Luciano Pereyra: los dos discos que prepara y por qué hará un show para "tirar el Antel Arena por la ventana"

En diálogo con El País, el argentino habla de su vínculo con su club de fans, narra la historia detrás de los discos "Te sigo amando" y "Ahora las bailamos" y revela qué aprendizaje le dejó la pandemia.

Luciano Pereyra.
Luciano Pereyra.
Foto: Ignacio Sánchez.

En febrero, cuando cantó junto a Abel Pintos en el Antel Arena, Luciano Pereyra vivió un momento especial. Esa noche, en pleno cierre de la gira Es ahora —que venía de 34 fechas agotadas en el Luna Park de Buenos Aires—, su colega tomó el micrófono para interpretar “Tu mano”, una de las canciones más significativas de Pereyra. Sentado a un costado del escenario, y mientras el público coreaba esa letra sobre celebrar las segundas oportunidades, al homenajeado se le escaparon las lágrimas.

Ahora, cuando recuerda esa escena en diálogo con El País desde una suite del Sofitel, sonríe. “Fue único”, dice. “Imaginate que un artista de la talla de Abel elija esa canción para cantártela y regalártela en ese momento. Fue muy emotivo para ambos”.

Es miércoles, la tormenta tomó por asalto a la tarde montevideana, y el argentino está en una de las clásicas giras de prensa por Uruguay: llegó la noche anterior, ya habló en radios y programas de televisión, y en la noche se volverá a Argentina para seguir preparando los detalles de su nueva gira. Se titula Te sigo amando, despegará el sábado 27 en Santiago de Chile, tendrá cinco fechas en el Movistar Arena de Buenos Aires y pasará por el Antel Arena el viernes 5 de diciembre. Las entradas están a la venta en Tickantel, los precios van de 1800 a 6200 pesos y ya hay varios sectores agotados.

Mientras tanto, el cantante de éxitos como “Porque aún te amo”, “Como tú” y “Enséñame a vivir sin ti” trabaja en dos discos en simultáneo, y viene de grabar colaboraciones con figuras como David Bisbal, Soledad Pastorutti y Emanero. “No hay nada forzado, todo es orgánico, y estoy disfrutando mucho de esta nueva etapa”, celebra.

En esta entrevista, habla de todo eso.

—El 5 de diciembre vas a presentar tu segundo show en el Antel Arena en lo que va del año. ¿Qué te produce volver a cantar en Uruguay?

—Es una alegría enorme porque en Uruguay me siento en casa, y lo voy a agradecer toda la vida. Desde hace años compartimos música y el público siempre me recibió con respeto, calidez y cariño. Volver es como llegar a la casa de un pariente con la tranquera abierta: entrás, te das un abrazo y no hay distancia. La música se encarga de reunirnos. Y que la excusa sea la música tiene un sentido doble, porque amo lo que hago y poder compartirlo con la gente es maravilloso.

—Tus clubes de fans, que incluso impulsaron causas benéficas, son parte clave del camino. En cierta forma, el nombre de la gira Te sigo amando también celebra eso, ¿no?

—Sí, es increíble lo que trabajan. Hace poco hicieron una colecta de tapitas, y es un trabajo tan digno y humano que me llena de emoción. El club no solo está cada vez que vengo, sino que se junta cuando el prójimo lo necesita. Es muy emocionante. El nombre del tour, que también le da nombre a la canción con David Bisbal y al disco en el que estoy trabajando, es un título muy profundo que fui descubriendo a lo largo del proceso creativo. Decir “te sigo amando” es decirle a tu pareja, a tu familia, a tus amigos y a tu trabajo que los elegís un día más. Y volver a Uruguay para cantarnos y reafirmar ese amor es muy fuerte.

Luciano Pereyra.
Luciano Pereyra.
Foto: Ignacio Sánchez.

—Hablando de reconfirmaciones, después del tiempo que estuviste alejado de los escenarios por la pandemia, ¿qué sentís que se reafirmó en vos?

—Sigo amando la música y el encuentro con el público. Después de un momento tan duro como la pandemia, todo eso se intensifica: las ganas de vivir, de aprender, de disfrutar lo que hago. Pasamos por una vulnerabilidad enorme y, gracias a Dios, ya quedó atrás. Hoy no hay tanto Zoom y podemos volver a mirarnos, a charlar en persona, y eso para mí tiene un sentido enorme. Es como una segunda oportunidad, con olorcito a nuevo. Le agradezco a Dios todos los días por poder seguir disfrutando de mi carrera, incluso más que antes. Pasan los años y sigo con la ilusión de presentar un concierto, un disco, una canción o una colaboración. Después de todo lo que nos tocó vivir, siento que tenemos mucho más para agradecer que para quejarnos.

—Tus canciones y recitales se volvieron un espacio de identificación para tu público, un refugio frente a la hostilidad que mostrás al inicio de la letra de “Hasta el alma”. ¿Qué representa para vos?

— Para mí es una bendición trabajar de lo que me gusta y ver, desde arriba del escenario, el espectáculo que da el público. Y agradezco tus palabras, pero creo que lo que genera esa unión es la música. Durante dos horas de concierto, la música no te pregunta por tu ideología política, tu club de fútbol o tu religión. Si tuviste un mal día, hasta te lo arregla. Pasa mucho: tocás un viernes o un sábado y la gente llega cansada de toda la semana, pero en ese momento la energía se renueva. Te liberás, te abrazás, te tomás de la mano con un desconocido sin importar su historia. Eso es un refresco para el alma. Esa unión y esos momentos tan lindos son un regalo de la música. Y yo disfruto tanto porque, desde arriba, también veo ese espectáculo que me regala el público.

—En ese sentido, no haber perdido la capacidad de sorpresa es fundamental. Porque, después de tantos años, es fácil dar por hecho que el público va a estar siempre...

—Total. Incluso damos por hecho que estamos vivos y naturalizamos todo. Y me incluyo, porque vivimos en un mundo muy acelerado y estamos siempre con las redes, pero la verdadera red social es la mesa con la familia o los amigos. La música también pasa rápido: las canciones se vuelven viejas enseguida, todo es descartable y hay que sacar temas todo el tiempo. Yo hago lo que realmente siento, lo que puedo hacer. A veces me descubro emocionándome con un video de un perrito, y después pienso: “pero si tengo a mi perro al lado, mejor tirarle la pelotita”. Entonces me digo: la vida real está en otro lado y no hay que mostrar todo en redes.

—¿Qué significa para vos seguir cantándole al amor?

—Para mí el amor en todas sus formas es maravilloso, y me encanta cantarle al amor. A la pareja, a los padres, a la familia, a la vida misma. Agradecer que podés ver, reír, llorar, emocionarte. Soy de Luján, y ahí está la Basílica. A veces paso y ni la miro, porque uno naturaliza todo. Y de golpe pienso: “¡che, pará, pusieron una construcción gótica en medio del campo!”. Lo mismo me pasa con los aviones: de tanto viajar uno se cansa, pero después recuerdo cuando soñaba con volar por primera vez y me digo “no, pará”. Ese avión me lleva a trabajar, a compartir mi música, a aprender, a descubrir nuevos aires. Eso me nutre como artista y como persona.

—Estás trabajando en un álbum en el que llevás a tus clásicos al terreno de la cumbia junto al equipo de Un poco de ruido. ¿Cómo surgió?

—Yo soñaba con hacer este disco, pero no se daban los tiempos. Y siempre digo: los tiempos de Dios son perfectos. Escuché a Ezequiel y La Clave cantar “Si no es muy tarde” en un streaming de los chicos de Un poco de ruido; me encantó y después lo grabamos juntos. Más adelante sumamos “Tu dolor” con Uriel Lozano, “Perdóname” con Ángela Leiva, y se vienen muchas más. El disco se llama Ahora las bailamos, y va a tener versiones de “No puedo”, “Porque aún te amo” y “Enséñame a vivir sin ti”.

—Y, en paralelo, seguís con la grabación del álbum Te sigo amando.

—Sí, que tiene canciones que ya presentamos con Emanero, La Sole, David Bisbal, y vendrán más. Estoy disfrutando muchísimo de tanta música. Me encanta pasar de una gran balada con David a una cumbia con Ángela, o un bolero que termina siendo cumbia con Emanero. Incluso en “Te sigo amando” hay un pasaje folclórico, con bombo legüero... A veces pensamos que los géneros no pueden convivir, pero la música siempre te demuestra lo contrario.

—Tu show del Antel Arena va a ser el cierre del primer tramo de la gira Te sigo amando. ¿Cómo te imaginás esa noche?

—Tirando el Antel Arena por la ventana (se ríe). Ya vamos a estar en modo fiesta, modo fin de año. Cerrar la etapa del tour en Uruguay me da mucha ilusión. Por otro lado, ya me agarra la nostalgia de saber que se termine, pero después hay que generar la excusa para volver. Ese día van a ver la nueva puesta en escena y va a haber momentos para emocionarnos con las baladas y otros para divertirnos con las cumbias. La vamos a pasar muy bien.

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