La primera fue en 1988: Pericos llevaba casi dos años de historia y nunca había salido de Argentina, pero entonces apareció el Montevideo Rock y con él, el puente hacia Herbert Vianna de Paralamas, el ídolo que terminaría por producirles su disco King Kong. La más memorable, quizás, fue a mediados de los noventa, gratis y en la Playa Malvín: hay un par de generaciones que quedaron marcadas por aquella noche de comunión y del material del que está hecho lo inolvidable. Desde entonces, las visitas de Pericos ya son "miles", exagera el cantante Juanchi Baleirón en videollamada con El País.

“Amamos Uruguay, como todo porteño. Y si es la música la que te lleva, hace que sea todo más lindo”, dice en la previa a un nuevo recital, que será esta noche a las 21.00 en La Trastienda. Quedan las últimas entradas en Abitab y la excusa, además de reencontrarse con un montón de clásicos, es presentar —y despedir— en vivo Viva Pericos, un álbum que les trajo muchas alegrías.

“Fue un superaño, contando el año pasado y la mitad de este, con el lanzamiento del disco que nos dio muchísimas satisfacciones y nos llevó a España, Estados Unidos, México, Costa Rica, Venezuela que hace mucho que no íbamos, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Paraguay”, pasa lista y ríe. “Y con el reconocimiento del Premio Gardel. Estamos con mucha alegría. Le estamos dando un cierre a este disco hermoso que nos dio mucho, y ya pensando en el próximo. No podíamos no pasar por Montevideo con este gran disco”.

Viva Pericos llegó en pandemia. Fue una idea que recibieron de brazos abiertos por parte de Afo Verde, CEO de Sony Music en América Latina, en un período que, como siempre —y a pesar de todo—, vivieron de la única manera en que saben vivir: haciendo.

La referencia era Labour of Love, el disco de 1983 de UB40 hecho de versiones del reggae y que incluía “Red Red Wine” de Neil Diamond, que se iba a convertir en uno de los grandes éxitos de la banda británica. Con ese faro, buscaron y probaron, como quien intenta calzarse ropa nueva, canciones de lo más diversas pero llevadas a un terreno reggae pop.

“Fue muy divertido el proceso”, dice Baleirón, que revela que afuera quedaron canciones de la banda de cumbia Damas Gratis, de Shakira, Caetano Veloso y, por ejemplo, Jarabe de Palo. Entraron las 11 que debían entrar, que van de “La distancia” de Roberto Carlos a “Trátame suavemente” de Soda Stereo, pasando por varios temas mexicanos y uno uruguayo, “La edad del cielo” de Jorge Drexler, que incluye la participación de Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar. “Cuando le contamos a Jorge se emocionó”, recuerda.

¿Cuál es el “Red Red Wine” de Viva Pericos? “Está difícil, porque lo hemos tocado en todos lados y en cada lugar suena distinto. El de Los Rodríguez (‘Me estás atrapando otra vez’) en España anduvo muy bien, el de Roberto Carlos funcionó, en México la canción ‘Tatuajes’ se canta a grito pelado y capaz que acá no la conocen”, dice el que ya lleva casi 20 años como voz líder de Pericos.

Algo de todo eso sonará hoy en La Trastienda, donde Baleirón promete un show “palo y palo”. “Va a haber clásicos, temas de Viva Pericos, y los imbatibles e indelebles, esos que la gente identifica con nosotros, tanto los tranquis como los más quilomberos”.

Será, con todo, uno más para la lista de “mil” shows de Pericos en Uruguay, a esa historia que tiene a Montevideo Rock y a la playa Malvín pero también a tantas salas, tantos escenarios, tantas ciudades.

Después, cuando se para en el lugar del público y piensa en los mejores recitales que vio en su vida, Baleirón no duda: Van Halen en 1983, Ramones en Obras en 1995 —dice y confiesa la adicción que tuvo en la adolescencia a algunos de los discos de la icónica banda punk—, y AC/DC en la cancha de River Plate, en 2009.

“Yo estaba con la expectativa baja, ¿cuánto más me iban a sorprender?”, dice. “Y me volaron la cabeza, lo dieron todo, todo. Los demás están bien, son ocho o nueve puntos. Pero ese show fue un 10”.