Peyote Asesino llega al Teatro de Verano con un sonido renovado pero con la furia de siempre

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Peyote Asesino. Foto: Matilde Campodónico.

ENTREVISTA

Este sábado, el grupo llegará al Teatro de Verano para presentar "Serial", su primer disco en 23 años. Antes del show, Juan Campodónico dialogó con El País.

El de este sábado en el Teatro de Verano podría ser el último show de Peyote Asesino. Al menos por un tiempo. Así lo sugiere Juan Campodónico. “No sé cuándo volveremos a tocar, porque yo voy a estar un tiempo fuera de Uruguay y Pepe Canedo tiene la gira con La Vela, así que el proyecto se desarma un poco”, asegura a El País el productor y guitarrista.

Sin embargo, esa no es una novedad para los seguidores del grupo que a finales del año pasado lanzó Serial, su primer disco en 23 años. “Peyote es un proyecto que se arma y se desarma; no tiene por qué funcionar siempre”, dice desde Zorzal, su estudio de grabación. “Por eso, cada vez que ocurre algo con la banda le ponemos un cariño especial porque capaz es la última vez. En caso de que sea así, me quedo muy contento con lo que hicimos”.

Grabación del disco "Serial" de Peyote Asesino. Foto: Matilde Campodónico
Grabación del disco "Serial" de Peyote Asesino. Foto: Matilde Campodónico

Con esas palabras el también miembro de Bajofondo y Campo —que, al igual que Peyote Asesino, son proyectos de actividad intermitente—, se refiere a Serial, el sucesor del ya clásico Terraja (1998), que retoma y expande la propuesta del grupo formado por Fernando Santullo, Carlos Casacuberta Daniel Benia, además de Campodónico y Canedo. Para esta vuelta, que comenzó a delinearse en 2016, reclutaron, además, a Matías Rada y Bruno Tortorella.

“Fue un partido difícil porque corríamos el peligro de hacer canciones que no tuvieran que ver con el Peyote original o hacer algo que fuera una copia. Pero logramos un buen resultado, que es maduro y al mismo tiempo suena fresco”, asegura sobre el álbum que requirió dos años de trabajo y varios replanteamientos. “Empezamos con algo que era medio de autoayuda y enseguida dijimos: ‘Paremos acá que esto es un desastre”, recuerda, entre risas.

Pero, al final, la deconstrucción y reconstrucción de su búsqueda llegó a buen puerto. Serial es el trabajo más sofisticado y enriquecedor de su breve pero infalible discografía. El lado más visceral de Terraja resurge y se expande en canciones como “La tumba de los crá”, “Es lo que hay” y “Vos no me llamaste”, que confirman que la espera valió la pena.

Pero el valor de Serial va más allá de que hayan logrado reconectar y expandir la fusión entre hip-hop y rock pesado que los hizo tan únicos en la escena uruguaya de los noventa. Su tercer disco parte de la construcción y el desarrollo de un “personaje perdedor” —como define Campodónico—, ese que ya asomaba en la letra de “Denso”, uno de los clásicos de Terraja.

El concepto que en 1998 esbozaron con la frase “hacete la idea de que la pelea está arreglada, que te van a marcar la cara a patadas por nada”, llega a su máxima expresión en Serial. Como si se tratara de “The Message”, aquel éxito de Grandmaster Flash en el que el protagonista no deja de juntar furia, la dupla compositiva a cargo de Santullo y Casacuberta describe a un hombre que no deja de chocarse contra la realidad.

“Yo soy el otario que corre detrás de la liebre, / Cumpliendo el horario aunque caiga de fiebre”, canta Santullo en “Flor de gil”; “Si el guarda da destino te bajás, / Y gritás, no sabés dónde vas, caminás, te perdés”, asegura en “No te peines”; “Dicen que hay que mirar lejos, pero yo sigo en la B, / Que poniendo corazón se sale siempre de la B”, lanza, justamente, “En la B”; y “Te mandan a callar y cerrás la boca”, escupe en “Es lo que hay”. Ejemplos de este tipo abundan en el álbum, que funciona como la bitácora de un eterno perdedor. Eso sí, la furia —“pura bronca terminal”— llega a su punto máximo en “Tierra derretida”, un explosivo thrash con la voz gutural de Santullo.

“El perfil del Peyote se mete con estados de ánimo medio complicados”, describe Campodónico. “Y el personaje del disco tiene que ver con los momentos difíciles de la vida, porque no todo es un continuo baile. Por eso, la música refleja esas broncas a través de la ironía y el humor”.

Como ya lo habían demostrado en algunos pasajes de Terraja —el bandoneón de Néstor Vaz en "Mal de la cabeza" y "De pedo y de tos", los elementos candomberos de "Uruguay" y los aires milongueros en "Cable Pelado"—, el grupo construye su propuesta con elementos bien uruguayos. En Serial, además de la chamarrita electrónica de “Es lo que hay”, las letras se construyen sobre referencias tan autóctonas como los chorizos de Rausa, el vino lija y las metáforas futbolísticas. “Es una colección de dichos que todo el mundo conoce pero que no aparecen en las canciones. Es una letrística callejera”, dice.

Peyote Asesino. Foto: Matilde Campodónico
Peyote Asesino. Foto: Matilde Campodónico

—Siento que esa búsqueda, que ya aparecía en “Denso”, es parte del sello del Peyote Asesino. La influencia del hip-hop y el rock vendrán de afuera, pero esos guiños anclan a su propuesta a Uruguay. ¿Qué valor le dan a esa intención?

—Esa ha sido la búsqueda en este tiempo. Cuando empecé con el Peyote yo tenía 22 años y todo fue más espontáneo y sin tanta reflexión. En su momento nos inspiró el hip-hop pero quisimos hacerlo a nuestra manera: en vez de samplear a un disco de soul de los setenta, preferimos hacerlo con uno de tango o de Zitarrosa que escuchaba mi viejo. Era una forma de traer esa influencia a nuestra visión y con Serial quisimos profundizar en esa lógica, pero teniéndonos a nosotros como referencia. Lo que proponemos es una visión muy uruguaya pero muy global, con géneros como el hip-hop, el punk y esas músicas que están en todo el mundo. Eso es súper valioso y aporta algo nuevo.

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