PERFIL

"No piensen que fue suerte”, dijoAnitta, al borde del llanto, el día que “Envolver” llegó al número uno de las canciones más escuchadas del mundo Spotify. “Este es el resultado de mucho trabajo”, agregó en el video publicado en las redes sociales de Spotify Brasil. Y esa canción, que la brasileña grabó en español, publicó en octubre y que recién en marzo explotó gracias a un dance challenge de Tik Tok, fue la concreción de un proceso que lleva más de 10 años y que no deja de romper récords.

Y la campaña para que “Envolver”, el sencillo principal de Versions Of Me —el álbum que publicó el martes—, llegase al número uno de Spotify fue causa nacional. “Nunca había visto a Brasil tan unido por algo; parecía la copa del mundo”, comentó en su video de agradecimiento. Es que, en la jornada previa a que “Envolver” se convirtiera en la primera canción de una artista latina en ser la más escuchada de la plataforma, Anitta fue tendencia en Twitter y se publicaron miles de mensajes invitando a escucharla. Hasta la cuenta oficial de la selección brasileña se sumó a la campaña.

Y al final lo logró: el 25 de marzo, “Envolver” generó más de seis millones de reproducciones diarias y desplazó a “Heat Waves”, de Glass Animals, del número uno. “Sé que Brasil explotó la lista, pero la mitad de las reproducciones son de otros países”, aclaró para ahorrarse polémicas. Pero, más allá de los números, lo de la artista nacida como Larissa Machado es uno de los casos más admirables de la música brasileña.

Todo empezó con un video grabado en su celular. Con 16 años, sonreía sin parar mientras interpretaba un fragmento de un clásico del funk brasileño, y usaba un desodorante como micrófono. Cuando el productor Bautinha se topó con ese video, supo de inmediato que esa joven del barrio Honório Gurgel —pegado a varias favelas de Río de Janeiro— tenía futuro. La fichó en la productora Furacão 2000, una de las más importantes de Brasil, y lanzó su carrera.

Su debut fue “Eu Vou Ficar” (2013), un funk brasileño con tintes pop, y llamó la atención enseguida. A base de consistencia y de éxitos como “Show Das Poderosas” y “Meiga e Abusada”, comenzó a forjar una carrera que en cuestión de años la llevaría a girar por todo el continente. El primer hito de su carrera fue “Downtown”, grabada con el colombiano J Balvin, que fue una de las más sonadas de 2017 en las radios uruguayas.

Esa colaboración marcó el inicio de su expansión continental —“Vai Malandra”, también de 2017, trajo por primera vez al funk brasileño al pistas de baile uruguayas— y de su intento por ingresar en el mercado estadounidense. Lo hizo a base de colaboraciones con Snoop Dogg, Cardi B y Madonna.

Como reflejó en sus dos miniseries para Netflix —Vai Anitta y Anitta, de Honório para el mundo—, lo suyo se basa en la versatilidad. Canta en español, inglés y portugués y se mueve con comodidad entre géneros musicales. A eso se le suma una estética y un abordaje letrístico basado en la sexualidad libre. “Mis letras traen como mensaje que las mujeres son protagonistas de su propio deseo. Deben hacer lo que quieran”, le dijo a El País en 2020. “A mis fans les parece importante ese mensaje, porque están inmersos en una sociedad machista que tiene un pensamiento tan atrasado que ya no será aceptado por la gran mayoría. Mi deber es contribuir para lograr ese cambio”.

Y en Versions of me, su nuevo disco, explora más que nunca esa meta. Como en “Envolver” (“Yo sé que no me vas a olvidar, si te hago el amor”, asegura), celebra su sexualidad en “I’d Rather Have Sex”, “Gata” y “Me gusta”. “Nunca estuve de acuerdo, como feminista que soy, con el papel que la sociedad la impone a la mujer. Por eso abordo esos temas en mis letras”, dijo en la entrevista ya citada.

Pero Versions of me es mucho más que eso. Es la confirmación de que ya se ganó su lugar en el mercado estadounidense gracias a la buena recepción que tuvieron las canciones "Boys Don't Cry", un pegadizo electropop que interpretó en el show de Jimmy Fallon; y "Faking Love", un rap con elementos del funk brasileño que grabó junto a la estadounidense Saweetie. La consolidación le llegó el sábado cuando se convirtió en la primera artista brasileña en participar de Coachella, uno de los festivales más populares de Estados Unidos. 

“La Larissa de 16 años soñó todo eso y lo concretó, porque fue ella la que no paró un minuto y siguió sin pensar solo en el éxito y el dinero”, le dijo a El País para hacer un balance del camino recorrido. Hoy, se ven los frutos de su esfuerzo.