Redacción El País
Invitado al streaming W.A.M. conducido por Diego González y Vale Alvariza por Aweno, uno de los rostros más populares y queridos de Subrayado (Canal 10) dio una noticia que tomó a todos por sorpresa: se jubila a fin de año. Dijo que a los 68 años se siente “equilibrado”, que saldó todas las cuentas a nivel laboral y que ahora llegó a una etapa distinta.
“Estoy feliz”, confesó con serenidad. “Hice todo lo que quería hacer en lo laboral, me jubilo”. La revelación surgió en medio de una charla distendida, con tono íntimo y reflexivo. Si bien dijo que está jubilado, aceptó quedarse en el canal hasta fin de año porque se lo pidieron: “Que venga otro peludo, ya está. Tiene que haber otro peludo con la voz gruesa”, dijo Nano Folle.
Es dueño de una voz grave e inconfundible, lleva décadas al aire y es un referente de la crónica roja por su forma única de mirar y contar la realidad. Hoy reparte su participación entre Subrayado Central y el más descontracturado Subrayado Tarde.
Contó, además, que hace un año y dos meses dejó de fumar —después de una batalla interna muy dura— y que el cigarro “se llevó un pulmoncito”. “Fumaba mucho. Y después de la operación seguí fumando como si nada. Hasta que un día dije: ‘O paro o exploto como un sapo’”, recordó.
Nano Folle, referente en crónica roja
Aunque ingresó a Subrayado tras una larga etapa en prensa escrita —fue periodista de El País entre 1978 y 1996— su trabajo como cronista policial lo convirtió en una figura clave del noticiero. Con los años, su rol fue evolucionando: dejó la calle y pasó a la mesa, primero junto a Blanca Rodríguez y hoy junto a Carolina García.
Además, formó parte de otros ciclos que marcaron su carrera, como Retrato hablado, Víctimas y victimarios y las primeras ediciones de Uruguayos por el mundo, todos por Saeta.
Al ser consultado sobre cuál fue su programa favorito, no dudó: Víctimas y victimarios. “Se reabrieron casos, se reivindicaron muertes. Una mujer apareció empalada en una volqueta. Entrevistamos a su hija y conocimos a su nieta. Supimos que el culpable se escapó al otro día. Quedó impune”.
También mencionó el caso Jorginho Gularte, otro de los que volvió a tomar relevancia gracias a sus informes. “Nadie quiso hablar”, dijo, pero el impacto del programa fue evidente.
Una salud que lo puso a prueba y lo transformó
Folle atravesó dos operaciones mayores que le cambiaron la vida. La primera, por un tumor de dos kilos que le costó un riñón. La segunda, cuando perdió un pulmón. “Nunca estuve tan vivo como ahora”, aseguró.
Relató cómo, a los 55 años, decidió ir por primera vez a terapia. “Me di cuenta de que era grande el bicho y me fui a ver a un curita español para aprender a morir. También fui a un médico holístico y a una psiquiatra que me recomendaron. Terminamos íntimos, tomamos café, pero el primer día nos peleamos”, dijo entre risas.
En el proceso terapéutico, dice, aprendió a mirar hacia adentro y a hacer las paces con su historia. “Un día me dijo: ‘Te doy el alta, sabés perfecto qué hacer y qué no’. Ahí armé ese banquito, aprendí a morir y enfrenté la operación”.
Sobre el final, dejó una frase que resume su presente: “El día que dejás de correr la felicidad, la alcanzaste”. Así se encuentra él. Y se retirará dejando una voz inconfundible cuya ausencia, sin dudas, se hará notar.
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