"Pizza muzzarella": Fabián "Fata" Delgado repasa la historia del clásico de Los Fatales

HISTORIA DE UNA CANCIÓN

Es el clásico de las previas. Pasaron casi 25 años de su salida, pero todos los fines de semana aparece alguna historia de Instagram o un estado de WhatsApp con la misma imagen: una muzzarella y una bebida alcohólica musicalizada por “Pizza muzzarella”, el éxito imborrable de Los Fatales. Y hoy, que se celebra una nueva Noche de la Nostalgia, tendrá presencia obligatoria en unos cuantos boliches uruguayos.

Así que antes de que usted vuelva a escucharla o bailarla, Fabián “Fata” Delgado le narra, en primera persona, la historia del éxito de Los Fatales.

Yo venía de cantar todos los temas alegres de Karibe con K, y la idea de crear Los Fatales fue de Eduardo Ribero, el director de Karibe. Él me decía que podía armar un show con esas canciones, así que llamé a mis hermanos y a Lito (Díaz), y arrancamos en el ‘96. Grabamos los discos Masculino Femenino, Los Capitanes de la alegría y Exportando alegría, y como los temas pegaron rápidamente nos salieron giras y el teléfono me empezó a sonar 40 veces al día. Me tuve que poner una oficina en el centro y me viejo me salió de garantía porque yo no tenía un peso (se ríe).

En ese momento yo tenía una energía impresionante para elegir temas y vestuarios, y componer canciones; soñaba con melodías y me despertaba en las madrugadas a escribirlas. Tenía la convicción de que el grupo estaba pegando y que podía salir adelante si le metíamos esfuerzo. Estaba seguro de que necesitábamos una identidad, y por eso mezclaba ritmos como el candombe y la plena, o la música brasileña y la plena. Era la forma de tener un sello.

"Pizza muzzarella” surgió en el ‘97, mientras estábamos de gira en Australia. Habíamos sacado Los Capitanes de la alegría y el tema más conocido había sido “El baile del pimpollo”, que fusionaba pagode y plena. Yo estaba preparando los temas para el siguiente disco, que íbamos a grabar cuando volviéramos a Uruguay, y sabía que quería seguir por ese lado. 

Un día, mientras íbamos en la ruta de Sídney a Canberra, vimos un cartel publicitario con una foto gigante de un chef con túnica blanca y gorro de cocinero que sostenía una caja de pizza para promocionar un delivery. El tipo se reía y era bastante parecido a mí; me dio la sensación de que esa persona era yo con una caja de CD abierta, y que la portada tenía la foto de una pizza muzzarella. Enseguida me dije: “Tengo que hacer un disco con una canción que se llame así”.

Me acordé de la época en que iba a bailar con mis amigos y nos comíamos una pizza en un bar de Avenida Libertador para poder tomar algo en el boliche y que no nos cayera mal la bebida, y así arranqué: “Antes de ir al baile como pizza muzzarella”. Lo fui escribiendo en un papelito hasta que acomodé el coro y armé la melodía.

Lo más gracioso fue que la compuse arriba del avión mientras volvíamos a Uruguay. Yo andaba para todos lados con una libretita y un grabador de cassette para registrar las melodías que se me iban ocurriendo, y en el largo viaje a Montevideo terminé de componer “Pizza muzarrella” y “La rubia y la morena”.

Para completar la letra me acordé de la época en que iba a bailar a Too Much, en la calle Río Negro, al que llegaba con mis amigos después de comer pizza en el bar de Avenida Libertador. A veces sacaba a bailar a alguna chica, pero se me complicaba porque andaba sin plata.

Como iba seguido, me terminé haciendo amigo del relaciones públicas y cada tanto me regalaba unos cartoncitos para canjear consumiciones. Una noche conocí a una chica, la invité a bailar y le ofrecí un trago con ese cartoncito. El tema es que cada tanto me decía: “Vamos a tomar otra”, y yo la acompañaba. De ahí surge el: “La pizza muzzarella me salvó, sino estaba muerto, / Ella no paraba de tomar y yo le seguí el tren, / Yo no sé qué pasó, solo que al final de cuentas, / Tuve que pagar la vuelta y la flaca se me borró”. ¡Me tomó todos los tragos y me dejó solo! ¡No la inventé, es posta! (se ríe)

“Después del éxito de ‘El baile del pimpollo’, vi que se había abierto la puerta para fusionar la batucada con plena. Y en “Pizza muzzarella” quería hacer algo parecido para terminar de generar nuestro sello y que la gente supiera, antes de que yo arrancara a cantar, que nosotros somos Los Fatales. Es ahí donde empieza el éxito de verdad; no está solo en las canciones: hay que tener una identidad musical para destacarse.

A esa fusión sumamos los coros, que es otro de los sellos de la canción. Yo no quería que sonaran nítidos, entonces le dije a los muchachos: “tenemos que hacer una voz que suene a estadio, que sea más grave y multitudinaria”, así la gente empieza a cantar enseguida. Lo hicimos y también se convirtió en parte de nuestra identidad. Funcionó enseguida.

Por último están los vientos. Eduardo Ribero siempre me decía que, antes de arrancar con los coros, las trompetas tenían que frasear la melodía para que el público ya empezara a digerir lo que estaba por escuchar. Él lo hacía siempre con Karibe con K y le daba resultado, así que hice eso. Y fue muy buena idea porque a la semana de que la publicamos, la gente ya se la sabía de memoria. ‘Pizza muzzarella’ es un tema mágico”.

Sonó en todos lados. En ese momento la cantábamos a gente más joven porque yo tenía 32 años y la escuchaba la gente de 18. Creo que pegó porque todo el mundo se come algo antes de irse al baile... se sintieron identificados los bailarines (se ríe). Ahora me pasa que hay chicos que me descubrieron por Poné Play y ¿Quién es la máscara? y también me la piden, así que es muy lindo que pase eso con las canciones.

El tema fue tan popular que en 2000 salimos en el desfile de carnaval con la revista La Pequeña Lulú, y fuimos vestidos de cocineros, como en la tapa del disco, regalándole pizzas a la gente. ¡Nos llevamos hasta una ollita a gas! Imaginate lo que fue eso: salimos con 500 prepizzas y pasamos un rato largo cocinando. Terminamos ganando el primer premio.