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Las novelas de Elena Ferrante encontraron un hogar en Netflix: ¿cómo es "La vida mentirosa de los adultos"?

Está basado en una novela que la italiana publicó en 2019 y sigue la vida de dos mujeres en dos Nápoles totalmente diferentes

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La vida mentirosa de los adultos
Valeria Golino como Vittoria y Giordana Marengo como Giovanna en "La vida mentirosa de los adultos".
EDUARDO CASTALDO/NETFLIX

Elisabetta Povoledo, The New York Times / Roma
Al igual que lanovela de Elena Ferranteen la que se basa, la primera línea de La vida mentirosa de los adultos de Netflix la pronuncia la precoz protagonista adolescente, Giovanna, que escucha tras la puerta mientras sus padres hablan de ella.

“Antes de salir de casa, mi padre le dijo a mi madre que yo era fea”, dice Giovanna, y agrega con tristeza que la había comparado con su hermana Vittoria, de la que estaba distanciada. Era un insulto tan vil que hizo que la madre de Giovanna respondiera: “No digas eso. Ella es un monstruo”.

Así, el espectador es presentado a Giovanna (Giordana Marengo) y Vittoria (Valeria Golino), nuevos ingresos en el rico grupo de formidables personajes centrales femeninos del mundo de esta autora que firma con seudónimo. Traídos a la pantalla en una reciente adaptación de seis episodios de la novela de Ferrante de 2019, son tan complejas y contradictorias como Lila y Lenù, las protagonistas de las cuatro novelas más vendidas de Ferrante que narran su amistad, una versión de la cual apareció en La amiga estupenda que está para ver en HBO Max.

En La vida mentirosa de los adultos, Nápoles también proporciona un escenario de textura social para esta historia que impulsa a Giovanna desde la inocencia de la infancia al mundo de los compromisos complejos y contradictorios de los adultos. Ambientada a mediados de la década de 1990, la serie subraya la resbaladiza posición social de las niñas y mujeres italianas, que buscan encontrar un lugar en un mundo donde los hombres toman las decisiones.

La serie toma “correctamente” el mundo de Ferrante, según Domenico Procacci, CEO de Fandango, una compañía de entretenimiento italiana que produjo La vida mentirosa de los adultos para Netflix, quien habló en una conferencia de prensa para presentar la serie en Roma el mes pasado. Fandango también coprodujo La amiga estupenda con HBO, la RAI y otros.

En La vida mentirosa Giovanna transita dos barrios napolitanos distintos tan drásticamente diversos que es difícil creer que pertenecen a la misma ciudad. Vive en Rione Alto, un vecindario de clase media alta desarrollado principalmente en las décadas de 1960 y 1970 que corona la colina Vomero con impresionantes vistas del Golfo de Nápoles. “Fuera de Vomero, la ciudad apenas me pertenecía”, dice Giovanna en la novela.

Pero en su determinación de conocer a su tía, Giovanna abre su mundo al barrio bajo del que escapó su padre, Andrea (Alessandro Preziosi), pero donde aún vive Vittoria: un distrito deteriorado llamado Pascone en la novela, que fue filmado en el antiguo barrio industrial, Poggioreale.

“No creo que haya ninguna ciudad en Italia donde las diferencias entre clases sociales sean tan evidentes como Nápoles”, dijo en la rueda de prensa Francesco Piccolo, uno de los cuatro guionistas de la serie.

Quienes no hablamos italiano podemos pasar por alto el hecho de que el contraste se ve acentuado por la diferencia en el dialecto napolitano que se habla entre los dos barrios. En el rico Vomero, el dialecto se habla “por placer, por diversión”, dijo Piccolo, mientras que en el otro es “un dialecto totalmente emocional”.

Entender bien a Vittoria, sus movimientos y su dialecto, pesó sobre Golino, quien es recordada por Rain Man y a la que recientemente se vio en Retrato de una mujer en llamas. Ella también creció en Vomero, “del lado bueno de las vías”, dijo y confesó no haber visto nunca el “Nápoles de Vittoria”, hasta el punto de que “tuve que buscarlo y entenderlo.”

Un entrenador de voz le enseñó lo que para ella era esencialmente un nuevo idioma. “Aunque soy napolitana, nunca había hablado así”, dijo Golino. “Era un sonido que había escuchado en la ciudad pero nunca fue parte de mi mundo”.

Encarnar la obscenidad terrenal de Vittoria “fue difícil”, dijo la actriz. “Tuve que estudiar las palabras, una forma de moverse, una forma de habitar el espacio”, que le eran ajenos. “Así que pasé mucho tiempo en Nápoles, que es mi ciudad, pero está hecha de muchas capas”, dijo.

A su vez, Marengo, de 19 años, quien debuta como Giovanna luego de ser seleccionada entre 3.000 chicas que audicionaron para el papel, dijo que Golino la había cuidado a lo largo de la serie. “Me dio muchos consejos”, dijo y las dos crearon un fuerte vínculo que Marengo piensa que se nota en la pantalla, dijo .

Marengo dijo que sintió la responsabilidad de retratar a la protagonista de una historia que se desarrolla completamente desde su perspectiva. “Al principio, estaba ansiosa por no poder hacerlo”, dijo. Pero el director y el equipo se aseguraron de que ella no sintiera esa responsabilidad, “y eso realmente me calmó”, dijo.

En la novela, la mirada interior de Giovanna es aún más pronunciada. Pero Edoardo De Angelis, el director de la serie, dijo que llevar esa rumiación interna a una forma visual era una extensión natural de la escritura de Ferrante.

“Cada palabra contiene una evocación que sugiere e invoca una multitud de imágenes”, dijo De Angelis en una entrevista telefónica. “Las palabras sugerían siempre el camino a seguir porque las evocaciones de Ferrante son siempre muy concretas, aunque comiencen con un pensamiento interior”.

La Nápoles de De Angelis involucra una cacofonía de colores y sonidos em la escena musical clandestina en los centros comunitarios de vanguardia de la ciudad y la nostalgia de los festivales de verano organizados por el alguna vez poderoso Partido Comunista de Italia.

Ferrante, la famosa autora que nunca ha hecho pública oficialmente su identidad, tiene crédito como guionista, y De Angelis, a quien también se le atribuye haber escrito el guión con Piccolo y Laura Paolucci, dijo que la correspondencia con Ferrante había involucrado “muchas cartas para encontrar un lenguaje común.”

Al pasar la novela a la televisión, la historia también tomó un giro inesperado, un giro argumental que no está en la novela pero que Ferrante firmó. De Angelis dijo que ella era muy consciente de que pasar de las páginas a la pantalla “era un ocasión para expresar elementos que en la novela sólo fueron sugeridos y dejados a la imaginación”, mientras que en la pantalla “la imaginación se convierte en imagen”, ofreciendo la posibilidad de “decisiones más radicales”.

Estas elecciones radicales abren nuevos caminos, y los episodios terminan con una serie de preguntas sin resolver para ser respondidas, quizás, en una posible secuela.

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