Hoy regresa a las tablas uruguayas la comedia Bajo terapia. Vuelve con el mismo elenco de 2018: Cata Ferrand, Adriana da Silva, Luciana Acuña, Leonardo Lorenzo, Coco Echagüe y Rusito González, y lo hace en la misma sala, el teatro Movie. La trama se centra en tres parejas que van a terapia, y un día la terapeuta decide juntarlos a todos.
“Levanté la obra a sala llena”, dice el productor Diego Sorondo, quien conoció esta historia de Matías del Federico en 2017, cuando vivió en Buenos Aires y dirigió un teatro.
“Es una obra que me llegó. Te matás de la risa, deja un mensaje vigente, y termina con un golpe sorprendente. Me fascinó”, dice.
En los planes de Sorondo no estaba el convertirse en productor teatral, ni en manager de figuras como Maxi de la Cruz, Valeria Lynch o Lucas Sugo. Era periodista con tres trabajos y mucha pasión por el teatro. Un día vio en una obra a Maxi de la Cruz, quedó fascinado con el actor, y le propuso trabajar juntos.
“Al principio, lo tomé como un hobby , porque no sabía nada de producir”, comenta Sorondo. De a poco fue dejando su rol de periodista para desarrollar esta nueva faceta.
En estos años, Sorondo ha vivido mucho, y aquí cuenta en primera persona algunas anécdotas de estos años como productor y manager.
Maxi llega tarde.
“Sería 2011 y estábamos en Bella Unión con Maxi haciendo gira. En esa época él también trabajaba con Anibal Pachano en Argentina, y tenía que tomarse un micro desde Concordia a Buenos Aires para llegar al teatro. Yo tenía que manejar de Bella Unión hasta Concordia con él. La cosa es que salimos tarde, los dos somos impuntuales, fuimos al palo, y cuando vas más rápido te consume más el auto. Nos la jugamos, fuimos al mango buscando una estación de servicio. Nunca apareció. Para llegar a Salto faltaban 10 kilómetros, y se quedó el auto. La desesperación que nos agarró. Maxi me quería matar porque no llegaba a la función, y a lo lejos ve a un tipo trabajando el campo en una máquina, le pedimos ayuda y nos dio un poco de combustible. Por suerte Maxi llegó a tiempo. Parece una anécdota divertida, pero fue desesperante, y de milagro el universo nos puso a ese tipo ahí, porque no había nadie más en esa ruta”.
De rodillas por Valeria.
“En 2013 estábamos con Valeria Lynch en el Sheraton, y nos toca hacer una cena show del hotel con entradas a 150 dólares: mucha plata. La cuestión es que se llenó, y antes que Valeria suba al escenario, le dije que no haga bis. ‘Saludá y andate’ le dije. Como estaban cenando, le asegurè que nadie le iba a pedir otra. Ella me dijo: ‘¿Querés apostar que sí?’. ‘Te apuesto lo que sea’, retruqué. Estábamos saliendo de la habitación al ascensor, y me dice: ‘Si me hacen un bis y me aplauden, te venis de rodillas caminando del ascensor a la puerta de la suite’. Obviamente le pidieron otra a los gritos y me mira de costado sonriendo. Cuando subimos a la habitación con toda su gente me dice: ‘ahora, de rodillas’. Yo estaba de traje y fui de rodillas hasta la puerta de la habitación”.
Dos coincidencias con Lucas Sugo.
“Valeria se encontró en el aeropuerto con una prima lejana que vende antigüedades y le regaló un boleto de tren de Uruguay del 1800, y se lo guardó en el bolsillo de su campera. Estábamos volviendo a Montevideo para hacer un show, y ella siempre invita a artistas locales a subir al escenario. Me pregunta a quién invitaba, y le dije Lucas Sugo porque había sacado ‘Cinco minutos’ y la estaba rompiendo. Yo no lo conocía personalmente, ni miras de ser su manager. Esa noche se conocen y Valeria le pregunta de dónde era. Lucas le dijo que nació en Tacuarembó, pero que vivía en Rivera. Al otro día nos estábamos yendo al aeropuerto para que volviera a Argentina, y saca de la campera el boleto. Cuando mira el boleto, decía: de Tacuarembó a Rivera. Eso pasó, yo lo vi, no me lo contó nadie.
La otra es más complicada, pero termina bien. En enero de 2022 toda la banda de Lucas se agarró Covid, menos él, y tuvimos que cancelar una gira. Uno de los shows era en un festival en Paraguay. Yo fui porque tenía que devolver el dinero a los productores, y por la gira. Me invitaron al festival, y fui. Me mandaron al sector vip y antes que termine el show me fui porque estaba cansado. Me tomo un taxi y a los cinco minutos tenía llamadas y mensajes. Me llama el productor: ‘¿Diego, Estás bien?. No te pasó nada en el tiroteo?’. No entendía nada. Resulta que unos narcos fueron al vip, donde estaba yo, y mataron a una modelo. No solo era en el show, era a la hora que iba a estar Lucas cantando. Me salvé porque me fui cinco minutos antes”.
Obra futbolera
“Hice la obra Más hundidos que nunca que la protagonizaron periodistas deportivos. Era época de la frase de la Mutual de futbolistas ‘Más unidos que nunca’, y en la obra estaban Federico Buysán, Martín Kesman, Alberto Sonsol, Sergio Gorzy y Leo Pacella, el único actor. Lo que nunca nadie supo de esa obra que hicimos en la previa del mundial de 2018, es cómo nació. Se la encargué a Fernando Schmidt para que la arme con unas ideas que le tiré, pero la idea original fue de Federico Buysán. Estábamos en un casamiento y en medio de todo eso me dice Federico: ‘¿por qué no nos juntás a todos los periodistas deportivos y hacemos teatro? Yo, Sonsol, Gorzy, Kesman’. Nos matamos de risa pero pienso ¿por qué no? Cuando lo llamé para hacer la obra, Federico ya no estaba tan convencido, pero la terminamos haciendo. Fue un éxito que nació en un casamiento”.
Conferencia compleja.
“Adrián Suar es un tipo muy ocupado, no tiene agenda porque hace de todo. En 2018 vino al Galpón para hacer Un rato con él, junto a Julio Chávez. El problema es que no había forma que Suar viniera a hacer prensa porque no tiene vida el tipo. Entonces se me ocurrió una locura que por suerte salió bien. Le dije: ‘Lo traigo al aeropuerto de Carrasco cuando pueda, y hacemos la conferencia con los medios ahí. Termina y se vuelve’. Me dicen algo como: ‘puede el lunes entre las 14.00 y 16.00’. Cuando me fijo no había pasajes porque no había vuelos en ese horario. Llamé a gente y lo terminé trayendo en avión privado a Suar y a Chávez. Aterrizó el avión, hicieron la conferencia y se volvieron. Son locuras mías que me mando. Algunas salen bien”.