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Mark Gatiss y Steven Moffat son los responsables de esta nueva adaptación de la novela de Bram Stoker que ahora tiene el rostro de Claes Bang
Mark Gatiss y Steven Moffat, los creadores de la exitosa serie británica Sherlock que protagonizaron Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, son los responsables de traer una vez más a la vida a Drácula, en una producción que se estrena mañana por Netflix, un día después de su final en Inglaterra.
Esta miniserie de terror, compuesta por tres episodios de una hora y llamada Drácula, a secas, se ambienta en 1897 y cuenta la historia del Conde Drácula, quien viaja desde Transilvania hasta la Londres victoriana en busca de sangre.
Protagonizada por Claes Bang (The Square), John Heffernan (Secretos de Estado) y Morfydd Clark (Infierno en la tormenta), la serie se basa en la conocida novela de Bram Stoker, que ha sido fuente de inspiración para numerosas producciones en cine y televisión.
Damon Thomas (director de la serie Penny Dreadful) y Paul McGuigan (Victor Frankenstein), quienes han sabido mezclar bien historia y terror, dirigieron esta ficción que ahora se podrá ver aquí, en streaming.
La historia, como en las distintas adaptaciones, comienza con el Conde (Bang) recibiendo al joven abogado Jonathan Harker (Heffernan) en su lúgubre mansión ubicada en Transilvania, aunque Gatiss y Moffat no realizan una versión literal de la novela, sino que se toman licencias con cambios y vueltas de tuerca a situaciones y pasajes del texto original.
Así, este Drácula, a diferencia del que interpretó Gary Oldman en la versión de Francis Ford Coppola, disfruta de su existencia vampírica y de su imagen como superhombre, despreciando a sus víctimas, y mostrando un humor negro que carecían las versiones anteriores.