Shakira en Uruguay: el día que debutó en Montevideo, un té con Batlle y la visita secreta que fue un "huracán"

En marzo del 2000, la cantante colombiana agotó el Velódromo con la gira "Anfibio". El concierto debió ser reprogramado por lluvia, y meses después volvió por un encuentro especial con el presidente.

shakira jorge batlle.jpg
Jorge Batlle, Mercedes Menafra, Shakira y Antonio de la Rúa en la residencia presidencial (noviembre del 2000).
Foto: Archivo El País.

Es el tema de la semana: Shakira volverá a Montevideo lista para hacer historia. El 3 y 4 de diciembre, con su gira Las mujeres ya no lloran, reunirá a 100 mil personas en la misma ciudad que la vio brillar hace 25 años, justo cuando su carrera empezaba a despegar en todo el continente.

Hasta ahora, la única vez que pisó un escenario en Montevideo fue en marzo del 2000. Tenía 23 años, un repertorio infalible y una carrera que crecía sin freno. Acababa de publicar el álbum MTV Unplugged y había comenzado una gira que la llevaría por América Latina y Estados Unidos.

No solo era una de las artistas más populares del momento: unos meses antes, Gabriel García Márquez le había dedicado un perfil que reforzaba su legitimidad cultural. “Es difícil ser lo que Shakira es hoy en su carrera, no solo por su genio y su juicio, sino por el milagro de una madurez inconcebible a su edad”, escribió el Nobel de Literatura.

En Uruguay, su éxito era contundente. Pies descalzos y MTV Unplugged eran disco de platino y ¿Dónde están los ladrones?, cuádruple platino; en total, había vendido 36 mil discos, una cifra notable para el mercado local. “Ciega, sordomuda” era parodiada en los carnavales y tarareada por niños y adultos. Punta Ballena incluía tarjetas coleccionables con sus letras junto a sus alfajores. Y en conferencia de prensa, Jaime Roos declaraba que quería colaborar con ella: “Su garganta es una catarata”.

En medio de esa fiebre, en un tiempo sin redes sociales ni el concepto global de fake news, la expectativa crecía sin confirmación oficial. “Varias veces se informó extraoficialmente que podía venir”, escribía entonces Sábado Show.

Finalmente se anunció: Shakira actuaría el jueves 23 de marzo del 2000 en el Velódromo. Las 15 mil entradas se agotaron de inmediato. Si bien este diario señalaba que el precio “podía resultar excesivo” —de 150 a 1000 pesos de la época, entre 1.000 y 7.000 de hoy—, el entusiasmo del público no se vio afectado. A fines de febrero, la visita estuvo a punto de suspenderse por problemas con la agenda de la colombiana. Pero el encuentro ocurrió.

Para cuando Shakira llegó a Montevideo, la agenda musical de la semana era de primer nivel: el martes, Maná iba a presentar su MTV Unplugged ante un Velódromo repleto, y el sábado, La Renga, La Trampa, No Te Va Gustar y Sórdromo actuarían en el Teatro de Verano. Y entre ambos conciertos, ella presentaba el tour Anfibio, que acababa de comenzar en Perú.

shakira en el velodromo.jpg
Shakira durante su show del Velódromo Municipal.
Foto: Archivo El País.

La lluvia retrasó una noche su debut en Uruguay. El recital, que al final fue el viernes 24 de marzo, marcó desde el arranque una diferencia con sus grabaciones de estudio: en vivo, Shakira tenía una energía mucho más rockera, decía Fabián Muro en la crónica de El País. Es esa fibra que luego se encontraría en Servicio de lavandería, de 2001.

De musculosa blanca y pantalones negros brillantes, Shakira demostró su “pasta de estrella” e hizo de las coreografías un elemento central. “Sus movimientos siempre aciertan y nunca se sobrepasa en sus alusiones eróticas”, agregó Muro, y destacó sus “estupendas letras”.

shakira en el velodromo.jpg
Shakira en el Velódromo Municipal.
Foto: Archivo El País.

A pesar del despliegue, su voz no se escuchó con claridad durante buena parte de la noche y los acoples del micrófono afectaron algunas canciones. “Tal vez se estaba guardando para sus recitales en Buenos Aires, o quizás fue una opción estética para sonar más sucio”, escribió Muro en referencia a los tres shows que daría días después en el Luna Park.

El recital duró una hora y cuarto y recorrió éxitos como “Inevitable”, “Ojos así”, “Moscas en la casa” y “Estoy aquí”, que sirvió de cierre antes de los bises: “Sombra de ti” y “No creo”. Pero hubo un detalle que el periodista no dejó pasar: hizo una versión del clásico “Alfonsina y el mar” que estuvo “muy lejos de lo que hizo la Negra Sosa”.

Más allá de eso, la crítica de Muro cerraba con una afirmación que sonaba a presagio. "Si continúa progresando como autora y performer, seguramente se convertirá en una cantautora de relevancia artística más allá de los primeros puestos en las listas de popularidad y tapas de revistas para adolescentes", escribió.

Un té con Batlle y una visita al LATU

Meses más tarde, en noviembre, la artista volvió a Montevideo por razones extramusicales: fue recibida por el entonces presidente Jorge Batlle —que había asumido el 1.° de marzo— y su esposa, Mercedes Menafra, para tomar el té en la residencia presidencial. Shakira estaba viviendo en las afueras de José Ignacio desde setiembre, trabajando en Servicio de lavandería, el disco que saldría en 2001 y la convertiría en una estrella global.

Para esta nueva visita a la capital estuvo acompañada por sus padres y su pareja de entonces, Antonio de la Rúa. Todos llegaron en helicóptero y comenzaron la jornada con una visita a la feria Hecho Acá, celebrada en el LATU.

shakira y antonio de la rua.jpg
Shakira y Antonio de la Rúa en un helicóptero de la Fuerza Áerea Uruguaya.
Foto: Archivo El País.

El evento, impulsado por el colectivo Todos por Uruguay que presidía la primera dama, buscaba visibilizar el trabajo artesanal, y Menafra ofició de guía junto a Ruperto Long, presidente del LATU. Según recuerda Long, la visita se organizó a pedido expreso de Presidencia, que buscaba mostrarle a Shakira “otro ángulo del Uruguay” en un marco de total reserva. “Me pidieron discreción absoluta porque querían que fuera una visita tranquila. Nada de despliegue ni medidas especiales de seguridad”, cuenta.

Así fue que, pasado el mediodía, Long la esperó frente a uno de los pabellones donde se desarrollaba la parte central de la muestra. “No le conté a nadie más que a un par de personas de confianza”, asegura. Pero a pesar del sigilo, los rumores corrieron rápido: los expositores ya sabían que la cantante iba a ir, y la noticia explotó. “Empiezo a ver gente que llegaba y llegaba. Ya era una multitud antes de que ella apareciera”, recuerda.

Cuando finalmente llegó el remise con Shakira, el predio del LATU estaba repleto. “Bajó, nos saludamos, y cuando gira la cabeza y ve a toda esa gente, me dice: ‘¿Y yo ahora qué hago?’”, relata Long. “Y yo pensé lo mismo: ¿y ahora qué hago yo con esta situación?”, agrega con una carcajada. Pero todo transcurrió con armonía. “Ella ya tenía una habilidad impresionante para ganarse a la gente. Era muy simpática, muy fresca, muy natural. Y el público uruguayo fue ejemplar: cálido, pero con un respeto admirable”.

shakira ruperto long.jpg
Shakira con Mercedes Menafra y Ruperto Long en el LATU.
Foto: Archivo El País.

Durante más de una hora y media, Shakira recorrió la exposición junto a sus padres, su novio, Menafra y el propio Long. “No hubo un solo inconveniente. No tomamos ninguna medida de seguridad y no hizo falta. La gente quería saludarla, sacarse una foto o darle la mano. Y ella atendió a todos con una calidez enorme”, recuerda. “Fue una fiesta espontánea, inolvidable”.

“¿Cuánto vale que Shakira comente en otras partes del planeta lo que en Uruguay hacen con sus manos?”, planteaba El País en su momento. Los artesanos no daban crédito: frente a ellos estaba Shakira, sonriente, paseando entre los stands junto a su familia. Prestó atención a cada explicación sobre materiales y técnicas, firmó autógrafos sin pausa y se llevó varios regalos: un mate, un grabado y otras artesanías. La presencia del “huracán rubio”, como tituló este diario a esa visita, hizo que el predio se volviera intransitable. “Qué lástima”, dijo antes de partir. “Me quedaría una hora más porque hay cosas realmente increíbles”.

Después, la comitiva fue a la residencia presidencial. Entre bromas y risas, se habló de política, de la historia de los Batlle que gobernaron el país, del Mercosur y hasta de la huerta de Suárez y Reyes, donde crecían tomates, lechugas y espinacas.

shakira mate.jpg
Shakira sostiene el mate que le regalaron en el LATU.
Foto: Archivo El País.

Según la crónica, Shakira y Antonio "festejaron con grandes carcajadas las clásicas ocurrencias del primer mandatario". Batlle, incluso, se animó a bromear: “Tú no debés de comer nada”. “No, como sí”, respondió la colombiana mientras se servía algo para “no desairar” a sus anfitriones. Al final del encuentro, tanto el primer mandatario como Menafra se mostraron sorprendidos por su calidez. “Es una muy linda familia”, comentaron.

Ahora, Shakira vuelve a un país que la aplaudió antes de que fuera un fenómeno global. Regresa consagrada, pero con la misma conexión que la trajo aquella primera vez: su música, su carisma y la certeza de que Montevideo la sigue esperando como entonces, esta vez a pocos metros del Velódromo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Shakira

Te puede interesar