El actor argentino Gerardo Romano reveló que de chico fue abusado por un hombre en la vía pública y que recién pudo hablar del tema cuando fue mayor. También, hizo una profunda reflexión en la que propuso educar y aleccionar a los niños y adolescentes sobre este tipo de situaciones.
Según detalló en diálogo con Carmen Barbieri en el programa Mañanísima, Romano dijo que tenía 12 años cuando ocurrió. “No lo conté en su momento siendo chico, pero hace unos años lo conté, me curé, y puedo hablar de todo sin problemas. Hice un proceso de reconstrucción, un trabajo importante, con envión, como con bronca y revancha", dijo.
El actor invitó a la reflexión partiendo de su propia historia. Invitó a darle a los niños y adolescentes más información para poder saber cuándo una situación está bien y otra está mal. “Cuando en un colectivo te empieza a manosear un tipo sin consentimiento ahí no hay ley, no hay ningún cartel que diga ‘tranquilo que esto es ley, que el señor está equivocado’, pero vos después, ¿a quién le contás la historia?”, planteó.
“Me parece interesante educar y aleccionar a los chicos, no tener una cuestión oscura, impenetrable donde el cuerpo es algo prohibido, no se puede tocar, todo es pecado y uno queda envuelto en un mar de dudas", dijo Romano. Y agregó: 2Así, cuando llega el mundo no deseado del abusador uno sabe donde está parado, uno sabe qué está bien y qué está mal y qué quiere y cómo reaccionar”.
Consultado sobre cómo reaccionó ante esa situación, el actor reveló: “Era un chico, salí corriendo. Después el tipo me volvió a buscar al colegio”. Y continuó: “Me volvió a seguir, pero desapareció. Después, de vuelta al otro día volvió a aparecer y a seguirme. Caminaba a toda velocidad para escaparme, hasta que empiezo a transpirar, agitarme, asustarme, me doy vuelta y veo que viene con una sonrisa macabra”. El actor dijo que pudo escapar cuando vio a dos policías que hacían guardia en su barrio. “Me abracé a ellos y me puse a llorar, les conté lo que me pasaba, señalé al tipo, y los policías lo agarraron. Pero no era él…”, cerró Romano.
La Nación / GDA