EVENTO

El amor después del amor, el album del que Fito Paéz celebrará sus 30 años con tres shows desde hoy en el Antel Arena, era su séptimo disco. Y muchos de aquellos que lo seguían desde la primera hora (su llegada a Buenos Aires con la trova rosarina, su trabajo con Charly García, sus discos solistas) sintieron que se le llenaba la casa de recién llegados. Páez dejaba de ser para unos pocos: se volvió el artista más popular de su generación. Y lo sigue siendo.

Para muchos, de hecho, Páez ya había hecho una obra mayor (Ciudad de pobres corazones) tan personal y creativa que parecía difícil de alcanzar. Pero El amor después del amor fue más allá: se volvió un planeta único que llevó al rosarino a niveles pocas veces visto por el rock argentino. Cada vez que se lo menciona se recuerda que es el disco más vendido de la música de su país y todo indica que lo sigue siendo: llevaba 1,1 millones de copias en 2012 y nadie vendió tantos discos desde entonces.

La expectativa que generó la gira para celebrar ese aniversario redondo, muestra, encima, que sigue vigente. El tour empezó en septiembre en Argentina (donde lo vieron 90.000 espectadores) y pasa por Uruguay, Chile, Perú, Paraguay, Venezuela, Colombia, Costa Rica, Santo Domingo, Estados Unidos y España.

En Montevideo se necesitaron tres Antel Arena para colmar la ansiedad de su público local, que lo siente como uno de los nuestros; el cariño es mutuo. Para los shows -que son hoy, mañana y el martes- solo quedan entradas en ubicaciones con “posible visión restringida” a 1.700 pesos.

El disco fue creado para celebrar su romance con la actriz Cecilia Roth, que está referida (más o menos elípticamente) en muchas de las canciones. Páez le dedicó“Un vestido y un amor” en el estreno de la gira en el Movistar Arena porteño.

El amor después del amor tiene, por mencionar una sola cosa, una de las mayores densidades de éxitos por metro cuadrado. Allí están, por ejemplo, “El amor después del amor”, “Dos días en la vida”, “La Verónica”, “Tráfico por Katmandú”, “Pétalo de sal”, “Sasha, Sissi y el círculo de Baba”, “Un vestido y un amor”, “Tumbas de la gloria”, “La rueda mágica”, “Brillante sobre el mic” y la energética “A rodar mi vida”. Hay gente que necesita 10 discos para juntar un setlist así. Las toca todas y en todo su esplendor.

La banda que lo acompaña está integrada por Juani Agüero y Carlos Vandera en guitarras, Diego Olivero (bajo), Gastón Baremberg (batería), Juan Absatz (teclados) y Emme en los coros.

Pero hay mucho más en el universo Páez. En agosto, grabó una nueva versión de El amor después del amor cargada de featurings estelares, por ejemplo.

Netflix, por su parte, prepara una miniserie de ficción sobre su vida titulada, justo, El amor después del amor.

Y la editorial Planeta acaba de publicar el primer volumen de sus memorias, Infancia & Juventud (1.290 pesos en edición física; 359 en epub). El último capítulo está dedicado al proceso creativo que acompañó El amor después del amor. Incluye detalles interesantes.

“La época de El Amor Después del Amor y Circo Beat, que salió inmediatamente después fue un momento muy brillante, para ser honesto, porque todas las cosas que solía hacer, no las pude volver a hacer”, contó Páez en una charla para la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación, la encargada de los Grammy; viene de ganar tres gramófonos de la edición latina de los premios. “Empezás a vivir más encerrado; perdés un poco el contacto con lo que era tu día a día en la calle (...) En mi vida personal, de repente me transformé en algo así como un presidente. Me seguían, yo era como Carolina de Mónaco”.

El desmadre era merecido. Más allá de cifras y rankings, El amor después del amor es una pieza musical imbatible. Y por tres días, los uruguayos la podremos ver en vivo. Bienvenido.