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Julieta Venegas en el Antel Arena: un reencuentro íntimo, emotivo y necesario

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Julieta Venegas en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.

CRÓNICA

Luego de casi ocho meses cerrado, el Antel Arena volvió a abrir sus puertas con un show de Julieta Venegas que tuvo a cuatro invitados locales

Pasaron 241 noches desde el 11 de marzo, cuando la colombiana Karol G ofreció, sin saberlo, el último show en elAntel Arena antes de la llegada de la pandemia a Uruguay. Esa noche, casi 5000 personas bailaron —casi pegadas— y corearon a todo volumen el estribillo de “Tusa”, el hit del verano. Dos días después, la emergencia sanitaria obligó a suspender todos los espectáculos públicos.

Casi ocho meses más tarde, el estadio cerrado más grande de Uruguay volvió a abrir sus puertas este sábado con un show íntimo de Julieta Venegas. Pero el panorama fue totalmente diferente. El aforo se redujo al 30%, el público debió sentarse de a dos y dejar dos butacas libres a cada lado, se tomó la temperatura corporal antes de ingresar al lugar y el tapabocas debió usarse durante todo el show. Sin embargo, esos requisitos que parecen limitar la experiencia de un recital en vivo no opacaron la emoción del regreso paulatino a lo que antes asumíamos como “normalidad”.

“Mi expectativa, y es donde se centra mi entusiasmo, es la posibilidad de tocar con personas nuevamente”, le dijo la mexicana a El País unos días antes del show. El reencuentro con esas más de 2000 personas que llegaron al Antel Arena —el recital más convocante de Uruguay desde el comienzo de la pandemia— estuvo definido por un ambiente de celebración.

Y eso se notó con la ovación que recibió a Venegas apenas salió caminando desde una de las puertas laterales del campo para subir al escenario, ubicado en el centro del lugar. Bastó con esos segundos para entender que iba a ser una noche especial, de esas que quedan en la memoria. “Estoy muy emocionada y creo que todos estamos emocionados de esto. Gracias por estar aquí. Sabemos lo que hemos pasado y esto me da mucha esperanza de que todo pase”, dijo la cantante, sentada frente a su piano, tras terminar de cantar “Ilusión”, la canción que abrió el show.

Julieta Venegas en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.
Julieta Venegas en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.

Con un formato de 360º que logró que un lugar tan grande como el Antel Arena pareciera un teatro, Venegas solo necesitó un piano, una guitarra, un cuatro y un acordeón para crear un clima íntimo, cálido y bien dinámico que atravesó su show de dos horas. Las luces tenues que iluminaban el recinto, dos lámparas en el escenario —una de pie, pegada al piano; y otra sobre una pequeña mesa, junto al cuatro y la guitarra— y una botella de vino reposando sobre una mesita completaron la imagen.

Lo que comenzó con una serie de reversiones al piano, en los que llevó a canciones como “Ilusión”, “Amores platónicos” y “Todo está aquí” a su punto más minimalista —haciendo que su MTV Unplugged, de 2008, parezca sobrecargado de arreglos— terminó de completarse cuando el primero de los cuatro invitados locales subió al escenario. “Es un muy queridísimo amigo y un músico que admiro un montón”, dijo al presentar a Luciano Supervielle.

Como si se tratara de un homenaje a una relación con Uruguay que se hace cada vez más estrecha, la mexicana cantó una bellísima versión de “Hoy te vi”, de Eduardo Mateo, y luego pasó a su musicalización del poema “Sola”, de Idea Vilariño. Mientras el músico de Bajofondo ofrecía una interpretación al piano repleta de detalles y matices, la mexicana se paseó por el escenario presentando dos de las letras más melancólicas de la noche.

Julieta Venegas en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.
Julieta Venegas en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.

Unas canciones más tarde, el cantante de No Te Va Gustar, Emiliano Brancciari, subió al escenario para ofrecer otra celebración del repertorio local. Junto a uno de sus “cómplices en la música”, como definió Venegas, interpretaron una despojada versión de “Chau”, todavía más íntima que la que quedó registrada en el disco en vivo Otras canciones. Venegas se acompañó de su cuatro pintado de celeste mientras Brancciari aportaba una sutil percusión con un egg shaker. Mientras sus voces se entrelazaban en el estribillo (“Corazón, hoy no dejes de latir, / Te alejaste un día, ahora decidiste venir”), el público se sumó al canto.

Tras esa letra de despedida —con una melancolía que conectó con la canciones interpretadas junto a Supervielle—, llegó “Andar conmigo”, una especie de contraste emocional. Venegas pasó al acordeón y Brancciari tomó su guitarra para interpretar una versión más lenta y totalmente reimaginada de ese éxito de 2003.

Entre las reversiones de su repertorio, destacaron “Este camino” (donde rescató la inocencia de su niñez, acompañada de su acordeón), “Algo está cambiando” (con una hermosa versión en el cuatro) y “Lento” (sentada frente al piano). Esas tres canciones resumen la calidad de Venegas como intérprete y su gran capacidad para llevar sus composiciones a terrenos inesperados. Y, hablando de esto, uno de los momentos más memorables de la noche fue el aporte vocal de Papina De Palma en “Oleada”, ese tema dedicado a dejarse llevar y aceptar los cambios. Mientras cantaron a dúo, Venegas creaba un clima musical con su acordeón. “No quisiera detener, / Esta oleada que me lleva, / A dónde, adónde no lo sé, /Sólo me muevo con ella”, dice ese estribillo, tan aplicable a esta nueva normalidad.

Sin dudas, el momento más ovacionado del show del Antel Arena fue la participación de Eli Almic. “No dejo de descubrir gente que me encanta. Tienen una producción increíble para la densidad de este país”, dijo antes de presentar a la rapera. “Sentí mucha afinidad temática con lo que escribe esta invitada”, comentó antes de dar paso a un mash up —como definió la mexicana— de “Mujeres” y “Brujas”, de Eli Almic. Ambas letras se conectan con el movimiento feminista y dejan un mensaje bien claro de una lucha que cada vez gana más terrenos.

“Las mujeres se están rebelando, los hombres no saben qué hacer, / Todas las flechas en movimiento, las reglas se vuelven a hacer”, dice el estribillo de la canción de Venegas. “Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar”, el de Eli Almic. Son dos canciones en distintos lenguajes (una se acerca al pop, la otra usa el rap) para ir al mismo lugar. El encuentro fue una muestra simbólica de la creciente unión de Venegas con la cultura uruguaya, y el resultado fue memorable. Tras esa canción, ambas interpretaron “Eres para mí”, que tuvo al público coreando la letra.

El show del sábado, que fue filmado y que pronto se editará, se definió por ser una noche repleta de intimidad y de celebración por volver a escuchar música en vivo en el Antel Arena. “No me hagas pensar en lo que vendrá después, / Todo está aquí, todo está aquí, / Esta es la felicidad”, cantó frente al piano en “Todo está aquí”. Aunque aún falte un largo camino para volver al tipo de show multitudinario como ese que ofreció Karol G hace 241 noches, durante dos horas el público y la artista mexicana volvieron a sentir la felicidad del encuentro en vivo. Y eso es justo lo que se necesita en este momento.

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