos los días a tu casa. El teatro, no. Hay que sacar la entrada, te tiene que interesar el texto. Y me tocó estar en fenómenos muy populares....

-Eso. ¿Cómo se vive un éxito como Gerente de familia?

-Justo hablaba de que en Uruguay, Gerente de familia fue un suceso impresionante. ¡Nos invitaban con Arnaldo (André, su coprotagonista) a hacer publicidades acá! Siempre me llamó la atención porque en Uruguay me recuerdan por Gerente de familia cuando he hecho cosas que han tenido mucho más éxito como Los Roldán.

-Es que era un programa muy simpático.

-Gerente de familia fue algo muy especial, fue hermoso y lo pasé genial. Era realmente una fiesta y fue la primera sitcom argentina cuando aún no se usaba el término. Años después se puso de moda el formato. Los libros de ese programa eran impecables, redondos y perfectos.

-¿Cómo llegó a ser dirigida por Hannah Schygulla en Borges y yo, recuerdo de un amigo futuro?

-La conocí en un festival internacional de teatro en Buenos Aires. Ella venía a hacer un espectáculo en ese momento de canciones y textos que no era este y yo tenía una obra en ese festival y me invitaron a verla. La dirigía una directora cubana con la que había trabajado, Alicia Bustamante, y cuando terminó me llevaron a su camarín. Hannah vive en Francia y casualmente, yo estaba viajando para allá. Quedamos en llamarnos cuando llegase a París, a donde fui con un unipersonal sobre Mariquita Sánchez de Thompson y Hannah fue a verme. Ahí quedamos en contacto y cuando volví a Francia después de la pandemia, ella terminaba de filmar Pobres criaturas y al otro día que llegué me regaló este espectáculo. Ella lo había hecho en alemán y en francés con cuentos de Borges, tangos y la música original de Peter Ludwig. Y fue ahí que surgió la idea que lo dirigiera ella y terminamos ensayando un mes y medio en París.

-¿Y cómo es trabajar con alguien así de importante?

-La conocía como persona, de nuestras charlas de café o de alguna comida y sabía de su generosidad. Pero ensayando con ella durante 90 días, experimenté lo que es una artista con una capacidad de trabajo, una imaginación frondosa y absolutamente conectada con lo artístico. Su cabeza es una fuente permanente de ideas. Yo quedaba agotada y ella que es una mujer grande no se cansaba de imaginar cosas, de proponerme, de mirarme, de escucharme. Para mi fue un regalo no solo por la obra, sino por esta relación que se transformó en una convivencia artística. Es una artista enorme.

-El resultado lo vamos a ver en el Solís. Cúenteme cuál es el concepto de la obra.

-Hannah toma siete cuentos de Borges y Ludwig compone música original para el espectáculo, pero además Hannah elige determinados tangos muy populares y los trabaja dramatúrgicamente junto con los textos de Borges. El tango por momentos es hablado, por momentos cantado o instrumental y por otro lado está la música original de Ludwig que es bellísima y muy compleja para las músicas que las tocan. Es algo que está muy muy entrelazado tanto la palabra de Borges, como la música, como el tango. Hannah logró algo que que yo no me hubiera imaginado. Y además me acercó a Borges.

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