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El mejor momento de Lucas Sugo: programa de televisión y un Antel Arena para él solo

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Lucas Sugo. Foto: Darwin Borrelli.

ENTREVISTA

El cantante nacido en Tacuarembó cuenta cómo se dio cuenta que su carrera iba a ir más allá de "Cinco minutos"

Cuando Lucas Sugo dice que la única diferencia entre el hombre que se sube a los escenarios y el que da notas de prensa es que usa un saco, tiene toda la razón. A lo largo de esta entrevista con El País, el músico conserva ese carisma que define sus actuaciones, imita voces para construir el mensaje de sus respuestas, habla sin parar y se muestra honesto al momento de responder a cada pregunta.

Todas estas características son genuinas y no parecen haber sido calculadas para generar un personaje con el que se identifique el público. Apenas se apaga el grabador, en vez de refugiarse en su celular para evitar una charla incómoda con el entrevistador, el cantante de “Amiga”, “A quemarropa” y “Hechicera” sigue hablando sobre sus proyectos, menciona su agradecimiento con el público y deja ver sus inseguridades (“julepe”, dice él) sobre el desafío de llenar un Antel Arena.

Hay una frase que el músico nacido en Tacuarembó repite a lo largo de esta charla con El País, y que es clave en el desarrollo de su carrera: “La gente sigue sosteniendo esta historia”. Y es verdad, porque cuando el enorme éxito de “Cinco Minutos” (una de las canciones más difundidas del 2014) estaba perdiendo su efecto, su público llenó el Velódromo Municipal y el Teatro Solís. Luego, a principios de agosto, agotó dos fechas en el Auditorio del Sodre sin haber hecho prensa.

Tras haber ganado el Premio Graffiti a artista del año por votación popular y a mejor disco de música tropical por Canciones que amo, Sugo se lanza a un Antel Arena, con un show que marcará un hito en la historia de la charanga, un género del que se considera defensor. Las entradas ya están a la venta en Tickantel. Solo falta un nuevo apoyo de su público.

—El mes pasado agotaste dos fechas en el Auditorio del Sodre sin tener que hacer prensa. El 12 de diciembre vas por un Antel Arena. ¿Qué te mantiene tan activo?

—Esto es gracias a un público fiel que se engancha con la propuesta. Lo del Antel Arena se trata de un gran desafío y va a ser el show más importante de mi vida. Es el arranque del tour Lucas Sugo 2020, con canciones nuevas y con todos los clásicos. El rótulo comercial va a tener el nombre de la gira y el “Sentimiento y pasión”, que digo mucho, pero para mí es (pone la voz grave y golpea la mesa con la palma para acentuar cada sílaba): “Antel Arena, el show más importante de mi vida. Toda mi carrera reunida en esa noche”. Es todo un compromiso tocar ahí y lograr que vaya gente, porque si van tres mil personas no fue nadie (dice, imitando la voz de una señora): “Un fracaso, mijo. Dedíquese a otra cosa”. Me juego muchas cosas en el show.

—Vas a Argentina seguido. ¿Te acostumbraste a la rutina de las giras?

—Hace unos años, cuando había mucha gira, me sentía curado de espanto, como decimos en el interior. Había asimilado eso de irme los fines de semana, pero ahora me empezó a pegar fuerte el extrañar. Extraño mucho a Antonella, mi pareja, a mis hijos y a Vida Mia, mi campo. Cada vez se incrementan las ganas de volver, pero cada vez hay menos tiempo porque hay otras obligaciones. Se está dando una carrera internacional, gradual pero continua. Estuve en Paraguay, voy a ir a Bolivia y me voy Argentina tres findes por mes. Ahora viajo más durante la semana y me saco el tiempo de Lucas Sugo para dárselo al Lucas Sugo cantante. Me estoy quedando sin tiempo para verme y mirarme y para sentirme. Necesito cargarme de buenas cosas para ir a nuevos proyectos, porque si estás todo el tiempo de viaje empiezan a haber ciertos tonitos grises, que, sinceramente, es algo que estoy sintiendo este año.

—¿Sentís que hay alguna diferencia entre el Lucas Sugo que está hablando acá y el que se sube al escenario?

—Sí, me pongo un saco. Esa es la única diferencia (se ríe). Sé que es trillado, pero soy el mismo abajo del escenario. Pero si dividimos a los dos, uno le quita tiempo al otro. Está Lucas Alberto, el que anda a caballo y que le gusta el olor a la tangerina cuando come; y está el otro cada vez viaja más y tiene que estar sentado en lugares como este (la redacción de El País). Es como en los dibujitos, que hay uno bueno y uno malo, pero en vez de uno bueno y uno malo, está el que vive en el campo, que dice: “Che, dame un poco de bolilla”. El cantante le responde: “No puedo porque este es el momento. Disculpame que te descuide un poco”. Hay pequeños conflictos, pero no generan inestabilidad.

—¿En qué momento te diste cuenta de que tu carrera podía seguir más allá de “Cinco Minutos”?

—La confirmación fue el Velódromo, en 2015, porque el hit se venía barranca abajo pero los espectáculos eran cada vez más grandes. También me dio tranquilidad ver que cuando viajábamos por el país en las giras, poníamos la radio y la gente pedía “un tema de Lucas Sugo”. Al principio me generaba una inquietud, pero después me di cuenta de que estaba bueno porque era “pasá el que quieras”. Tengo una canción, “Nudo en la garganta”, que tiene 22 millones de reproducciones en YouTube, y “Cinco minutos” tiene 21 millones. Entonces, si analizás eso, te das cuenta que la gente se está enganchando con la historia y eso hace que sienta tremendo respaldo. Se fueron las incertidumbres de que lográs algo tan grande y quizás no lo vas a volver a hacer.

—¿Sentís que el público fue el que te ayudó a mantenerte?

—La gente sigue sosteniendo esta historia. Gracias a dios ya hay una frase que no se utiliza más (imita la voz de un presentador): “Con ustedes, el cantante de ‘Cinco Minutos’: Lucas Hugo”... ¿Ah, cómo era? Perdón, Sugo”. La gente ya vincula mi rostro con una carrera y noto respeto de gente de otro género, que tal vez no se enganche con este palo. La posibilidad de que te encandiles con las luces son fuertes, pero yo no abrazo esa idea. Tengo los valores de mi madre de ir por el bien y tengo un buen vínculo con la almohada. Eso es lo que te inyecta de ánimo para levantarte al otro día.

—¿Qué esperás del show en el Antel Arena?

—Remarco lo del rótulo de que es el show más importante de mi vida. Lanzo esa petición al público, y a los no tan seguidores, para que se enganchen con esta historia. Va ser show un emotivo, con mucho corazón porque es cumplir un sueño, pero también una fiesta. Va a haber pantallas y efectos especiales. Vamos a abarcar otros géneros, como rock y reggae. Lo del Antel Arena va a ser una fiesta de nivel internacional, pero de hecha de un uruguayo para uruguayos.

televisión

"A solas con Lucas Sugo"

Ayer, en el Canal 4, se estrenó A solas con Lucas Sugo, el programa de entrevistas donde el cantante dialoga con músicos uruguayos y argentinos, utilizando canciones como excusa. Sobre este proyecto, charló con El País.

—Ayer se estrenó A solas con Lucas Sugo, tu programa de entrevistas en el Canal 4.

—Estoy contentazo. El programa parece de entrevistas pero yo no soy entrevistador, el contenido viene por otro lado: es una charla amena entre pares del canto argentino y uruguayo. El primero fue Luciano Pereyra y ya grabé con Jorge Rojas y Valeria Lynch. Compartí un rato con ellos y además cantamos canciones de la carrera de cada uno. También hacemos temas de otros artistas.

—¿El centro es el intercambio a partir de canciones?

—Sí, es un ida y vuelta muy lindo. Es una charla descontracturada y compartimos cosas que quizás uno no sabía. Además del arte hay cosas muy jugosas de su vida personal. Se grabó en el estudio Vivace (ubicado en el Palacio Salvo) y va después del informativo de los sábados (a las 21.30). Estoy feliz y agradecido, es como entrar al Estadio Centenario, que te inviten a la cancha para patear un penal y todavía te digan para dónde tenés que tirar para meter un gol (se ríe).

experiencia

“El ‘no’ es una palabra corriente en este camino, felizmente”

Lucas Sugo recuerda que en sus comienzos tuvo que enfrentarse a varias situaciones desmotivadoras. Sin embargo, las toma como un aprendizaje. “Una vez hice un grupo y estuvimos dos meses preparándonos para un baile”, relata. “Era un baile muy modesto de Rivera y hacíamos dos actuaciones en una noche. En la primera hubo desperfectos técnicos y no salió como esperábamos. Al terminar fui a decirle al hombre del baile que más adelante la gente se iba a enganchar, pero me respondió: “Desarmá todo y andate. Tu banda no tiene el nivel de la casa”. Yo tenía 18 años y fue una cachetada. Eran las cuatro de la mañana y yo lloraba en el baño. Estuvo bueno porque desde ahí siempre que emprendí un camino fue con preparación. El ‘no’ es una palabra corriente en este camino, felizmente”.

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