Sobre el final de la entrevista, justo antes de que Tobías Medrano dijera que el futuro de La T y la M depende solo de las decisiones del dúo, el cantante le saca una sonrisa a su compañero Matías Rapen al revelar su próximo sueño. “En unos días nos vamos a Lima para hacer el show de medio tiempo del partido entre el Inter Miami y el Universitario de Perú, y si Dios quiere, lo vamos a cruzar a Leo”, dice, sin siquiera mencionar su apellido. Poco después, Medrano publica en Instagram una foto de su encuentro con Messi. Ambos sonríen en el pasillo de un hotel cinco estrellas, y la frase que acompaña la imagen resume el camino del dúo: “Si el 10 te da la pasada, es porque algo bien hiciste”.
El encuentro con la leyenda argentina es apenas uno de los tantos logros que el dúo de Florencio Varela (Buenos Aires) suma a su corta pero contundente historia. La T y la M —su nombre surge de las iniciales de Tobías y Matías— nació en plena pandemia, cuando la cuarentena obligatoria en Argentina dejó poco margen para otra cosa que no fuera la incertidumbre. Pero en lugar de quedarse en la impotencia y el miedo, prefirieron convertir la incertidumbre en canciones. Lo que empezó como un desahogo en tiempos de encierro, hoy los tiene girando por la región de la mano de hits como “Amor de vago” y “Quiero creer”.
Empezaron con versiones caseras de clásicos de rock, cumbia y reggaetón que se volvieron virales en TikTok. Su debut en Spotify llegó en 2021 con “Acústicamente”, donde, a guitarra y voz, enganchan dos clásicos de No Te Va Gustar: “Tan lejos” y “A las nueve”. Cuando se les recuerda aquel primer paso musical durante un diálogo por videollamada, Medrano —de lentes negros y piluso con caricaturas de huesos— hace girar la pelota que tiene bajo el brazo. La voz se le quiebra.
“No Te Va Gustar era la banda favorita de mi viejo; no lo tengo conmigo hace cuatro años”, cuenta. “Él siempre me rompió las bolas para que me dedicara en serio a la música, porque yo lo veía como un hobby. Pero él me insistía y yo, sinceramente, jamás pensé que iba a pasar todo esto. Hace poco tocaron en el Movistar Arena y nos invitaron a cantar. Fue una locura”.
El salto definitivo llegó en 2022 con “Pa’ la Selección”, la canción que se convirtió en el segundo himno de la campaña argentina en el Mundial de Qatar. La primera, claro, fue “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”. Pero la canción de La T y la M, que sonó en los vestuarios del equipo de Lionel Scaloni, terminó por consolidar al dúo como fenómeno. Cuando Messi levantó la copa, lanzaron “3 estrellas en el conjunto”, junto a Bizarrap y Duki.
Desde entonces, las conquistas se acumulan. Agotaron el Luna Park, donde grabaron un disco en vivo; colaboraron con sus referentes en el octavo volumen de “Messirve Mix” —un proyecto de versiones inspirado en el apellido del futbolista y el meme viral— y lanzaron “Amor de vago”, uno de los hits de este verano.
El tema, con 57 millones de reproducciones en Spotify y número uno en Uruguay, es una colaboración con el rapero Malandro y tiene una estructura atípica para los éxitos actuales. “Arranca chillin, tranqui, con la voz bien grave de Malandro, y después va evolucionando con el beat en progresión”, explica Rapen, guitarrista, tecladista y productor del dúo. Lo interesante —y quizá el secreto de su éxito en Uruguay— es que ese beat minimalista sigue una clave de candombe.
Luego, una guitarra eléctrica introduce el ritmo cumbiero antes de la explosión del estribillo. “Cuando entra el Tobi, la canción despega”, define Rapen. “Amor de vago” cierra con guiños a “La marca de la gorra” de Mala Fama y “Flor pálida” de Marc Anthony. “Quedó hermoso”, celebra.
Pero esa no es su única apuesta musical para el verano. Acaban de lanzar “Somos o no somos?”, una cumbia con estribillo pegadizo para corear a todo volumen en la pista de baile, junto a Lautygram. Salió hace 10 días y ya acumula 1.5 millones de reproducciones en YouTube.
El siguiente paso será su álbum debut, en el que llevan meses trabajando. “No queremos solo juntar 10 temas y sacarlos”, aclara Medrano. “Buscamos mostrar nuestra esencia en un disco y hacer algo distinto, algo con lo que la gente conecte. Tenemos mucho por hacer”.
En medio del proceso, hacen un balance del camino recorrido.
—Ahora que “Amor de vago” es un éxito y vivieron el fenómeno de “Pa’ la Selección”, ¿qué sienten que los mantuvo enfocados cuando recién estaban empezando?
Rapen: El equipo, la familia y los amigos; esos son los que te ponen los pies sobre la tierra. Nosotros trabajamos muchísimo para estar en este lugar y lo que nos pasa día a día supera nuestras expectativas. La vida no nos deja de sorprender y lo que estamos viviendo es gracias a nuestras familias y a la gente que nos demuestra su amor en las calles, las redes y los shows.
Medrano: Yo creo que también tiene que ver con nuestras personalidades. Sinceramente, nos consideramos dos pibes comunes y ese es el mensaje que le queremos transmitir a la gente. Nosotros nunca tuvimos nada y no nos olvidamos por qué empezamos. Aunque seguimos vigentes y creemos que nuestro mejor momento todavía no llegó, lo que vivimos en el pasado es lo que nos mantiene los pies sobre la tierra.
—¿Qué tan importante es la compañía del otro en estos momentos de tanta exposición? Supongo que vivir estos logros acompañados debe tener un mayor significado.
Rapen: (Levanta su vaso con agua y hace un brindis con Medrano) ¡Salud, amigo! (Toman un trago y se ríen) Está buenísimo porque la gente piensa que somos primos o hermanos de toda la vida, pero con el Tobii nos conocimos en pandemia. Vino un día a mi casa y la conexión que tuvimos ese día fue tan terrible que ahora somos como hermanos, vivimos prácticamente juntos pensando en el siguiente paso.
Medrano: Es increíble compartir esto con un hermano. Nuestros caminos se juntaron y, sinceramente, estoy seguro de que fue por voluntad de Dios para que podamos hacer grandes cosas juntos... (Se interrumpe) Fua, voy a llorar (se ríe). Creo que porque compatibilizamos tanto, hay cosas que a veces las naturalizamos, pero es importante saber que aunque tengamos 800 canciones o no se nos caiga una idea, lo importante es juntarnos en un estudio. Y si no sale nada, nos metemos en la pile y después seguimos. Antes, cuando empezamos, no se nos caía una idea y nos tirábamos con un colchón en el piso con el ventiladorcito...
Rapen: (Se ríe) Cuando empezamos nos juntábamos todos los días a las 11.00. Mati caía a casa, comíamos unas milanesas de pollo y después mi vieja traía un mate cocido con unas tortas fritas. Después pintaba una siesta en el piso de una piecita.
Medrano: Y esas cosas no cambian, porque aunque ahora estemos en un estudio de la concha de la lora, igual la madre de Tomi llega con la vainilla y el yogurt. Hay cosas que no cambiaron (se ríen ambos).
Rapen: (Interrumpe) Vos imaginate que mi sueño era ponerle aire acondicionado a la pieza; ya con eso era feliz. Y mirá dónde estamos ahora... Es terrrible, amigo.
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