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La condena de Harvey Weinstein marca el fin de una era de silencio y el triunfo del Me Too

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Harvey Weinstein. Foto: AFP
Harvey Weinstein. Foto: AFP<br/>
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El magnate de Hollywood, de 67 años, fue condenado ayer a 23 años de prisión por un delito sexual en primer grado y una violación en tercer grado

Ayer se cerró una era, se sentó un precedente y sobre todo, se concretó el triunfo de un movimiento. Ayer, 29 meses después de que se conocieran las primeras denuncias de acoso y abuso sexual contra el entonces magnate de Hollywood, el tribunal penal del Estado de Nueva York anunció la sentencia de 23 años de prisión para Harvey Weinstein, hoy de 67 años.

Weinstein había sido culpado en febrero por dos de los cinco cargos que tenía en su contra en esa Fiscalía: un delito sexual en primer grado contra la ayudante de producción Mimi Haleyi (en este caso, sexo oral forzado), y violación en tercer grado contra la actriz Jessica Mann. Podía recibir hasta 29 años de condena, y su defensa había pedido “piedad” y la pena mínima, entendiendo que otro castigo sería una cadena perpetua de facto, por la edad del exproductor y su estado de salud.

Este miércoles, Weinstein escuchó la condena sentado en una silla de ruedas. Durante el juicio se lo había visto muy deteriorado y usando bastón para poder caminar; esta semana sufrió una caída estando en la cárcel, y el miércoles de la semana anterior había sido operado del corazón.

“Harvey dice que tiene palpitaciones en la cabeza todo el tiempo y cree que tiene una conmoción cerebral. No lo han diagnosticado oficialmente”, había informado su representante Juda Englemayer al canal CNN. Eso ya pintaba el estado de situación de Weinstein, que recién ayer por primera vez habló en la Corte, no para admitir culpas ni disculparse ante las víctimas, sino para expresar “confusión” y también “remordimientos”.

“Puede que tengamos diferentes verdades, pero siento remordimientos por ustedes y por los hombres que atraviesan esta crisis. Tengo remordimientos por esta situación”, fue lo que le dijo a las mujeres que lo denunciaron, en un discurso en el que repasó los logros de su carrera, su filantropía y su lamento porque prácticamente no podrá ver más a sus hijos.

La abogada de las víctimas, Gloria Allred, y la sentencia a Weinstein. Foto: Reuters
La abogada de las víctimas, Gloria Allred, y la sentencia a Weinstein. Foto: Reuters

Pero lo más importante que Weinstein dijo ayer fue que “el movimiento básicamente comenzó conmigo” y “ahora hay miles de hombres que están siendo acusados”. Por eso, la sentencia es un hito histórico y es el gran logro hasta ahora del Me Too, que originalmente sirvió para englobar todos los testimonios contra Weinstein. Fueron más de 80 las mujeres que dijeron que a ellas también les había tocado vivir una situación difícil con el productor, desde la década de 1980 en adelante. Se acumularon denuncias de agresión, de acoso, de comportamiento impropio, de violación, de manipulación, de hostigamiento. Se amontonaron las expresiones de miedo: a las represalias, miedo a que se truncaran carreras para siempre.

Y se apilaron los nombres. La lista de mujeres que dijo alguna vez haber sido violentada por Weinstein abarca todos los estratos de la industria cinematográfica (de actrices a asistentes, productoras y demás) e incluye a figuras tan populares como Cate Blanchett, Salma Hayek, Uma Thurman, Angelina Jolie y Cara Delevingne.

Informes periodísticos del New York Times y el New Yorker fueron el puntapié para que una cantidad de personas rompieran el silencio. Me Too se convirtió en punta de lanza de una lucha feminista mundial, y las consecuencias no se hicieron esperar.

Por el lado de Weinstein, su empresa The Weinstein Co. lo despidió, la Academia lo expulsó, el mundo del cine le dio la espalda, quebró, y la Justicia de Nueva York comenzó la investigación que ayer terminó en 23 años de prisión. Por el lado global, estas acciones sirvieron de estímulo para que mujeres y hombres se animaran a denunciar abusos cometidos por otras figuras poderosas. Las caídas posteriores que más repercusión tuvieron fueron las del actor Kevin Spacey, el comediante Louis C. K. y el tenor Plácido Domingo, pero fueron otros tantos hombres los que se vieron en la misma situación.

De ahí la relevancia que el caso Weinstein ha tenido, una relevancia que va más allá de un castigo de peso. “Estamos en un momento de la historia donde las mujeres tienen que mandar un mensaje claro de que esto se terminó. Este modo de tratar a las mujeres termina ahora”, había dicho, cuando rompió el silencio y contó su propia experiencia, Gwyneth Paltrow. Y eso sucedió a pesar del poderío de Weinstein, del prestigio de la empresa Miramax que supo fundar con su hermano Bob, de los más de 300 créditos que acumula como productor y así. Sucedió porque su comportamiento repetido —más allá de que en febrero fue absuelto del cargo de depredador sexual— y que fue secreto a voces en Hollywood, no iba a estar entre sombras para siempre.

“Me aterró profunda, mental y emocionalmente, tal vez de manera irreparable, tal vez para siempre”, dijo ayer Mimi Haleyi. Y aunque esto no terminó, porque Weinstein todavía deberá enfrentar cargos en Los Ángeles, ayer se terminó una era, o eso hay que creer: la era del silencio.

futuro

Enfrentará otros cargos en Los Ángeles

La Fiscalía del distrito de Los Ángeles inició ayer los procedimientos para extraditar a Harvey Weinstein, el mismo día que el exproductor de Hollywood fue condenado a 23 años de prisión en Nueva York por violación y agresión sexual.

Instantes después del dictamen del juez de Nueva York, la fiscal de Los Ángeles, Jackie Lacey, confirmó que su oficina ha iniciado el proceso para extraditar a Weinstein a California, donde enfrenta nuevos cargos por violación, agresión sexual y otras prácticas sexuales forzadas.

En Los Ángeles, Weinstein fue imputado por cuatro delitos sexuales relacionados con dos mujeres y se enfrenta a otros 28 años de cárcel. En Nueva York, en tanto, a Weinstein le dieron 20 años por un acto sexual criminal en primer grado contra la asistente de producción Mimi Haley, en 2006, y tres por violación en tercer grado de la aspirante a actriz Jessica Mann, en 2013. Y se ordenó su registro como agresor sexual.

[EFE]

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