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Ariel Pucheta: "Con Ráfaga tenemos un respeto ganado a base de sacrificio"

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La banda Ráfaga. Foto: Difusión

ENTREVISTA

La banda de cumbia argentina dará este sábado un show por streaming, y antes del recital su cantante, Ariel Pucheta, conversó con El País

Con el disco Imparables de 1999, Ráfaga se ganó un lugar eterno entre el repertorio de casamientos, cumpleaños y cualquier ocasión digna de festejo en el Río de la Plata. La banda había nacido en 1994 y comenzó a sonar con más fuerza un par de años después, pero “La luna y tú” y “Mentirosa” fueron punta de lanza para la conquista de la escena tropical. Con un guiño rockero en las guitarras y la voz melódica de Ariel Pucheta como parte de un sonido tan inconfundible como su estética, el grupo no paró de trabajar ni cuando su cantante dio un paso al costado y se reclutó a Rodrigo Tapari.

Pucheta regresó hace tres años y esa es la formación que mañana ofrecerá un show por streaming para el mundo. Será a las 22.30 y las entradas se consiguen en www.rafagalive.com. Allí sonarán, claro, “Chiquilina”, “Agüita”, “Una ráfaga de amor”, la más reciente “Una cerveza” y todos esos clásicos con los que Ráfaga se volvió una fija en cualquier pista de baile. Sobre eso, Pucheta charló con El País.

—Imagino que todo el tiempo que lleva Ráfaga sin tocar habrá sido, para ustedes, muy extraño. ¿Cómo prepararon este show vía streaming?

—Veníamos de una gira, con mucho trabajo desde que comenzó el año, y fue un golpe en seco que nos cortó. Bueno, nos pasó a todos y hay gente que la pasa peor, pero no nos encontrábamos preparados para esto. Pero durante el transcurso de la pandemia, sobre todo acá que tenemos la cuarentena más larga del mundo se nos complicaba hacer cosas. Por suerte nos contrataron para este streaming y lo aceptamos, porque teníamos muchas ganas de juntarnos a tocar, de estar en movimiento.

—Al margen del impacto económico, como hombre de escenarios, ¿qué extrañás más de la dinámica de shows?

—Lo primero que extraño es juntarme con la banda. Porque aparte yo volví hace casi tres años a Ráfaga y ahora estamos mucho más afianzados en el show, en la amistad, el compañerismo, y eso de juntarnos, divertirnos en los viajes es lo que extraño.

—¿En qué volcaste este tiempo “libre”?

—Se arrancó haciendo comida, te agarraba el Masterchef, hacer pan, pizza, empezar a engordar (se ríe), hasta que me di cuenta que no era el camino y que se alejaba cada vez más el volver a trabajar. Así que me puse las pilas y bajé lo que había subido. Y empezamos a hacer grabaciones, algunos mix de canciones viejas, después surgió la idea de hacer “Resistiré” que fue un tema muy emblemático en España en la lucha contra el coronavirus; también surgió un contacto con Alejandro Lerner, que me invitó a un Instagram Live, y ahí le propuse hacer “Volver a empezar” que tiene que ver con lo que nos pasa. El ser humano todo el tiempo tiene que volver a empezar en algo.

versión

Cómo llevar “Volver a empezar” a la cumbia

“Alejandro la dejó a cargo mío, yo la puse en manos de uno de los productores de Ráfaga y le dije lo que quería, y nos pusimos de acuerdo con el tempo de la canción”, cuenta Ariel Pucheta sobre la versión del clásico “Volver a empezar”, que su banda grabó con Alejandro Lerner durante la pandemia. “Porque Ráfaga toca a una velocidad mucho más alta, y si la tocábamos a esa velocidad se desfiguraba bastante. Entonces bajamos el tempo de Ráfaga, subimos el de Alejandro y llegamos a un lugar que quedó muy lindo para cantar”.

Sobre el clásico tinte rockero de las guitarras de Ráfaga, que se siente en esta colaboración, Pucheta dice que “el guitarrista y el bajista son metaleros y les encanta Deep Purple”. “Ráfaga tiene una mezcla de todo y eso lo hace diferente”, opina.

—¿Son una banda bien acogida por artistas de otros palos?

—Sí, eso siempre lo destaco: el respeto que hemos ganado durante tantos años. Los rockeros comúnmente se alejaban de la música tropical por los fanáticos, porque a un rockero que escuchaba cumbia lo odiaban los seguidores. Hoy ya no pasa eso. Así que con Ráfaga tenemos un respeto ganado a base de sacrificio y responsabilidad.

—De la etapa solista, ¿cuál fue el mayor aprendizaje que te llevaste?

—Los golpes, porque la espalda que me daba Ráfaga no la tenía cuando me fui. Yo salí con un disco de amor, lindas letras, todo, pero la gente estaba en otra y escuchaba más la cumbia villera. Me costó, tuve experiencias en otros países de que me quedaran debiendo plata, no me pagaron, y cuando volví a Ráfaga me contaron que ellos también pasaron por situaciones similares. Para mí no era lo mismo sin Ráfaga y a Ráfaga también le costó sin mí. Después Rodrigo se ganó su lugar, lo hizo muy bien levantaron, a mí también me fue muy bien, y la unión llega en un momento no por necesidad o no tener trabajo. Estábamos bien, Rodrigo decidió irse, me proponen la idea y me encantó. Y volví.

—Dijiste que la relación con tus compañeros cambió desde el regreso. ¿Hoy Ráfaga significa algo diferente respecto a lo que era antes de que te fueras?

—Quizás hoy valoro más lo que significa Ráfaga para mí. Siempre sentí que Ráfaga significó salir de un lugar donde por ahí no tenés tantas posibilidades de crecer, como un barrio humilde, y Ráfaga me dio la posibilidad de recorrer el mundo y abrir un poco la mente. Sin eso hubiera sido otra persona como algunas que tengo alrededor, que no tuvieron posibilidades de nada o mismo por quedarse, porque tampoco le vamos a echar la culpa al ser pobre. Uno tiene que luchar por las cosas que le gustan. A mí me gustó, fui aprendiendo cada vez más y tratando de progresar. Me pasó desde antes de Ráfaga: dejé la secundaria, me puse a trabajar para ayudar a mis viejos, y me quería comprar algo para mí, una moto, un auto, siempre con esa mentalidad de progresar. Pero en el barrio a veces tenés muy pocas posibilidades.

"Ráfaga significó salir de un lugar donde por ahí no tenés tantas posibilidades de crecer, como un barrio humilde"

Ariel PuchetaCantante de Ráfaga

—Y el rubro de la música tropical exige, además, trabajar mucho y correr detrás de las tendencias. ¿Ráfaga ha mantenido su esencia a conciencia?

—Sí, cada vez que entramos en un estudio es un debate constante igual, no es que vamos y estamos todos de acuerdo. A mí me gustan más las cosas nuevas, me gusta arriesgar, y hay unos que no tanto, y por suerte se hace un término medio. Ahora tenemos una canción que compusimos con un amigo y tiene una letra muy fresca, actual, le habla más a la juventud, y por ahí no está acostumbrado Ráfaga a eso. Fuimos a grabar y el productor cambió unas partes, yo las volví a poner (se ríe) y así, hay un debate. A la gente le mostrás algo nuevo y dice: “Uh, se fueron del estilo”, y mostrás algo viejo y dicen: “Estos no cambian más”. Hay que tener un término medio.

—¿Te imaginás a Ráfaga colaborando con la nueva generación de traperos?

—Pienso si se podría hacer, cómo, y me cuesta. Pero obviamente si uno se pone y tenés a un buen trapero, se puede mezclar. Hoy por hoy se mezcla todo. Pero la verdad, no se me ocurre. La participación que hicimos con Jimena Barón es un tema de reguetón ("Gato"), pero cuando entramos es Ráfaga, el estilo Ráfaga.

—La fórmula del éxito no existe, ¿pero qué tienen en común temas como “Chiquilina”, “Agüita”, “La luna y tu” o “Una cerveza” que enganchan tanto público?

—Ojalá lo supiera. “La luna y tú” fue el primer hit grande, sacamos el disco a fines del 98 y abrió un montón el mercado. Esa canción tenía mucho acordeón, y después salimos con una de mucha trompeta, y después tenemos otras de mucha guitarra. Vamos cambiando un poquito; me encanta cambiar sin perder la esencia. Y no hay muchos artistas que tengan 10 canciones éxito-éxito, que las conoce todo el mundo. Y Ráfaga tiene eso. Y siempre la idea es mostrar algo diferente; no porque la pegó “Una cerveza” vamos a sacar un tema que hable del vino. Nosotros tenemos un montón de canciones hermosas que quizás la gente ni escuchó, y pasa por ahí, con que tenés que llegar con una canción que todo el mundo se identifique como para que se haga un hit. Y es muy, muy difícil.

—¿Terminan presos de ciertos éxitos?

—Tal cual. Por suerte nos fuimos superando; a “La luna y tú” la superó “Mentirosa”, a “Mentirosa” la igualó “Ráfaga de amor”, después “Agüita”. Y ahora yo volví a Ráfaga, grabamos hermosas canciones que creímos que le podían gustar a la gente y ninguna se pudo convertir en hit. Ni siquiera pudimos llegar a lo que llegó “Una cerveza”, pero seguimos en camino y siempre estamos haciendo cosas. Porque en algún momento llega.

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