Poco después del mediodía de un martes, Gabriel Calderón da instrucciones en francés a un grupo de actores en el escenario del coqueto Auditorio Vaz Ferreira, de la Biblioteca Nacional.

Calderón está preparando su primer espectáculo en Uruguay desde que dejó de estar al frente de la Comedia Nacional y, aunque es, técnicamente, la obra de egreso de estudiantes de La Manufacture —una escuela teatral de Lausana que es referencia a nivel europeo, “y una de las tres más importantes en lengua francesa, junto al Conservatorio de París y Estrasburgo”, dice el director— para Calderón es igual de importante que las obras que estrena.

“Empecé a trabajar allá luego de una obra que hice en París, en 2012”, le cuenta Calderón a El País. “El director de la carrera de dirección en Lausana vio ese trabajo y me propuso dar un taller”. Desde entonces lo invitan casi todos los años.

“Al final de la carrera, cada generación realiza un espectáculo profesional dirigido por un director o una directora de trayectoria europea, y ese espectáculo viaja al país donde ese director trabaja”, dice Calderón. “Nunca había dirigido un espectáculo de egreso”.

La idea era hacerlo el año que viene en Suiza, pero por cuestiones de producción se adelantó un año. Calderón propuso hacerlo en Uruguay y para acá se vino toda una generación de estudiantes.

Así, una docena de muchachas y muchachos ensayan una puesta de Roberto Zucco de Bernard-Marie Koltès para presentarla, con subtítulos, este fin de semana en la sala HugoBalzo delAuditorio Adela Reta. Va mañana, sábado, a las 20.00 y el domingo a las 17.00.

Después estrena en el Théâtre Vidy de Lausana y luego a girar por los principales teatros de Suiza.

“Aunque es un espectáculo pedagógico, está producido como uno profesional”, dice Calderón. “La puesta en escena, la escenografía, el vestuario, todo está al nivel de cualquier producción profesional: es un espectáculo real, no una muestra.”

El diseño de escenografía es de Lucía Tayler; el vestuario de Johanna Bresque; Laura Pouso se encargó de la traducción y la coreografía es de Paula Rodhe.

La producción tiene el apoyo del Auditorio del Sodre que aporta sus talleres teatrales. “Hicimos un diseño escenográfico que se pueda guardar y transportar fácilmente”, diceel director. “Telones y vestuarios se hicieron aquí y se los llevan ellos. Incluso tienen el sello de ‘producido en los talleres del Auditorio del Sodre’”. Ese trabajo con su sello de garantía se va a la gira por Suiza.

“Con el director de la carrera, elegimos Zucco de Koltès porque esta generación había trabajado poco con textos dramáticos y venían de hacer una versión muy clásica de Guillermo Tell”, dice Calderón. “Propuse trabajar el texto desde una perspectiva más contemporánea y radical. Elegimos Koltès porque plantea un debate interesante: el ensalzamiento del crimen, algo que cambia según la época”.

Zucco es un criminal italiano que existió y “un personaje que huye de sí mismo y de la sociedad que lo arrastra”, dice el comunicado oficial. “Ha ejecutado varios crímenes y, sin embargo, afirma ser ‘un muchacho normal y razonable’”.

Fue la última obra de Koltès, un dramaturgo francés que nació en 1948 y murió en 1989. La escribió 1988 y en Uruguay se conoció en una versión dirigida por Antonio Larreta en 1992 y en 2010, la estrenó la Comedia Nacional con dirección de Alfredo Goldstein.

Los estudiantes de La Manufacture que están en Montevideo tienen entre 23 y 28 años y, tradicionalmente, el espectáculo de egreso marca su ingreso al sistema profesional suizo.

“Todos los teatros en Suiza son públicos y producen muchísimo”, cuenta Calderón. “Hay directores que van a este tipo de espectáculos para descubrir actores nuevos”. Cada año egresan 16 estudiantes y muchos terminan trabajando en teatros como la Comédie de Genève, Saint-Gervais o Sierre, dice.

Mientras tanto están trabajando y un poco de fiesta. Fueron a las Criollas, al Cumbia Club, a la playa, a comer asado y hasta a ver a Peñarol en el Campeón del siglo, justo al partido con Cerro suspendido por incidentes. No les pasó nada y ni se enteraron.

Algunos se alojan en la residencia artística delEAC (el Espacio de Arte Contemporáneo que funciona en la excárcel de Miguelete) y otros en apartamentos alquilados por el conservatorio de Lausana.

“Ha sido una experiencia intensa”, dice Calderón y ratifica Claire Danalet, una de las pocas estudiantes que habla español.

Foto: Darwin Borrelli

“Trabajamos mucho, pero también tuvimos tiempo libre”, dice. “Salimos a fiestas. ¡Fuimos al Cumbia Club! La gente se sabía las letras de todas las canciones. Además, la comida es deliciosa. Me encanta la carne”

Pero acá vinieron a estudiar. “Gabriel es un director muy interesante porque nos damucho tiempo que trabajar solos y eso es muy interesante y profesional”, dice Danalet.

Va a ser el único Calderón que se va a ver en Uruguay este año, adelanta el director.

Su agenda internacional aparece bastante ocupada y la cancelación del proyecto de una ópera que tenía para este año en Montevideo, le dio, inéditamente dice, tres semanas de descanso.

Las vacaciones terminaron. Calderón acaba de estrenar una versión de Orlando, de Virginia Woolf en Madrid y estrena un proyecto con versos de Garcilaso de la Vega con la madrileña Compañía Nacional de Teatro Clásico, Luego se va Suiza para la presentación de Zucco, y después a Barcelona, a empezar, adelanta, el proceso de una obra nueva para estrenar en octubre con el mismo equipo con el que hizo Historia de un jabalí con el madrileño Teatro de la Abadía. mucha cosa.

Pero, mientras tanto, Calderón está sentado, un martes a la tarde de una semana atípica, en la primera fila delAuditorioVaz Ferreira, dando instrucciones en francés, quizás, a algunas futuras estrellas del teatro europeo.