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Pichu Straneo: el regreso al cine, su conexión con Uruguay y un balance de "Sin Codificar"

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Pichu Straneo. Foto: La Nación / GDA.

ENTREVISTA

El humorista dialogó con El País sobre su papel en "30 noches con mi ex", la película de Adrián Suar que hoy llega a los cines uruguayos, y repasó su carrera

"Amigazo, ¿ya viste la peli? ¿Qué te pareció? ¿La gente se ríe en el cine?”, pregunta Pichu Straneo desde el otro lado del teléfono. Es un martes al mediodía y atiende desde Buenos Aires, donde vive hace 25 años. Conversa con El País mientras va de camino a pagar las cuentas y parece alegre. No es para menos: está de estreno en el cine con 30 noches con mi ex, la comedia dirigida por Adrián Suarque hoy desembarca en las salas rioplatenses.

“Yo la veo hoy, que nos juntamos todos para la avant-première”, admite. “Pero tengo amigos que ya la vieron y me dicen que está buenísima, así que me alegro. Fue un trabajo maravilloso”. Al igual que la película marca un nuevo enfoque en las historias de Suar —el abordaje a la salud mental y a las relaciones conflictivas le aporta una interesante cuota de profundidad a la historia—, 30 noches con mi ex también revela otra faceta de Straneo.

Allí interpreta a Elías, la pareja de La Loba, el personaje interpretado por Pilar Gamboa que vivió en un hospital psiquiátrico durante años y que está listo para reinsertarse a la sociedad. Y el trabajo de Pichu, cuyas apariciones son breves pero precisas, deja algunos de los momentos más divertidos y delicados de la película.

Es que, según define, eso es justamente lo que necesitaba Suar. “Cuando quedé en el casting, Adrián me dijo que como estaba tocando un tema como la salud mental, necesitaba que mi papel no sea muy real pero que no se fuera a los extremos”, recuerda. “Él me decía: ‘Yo te elegí porque sé que podés hacer reír seriamente, pero también porque necesito un personaje tierno y yo sé que vos sos muy tierno”, dice, entre risas.

Pichu Straneo en "30 noches con mi ex". Foto: Difusión.
Pichu Straneo en "30 noches con mi ex". Foto: Difusión.

—¿Qué representa, en este momento de tu carrera, 30 noches con mi ex?

—Fijate que es un escalón muy alto porque Suar es de los empresarios de televisión número uno de Argentina. El loco tiene una trayectoria impresionante y que me llame para su ópera prima, porque es la primera vez que dirige, es, como dicen acá: “Groso, groso”. Yo estoy feliz porque el currículum se vuelve más interesante (se ríe), pero más allá de eso fue una experiencia hermosa la de haber trabajado con él porque tiene muchos éxitos y se las sabe todas. Por eso le di mucha bola cuando me dio lineamientos para mi personaje: él me decía que tenía que hacer un personaje chiquitito que no se saliera de lo establecido. Además es importantísimo para mí porque es algo totalmente diferente de lo que suelo hacer.

—Es que tu personaje tiene humor pero también un costado emotivo que se diferencia de otros de tus trabajos.

—Sí, eso está bueno porque podés decir: “Che, miren que yo puedo hacer un papel más o menos serio”. Generalmente me encasillan como el humorista y el payaso, cosa que me encanta porque es lo que siempre quise hacer, pero también me gusta hacer otras cosas. En eso le doy crédito al carnaval porque ahí aprendí a hacer personajes serios. Me acuerdo de que en algunas parodias hice de Artigas y de Chaplin viejos, o de la vez que hicimos El nombre de la rosa, que tenía una parte re seria y que hacía llorar a la gente. El carnaval me dio una gran base y sabía que en algún momento lo iba a poder mostrar.

Tráiler de 30 noches con mi ex

—Ya que mencionás al carnaval, en 2021 estuviste por salir con Momosapiens pero el proyecto no prosperó. ¿Tenés planes de retomar esa faceta?

—Lo que pasa es que ya tengo mi laburo acá y armo mi año en base a eso. Hace un tiempito recibí una oferta muy pero muy buena de una murga uruguaya, pero les tuve que decir que no porque tengo que proyectar mi laburo acá. Eso no significa que no pueda hacer una escapadita para un show o para participar de algún programa, como hice con ¿Quién es la máscara? Pero con carnaval es diferente: son tres o cuatro meses por los ensayos y ahí se me complica.

—Tu último año y medio estuvo cargado de proyectos. Luego de que Showmatch cancelara su segmento de humor, pasaste por Los Mammones, condujiste Mandá Play, saliste en dos videoclips de Los Palmeras y ahora trabajás en Recreo. ¿Sentís un resurgimiento de tu figura?

—Gracias a Dios siempre hay laburo porque yo trabajo seriamente y eso lo tienen en cuenta para llamarte de otros lugares. Ahora estoy en una etapa en la que elijo ser feliz y estar en un lugar copado. A mí no me corrés tanto por la plata; me importa más el calor humano. Esto empezó cuando fui de invitado a lo de Jey Mammón y luego me convocó a ir una vez por semana para hacer una pequeña peña. Eso anduvo bien y fue el trampolín para que la gente de América me ofreciera hacer Mandá Play, que era un programa de verano y que anduvo bárbaro. Ahora estoy con Recreo los domingos porque quedé contratado por el canal, y además surgió la película. Está buenísimo.

"Macumbia" - Los Palmeras

—Si vamos a la esencia de tu trabajo, ¿qué te brinda el humor para que sigas eligiendo ese camino?

—Saber que en estos tiempos cada vez más difíciles le podés dar un poco de alegría a la gente. Eso es reconfortante. Hace un tiempo hice terapia y cuando me preguntaron por qué hacía esto, dije que es porque necesito hacer feliz a la gente. Necesito ver a la gente contenta y por eso hago esto; el humor ha sido el bastión de mi vida desde que soy muy chico. Y poder vivir de esto, que la gente lo disfrute y que te agradezca, es más que un premio para mí. He recibido mensajes de gente que me dice: “Me ayudaste en la pandemia” o “Mi tío estaba mal en el hospital y con Sin codificar se mataba de risa”. Esas cosas te emocionan.

—Al respecto de Sin Codificar, últimamente se han viralizado varios videos del programa en las redes sociales. ¿Te sorprende lo que sigue generando?

—La otra vez lo hablábamos entre nosotros y esto es como volver a disfrutar del laburo que hicimos. Con Pachu, Nazareno y Yayo nos dimos cuenta de que la gente quería reírse para salir de la tristeza de la pandemia y por eso quisimos volver a hacer algo en televisión. Lamentablemente no se dio por un tema de presupuestos y quizás sea porque la televisión ahora viró hacia los realities y los programas de entretenimientos. En este momento, los programas de humor no tienen cabida y es triste, pero ahora estamos tratando de hacer algo parecido a Sin Codificar en una plataforma. Igual no quiero adelantar nada más por ahora.

¿Qué te dejó tu etapa en el programa?

Sin codificar fue lo máximo, Mirá que hemos estado en Videomatch, que fue importantísimo y sabemos que si somos conocidos es por ese programa, pero Sin codificar fue hermoso porque hacíamos lo que queríamos. Era un paraíso eso y lo pasamos muy lindo.

—Ya pasaron 25 años desde que te radicaste en Buenos Aires, pero, ¿qué parte de tu vida en Uruguay se mantiene firme?

—Y... toda. Uno es uruguayo y se muere uruguayo por más de que esté en Argentina. Soy fanático de la selección, estoy atento a lo que pasa con mi equipo, Racing, y con mis amigos y mi familia. Mi hijo Lucas, que es el único argentino de la familia, me dice que ama Montevideo y que le gustaría haber nacido ahí. Capaz puede haber alguno que diga: “Ahora te aporteñaste”, pero, ¿qué querés? Vivo hace 25 años acá (risas). Pero la conexión con Uruguay es muy grande y eso no te lo cambia nada.

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