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La campesina que nació en Irlanda, escucha a Alfredo Zitarrosa y trae su propio folclore a Uruguay

La cantante irlandesa-colombiana Katie James se presenta por primera vez en Uruguay, este viernes en Sala Zitarrosa. Antes, charló con El País sobre su historia, el porqué de sus canciones y cómo la afectó su éxito viral.

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Katie James, cantante.
Foto: Difusión

Los ritmos folclóricos colombianos llegarán mañana a la Sala Zitarrosa con la actuación de Katie James. La artista colombo-irlandesa será parte de Marea, el ciclo que la sala dedica a artistas mujeres y disidencias.

James ya recorrió toda Colombia y actuó en México, Holanda, Escocia, Estados Unidos, Perú o Ecuador. Un año atrás, hizo una gira por Argentina y detectó la cantidad de seguidores uruguayos que tenía. Mañana los invitará a descubrir ritmos tales el bambuco, el vals o la guabina.

“Estoy muy emocionada de visitar Uruguay, es muy bello conocer a un país a través de la música”, explica en charla con El País, y confiesa que le encanta la milonga y desde hace varios años escucha a Alfredo Zitarrosa.

“Me parece muy simbólico que mi primer concierto en Montevideo sea en la sala que lleva su nombre”, advierte quien prefiere arribar sin expectativas, “sino abierta a lo que podamos vivir” en un concierto donde compartirá escenario con la cantante uruguaya María Elena Melo.

La carrera y el despegue de Katie James

La carrera musical de James tiene más de 25 años, incluye cinco discos y cuenta con más de 23 millones de reproducciones en YouTube y Spotify. Las redes sociales fueron claves en su trayectoria.

Estudió música y compone desde que era prácticamente una niña, pero la fama la alcanzó hace cuatro años y medio, cuando su canción “Toitico bien empacao” se viralizó en internet.

“Hasta ese entonces yo tenía un público bastante reducido, aunque hacía música desde hace décadas, pero con ‘Toitico’, cientos de miles de personas compartieron mi canción”, dice quien se crió en la zona rural de Colombia.

“Crecí en una finca alejada de la civilización moderna, no teníamos ni siquiera energía eléctrica y nuestro objetivo, digamos como familia, era como regresar un poquito en el tiempo y volver a lo sencillo, cultivar lo que íbamos a consumir y que todo fuera orgánico”, puntualiza.

“Viví como campesina, usando la azada para sembrar la tierra, porque todo lo relativo al campo era mi pan de cada día”, repasa quien para estudiar música vivió en diferentes ciudades de Colombia.

Los contrastes de la vida de campo y de la ciudad le generaron muchas reflexiones. El desconocimiento profundo de algunos citadinos con respecto a la vida en el campo, a qué significa ser campesino, trabajar la tierra o al esfuerzo que hay detrás de cada alimento, los hizo canción.

“Y cuénteme qué sabe de su tierra. Cuénteme qué sabe de su abuela. Cuénteme qué sabe del maíz. ¿O acaso ha olvidado sus antepasados y su raíz?”, canta la artista en una creación donde desplegó todo su carisma, dulzura y su aguda mirada sobre la realidad.

Las redes no demoraron en viralizar otras canciones de su autoría. En Instagram tiene más de 160.000 seguidores y allí recibió un mensaje que la sorprendió. “Hola, Katie, soy Carlos Vives; cuéntame cuándo tienes un ratito libre para charlar, quiero hacerte una propuesta”, recuerda quien jamás se hubiera imaginado que el contacto le llegaría a través de un chat. “Carlos Vives, ¿el cantante?”, balbuceó ella. Era él, “un artista consagrado”, que la invitaba a grabar juntos.

“Yo no sabía qué hacer con tantas emociones dando vueltas en mi pecho. Cuando logré aterrizar, fui a su estudio y compusimos juntos la canción ‘En la selva’, que es parte de su álbum Cumbiana 2”. Con este tema, conquistaron el Primer Premio a la Mejor Canción Folclórica y ella ganó el segundo Premio a la Mejor Artista de Folclore en los Premios Nuestra Tierra 2023.

La colaboración con Vives legitimó un camino que comenzó a sus nueve años, cuando empezó a tocar violín. “Yo era una niña y después una adolescente muy tímida e introvertida. Cuando compuse mi primera canción, tenía unos 13 años y sentí como si se abriera una puerta, descubría una manera de exteriorizar mis pensamientos y esas emociones de un mundo interior que, descubrí, era gigante”, repasa quien validó sus creaciones al recibir el beneplácito de su madre y hermanas, una familia que describe como muy artística y donde la música siempre ocupó un lugar tan vital como importante.

Antes de su llegada a Uruguay

“Llevaré muchas canciones de mis álbumes Humano y Respirar”, anuncia en la previa de un show que tiene entradas a la venta en Tickantel. “Los invito a conocer mi faceta como cantautora, pero también como intérprete de canciones latinoamericanas que me han marcado. Será un concierto acústico, de guitarra y voz”.

La conversación constante entre ritmos, melodías, temas, -el amor y el desamor, la naturaleza, el contraste entre campo y ciudad, los viajes- será mañana en la Zitarrosa. Un recital tan íntimo como imperdible.

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