ENTREVISTA

El gran año de Maxi De la Cruz: filmó en España, fue premiado en Argentina y hace éxitos en Uruguay

Ganó un Estrella de Mar, estará en "La sociedad de la nieve" de Netflix y prepara la vuelta de "La máscara". De sus 30 años de televisión y más, esta charla.

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Maxi De la Cruz. Foto: Niko Azaretto (@niko_azaretto)
Maxi De la Cruz.
Foto: Niko Azaretto (@niko_azaretto)

Por Nicolás Lauber
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Es el último fin de semana en Mar del Plata de la obra Los 39 escalones, comedia que le valió un premio Estrella de Mar como mejor actor de reparto. Son días agitados para Maxi De la Cruz, que charla con El País mientras aprovecha para caminar un poco, y está a punto de despedirse —con galardón y todo— del más popular balneario argentino. Mañana ya viajará a Montevideo para comenzar con los ensayos de la segunda temporada de ¿Quién es la máscara?, el programa de La Tele donde volverá a oficiar de conductor. En el 12 mantiene ese rol en La culpa es de Colón, que hoy tiene tres emisiones semanales.

El comediante también ha estado ocupado en otros lados del mundo. En noviembre estuvo en España, filmando un proyecto del que, hasta ahora, no podía hablar. “Estuvo buenísimo porque es un proyecto grande para Netflix”, comenta. “Fue una participación en la película La sociedad en la nieve (sobre el accidente aéreo del avión uruguayo en los Andes, en 1972). Una movida tremenda, parecía Hollywood; por lo que entendí, es la producción de mayor presupuesto en idioma español de Netflix”.

—¿Cómo se llega a un proyecto así, de tal magnitud?

—Haciendo casting, como todos. Me enteré de que estaban en Uruguay mientras estaba filmando En la mira, que la estrenamos el año pasado. Así surgió. Tengo una participación chica; de lo que hago todavía no puedo adelantar nada, pero estuvo bueno estar ahí. Además, es una historia nuestra, y haber podido ser parte, aunque sea aportar un granito de arena, está bueno.

—En el último año tuviste un crecimiento enorme, llegaste al cine y estás trabajando en las dos orillas haciendo tanto teatro como televisión.

—Sí, son etapas que suben y bajan. Cuando estaba haciendo Stravaganza también hacía televisión y hacía mis shows. Siempre estuve haciendo cosas. La máscara fue un programa que se vio mucho, y con La culpa es de Colón ni hablar; es tremendo lo que pasa con ese programa. Las películas llegaron ahora y es un crecimiento para mí, y está buenísimo.

Maxi de la Cruz
Maxi De La Cruz en "¿Quién es la máscara?". Foto: Archivo.

—¿Qué es lo que te atrae de un proyecto?

—Trato, como artista, de hacer todo. Por eso cuando hago los shows trato de cantar, bailar o hacer un sketch, pero la parte del cine era lo que me faltaba. Fueron experiencias hermosas donde aprendí un montón.

—Más allá de estos proyectos, no has dejado de hacer tus unipersonales y te contratan para fiestas privadas. ¿Tuviste alguna mala experiencia?

—(Se ríe) Me han pasado varias, porque situaciones incómodas viví mil. Está el borracho que no te deja trabajar y quiere ser el más gracioso frente a sus amigos. Me pasó que una vez, con Diego Delgrossi hace más de 20 años, que no se rió nadie. Con Diego nos miramos y nos preguntamos qué hacer, y seguimos para adelante, aunque estaban en otra. Otra vez me pasó, cuando recién estaba empezando a hacer fiestas y eventos, en una despedida de soltera. Fui y me acuerdo que todavía no había celulares, porque cuando estoy en la puerta de entrada me dijeron las amigas que la novia estaba dormida en un sillón porque tomó de más. Me fui derrotado y encima quedé sin cobrar. Los eventos así son lo más porque nunca sabés qué te vas a encontrar, pero la mayoría salen bien. Son divertidos y la gente la pasa bien. Me gustan porque es otro contacto con la gente, y a veces es una fiesta empresarial, otra un cumpleaños o incluso un asado.

—Y te foguea para estar listo ante cualquier problema.

—Olvidate. Te da un fogueo total, y creo que todos los colegas tienen anécdotas así. Igual, esos eventos te sirven para probar chistes, material nuevo, o incluso surgen allí mismo y después lo llevo al unipersonal. Hay una zafra antes de fin de año donde hay muchos eventos, por suerte, y hay que ponerse el overol y arrancar.

—Ese camino fue el que, en su momento, te llevó a calle Corrientes a trabajar con Anibal Pachano y Flavio Mendoza.

—Sí, tal cual. Stravaganza fue una cosa tremenda. Antes de eso había hecho Pour la Gallery con Aníbal Pachano que fue un éxito tremendo y nos llevó de gira por toda Argentina, estuvimos en Paraguay y acá también. Ese fue mi debut y en calle Corrientes, una locura. Antes había estado en boliches chicos de Buenos Aires pero esto era un teatro hermoso, el Astral, y me acuerdo de que al principio los compañeros y la parte técnica no sabían quién era yo. Solo Pachano me conocía porque me había visto en un show y me llamó.

—¿Cómo se sintió que no te conociera nadie?

—Todo bien. Una vez estábamos ensayando y yo estaba sentado en la butaca esperando que llegara mi parte. Venía el vestuarista o el maquillador y me preguntaban si era el mago, y les explicaba que me encargaba de la parte de comedia. Al rato venía otro y me preguntaba si era el coreógrafo. Después, como gustaba lo que hacía, los compañeros me buscaron y me decían: “Pero vos sos conocido, disculpame que no te reconocí”. Eso me pasa hasta el día de hoy. Salgo del teatro y la gente está esperando para saludarme y algunos me dicen: “No te conocía, pero me encantó tu laburo”. Está bueno eso, porque cuando sos conocido tenés la mitad del laburo hecho, ya saben lo que hacés y quieras o no te están esperando, pero al no conocerte el desafío es mayor, y a mí eso me gusta.

—En esa época, cuando estabas en la obra más exitosa de Buenos Aires, ¿no sonó el teléfono de parte de Marcelo Tinelli, o no lo quisiste atender?

—En realidad no sonó. Una vez intenté hacer algo, pero no me fue bien y me dije: no es por acá. Tampoco me desesperé para hacer algo con Tinelli. A los productores los conozco, pero yo estaba haciendo un camino por el lado del teatro. Es que tampoco tenía ganas de distraerme, porque si me salía algo, no podía dejar Stravaganza. Era el show más grande de Argentina que metía gente como loco. No es que no tenía nada, estaba disfrutando de ese momento que además me requería mucho tiempo. Creo que la gente es más ansiosa o pretende más que uno. A veces dicen: “¿Por qué no hiciste esto o aquello?”, y tampoco pasaba todo por Tinelli, porque en comparación estaba en el Bailando del teatro por el nivel de popularidad.

—Preparando la entrevista recordé que te miraba haciendo Maxianimados, y caí en la cuenta de que estás en televisión desde hace tres décadas.

(Se ríe) Sí, es tremendo. Me pongo a pensar y pasó un montón de tiempo. Se hicieron un montón de cosas, pero lo loco es que me parece que fue hace poco. Lo que me mata es que la gente aún recuerde esos primeros programas. Todavía hoy me comentan en las redes de alguien que todavía tiene el carnet de El Club de las Tortugas Ninja y me mandan la foto. Es una locura; algo a la gente le marcó esa etapa, como a mí. Pero yo lo estaba haciendo y ellos lo estaban viendo, por eso no me daba cuenta del éxito de eso, como de Maxianimados y todo lo que hacíamos. Esa época me la recuerda la gente todo el tiempo y está buenísimo.

—Ahora que se habla del nepotismo y de los “Nepo babies”, los “hijos de”, ¿cómo lograste despegarte de ese rótulo con un padre con la relevancia de Cacho De la Cruz?

—Es que uno tiene que seguir trabajando, reinventándose y buscando qué puede hacer. Después también es tener un poco de suerte, estar en el momento indicado y aprovecharlo. Yo me guío mucho por la intuición.

—¿Cómo es eso?

—Es lo que me pasó ahora con Los 39 escalones. Es una obra que quería hacer desde siempre. Soy amigo de Nico Scarpino y él la hizo con mucho éxito hace más de 10 años. Una vez casi se dio, pero después se pinchó, y antes de llegar a Mar del Plata casi hago temporada en Punta del Este, casi me voy a Carlos Paz con otra obra y casi me voy a Buenos Aires con otra obra. Se fueron cayendo las tres cosas y mientras eso pasaba yo pensaba que algo más iba a salir. Y en medio de todo eso salió esta oportunidad. No lo dudé ni un segundo. Imaginate, hice esta obra y gané premios, así que tuve la suerte de no haber tenido suerte antes. Tenés que lograr entender que no sos malo si no quedaste, y no sos un genio porque terminaste en la obra. Pero si me hubiera quedado derrotado en la segunda obra que no sale, tal vez no viajo para hacer esta comedia. Yo nunca me desanimo con que no salgan las cosas, porque por algo pasa todo.

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