GUILLERMO ZAPIOLA
¿Por qué ganan unas películas y pierden otras? Si se observan los pronósticos para el Oscar publicado en esta página el pasado domingo, hay varios aciertos y un par de títulos errados. Ese par de variantes merecen alguna reflexión.
Lo "inesperado" ocurrió en los rubros a mejor película en inglés y extranjera. En ambos casos, dos películas que "corrían de atrás" (Vivir al límite, El secreto de sus ojos) derrotaron a las aparentes favoritas (Avatar, La cinta blanca).
Con un poco de humor sarcástico se puede decir que Vivir al límite es la triunfadora que nadie vio, lo cual sería por supuesto una injusticia. Es, más bien, la película que se estrenó en menos salas pero se mantuvo bastante tiempo en algunas de ellas, tuvo buena crítica, contó a su favor con una buena recomendación boca a boca, y le dio por lo tanto a los votantes de la Academia el tiempo suficiente para verla aunque no haya sido hasta ahora un éxito masivo.
Oscar no es lo que era, entonces. Una mujer puede ganar como directora (Bigelow, primera en la historia), es menos raro antes que "afroamericanos" reciban la estatuilla (la gente de Preciosa: no en vano Mo`Nique recordó en su discurso de agradecimiento a la pionera Hattie McDaniell, primera actriz negra ganadora de un Oscar secundario por Lo que el viento se llevó, y las películas baratas, independientes y festivaleras pueden derrotar a los `blockbusters`.
RASGOS. Cuando Barbara Streisand anunció el Oscar a director resumió la situación al señalar que se planteaba la posibilidad de que por primera vez una mujer o un negro ganaran el premio (ocurrió lo primero), y que tres de los cinco candidatos eran también autores de los libretos de sus películas, lo que acentuaba igualmente un perfil autoral. Y uno de los nombres era Cameron. Contra lo que pueda pensarse, Avatar es también una película "de autor".
Se trata de un fenómeno que comenzó hace una década larga, quizás al año siguiente del supertaquillazo de Titanic, acaso el último avatar (¡no juguemos con las palabras)! del viejo Hollywood. El DVD comenzó a imponerse aproximadamente en ese momento, y creció de manera exponencial en los años siguientes. El modo de consumo del cine ha variado sustancialmente, y ello influye en el acceso que los votantes de la Academia y el público en general tienen a las películas.
No sería extraño, por ejemplo, que hoy mismo, en las tiendas de video de Estados Unidos se estén vendiendo miles de copias de Vivir al límite en DVD, Blue Ray o el último sistema de reproducción casera que se haya inventado la semana pasada, y que mañana medio país ya la haya visto.
Esos cambios en los comportamientos culturales terminan inevitablemente aflorando. En la última década hubo algunas superproducciones oscarizadas (Gladiador, El señor de los anillos), pero también un buen número de películas "chicas", lindando con lo independiente y a veces claramente volcadas a hacia él: películas "autorales" como Million dollar baby, Los infiltrados, Sin lugar para los débiles o ¿Quién quiere ser millonario?, dramas poco glamorosos como Belleza americana, Una mente brillante o Vidas cruzadas. Películas "distintas", independientemente del juicio estético que merezca cada una de ellas en particular.
Complicado. A partir de ahí hay que desembarazarse de las explicaciones simplistas. ¿Pesó lo ideológico, como suponen algunos mensajes de usuarios en la edición digital de El País? Para ello habría que ponerse a decidir cuál es la ideología de Vivir al límite, pero ahí esos mismos mensajes no se ponen de acuerdo: ha llegado a decirse que era "una pieza de reclutamiento" que no condenaba la presencia de Estados Unidos en Irak (tampoco la aprueba: simplemente dice que hay una guerra, y que algunos son enviados a ella), pero habría que preguntarse a cuántos puede reclutar una película que dice que la guerra vuelve loca a la gente.
Por otra parte, Irak no es hoy una guerra popular en los Estados Unidos, y la discusión mayoritaria no es si hay que zafar de allí o no, sino discrepancias en torno a la forma de hacerlo. Si el problema fuera "conceptual", entonces, las cartas hubieran caído más bien del lado de la "corrección política" (Avatar, Preciosa). Y si fuera una mecánica cuestión de poderío industrial, Cameron no tenía rivales.
Pero Avatar perdió (tres premios técnicos son, para una película de sus ambiciones, una derrota), y a su director le quedó el dolor poco disimulado de no haber contado con el reconocimiento de sus iguales. Hay que razonar que la Academia votó a la película que gustó más a sus miembros, no necesariamente a la que pudo sobornar (imposiblemente) a más académicos, o hacer mejores relaciones públicas.
Cuatro momentos para recordar
El momento de la sátira
Sacha Baron Cohen fue suprimido de la ceremonia del Oscar porque alguien consideró que su número (una Na`avi embarazada por Cameron) era demasiado ofensivo. Ben Stiller disfrazado de habitante de Pandora en la entrega a mejor maquillaje (rubro en el Avatar no competía) hizo reír pero estuvo lejos de ofender.
Reencuentro cercano
Por supuesto, fue uno de los momentos paródicos de la noche, pero ya se sabe que el arte imita a la realidad (y viceversa). Habría que averiguar si el divorcio de Cameron y Kathryn Bigelow incluyó acusaciones de violencia doméstica, pero no sería de extrañar que el domingo haya querido matarla.
Por favor, no lloren
La Academia no quiere que su fiesta se convierta en una competencia lacrimógena, por lo que solicita autocontrol a quienes terminen ganando la estatuilla. Sandra Bullock fue una de las que no pudo evitar que sus ojos se humedecieran más allá de la cuenta a la hora de los agradecimientos: fue su primer Oscar.
Viraje
Alguien ha dicho que Jeff Bridges se equivocó de ceremonia, o de discurso de agradecimiento. Su "speech" fue, más que una recepción del Oscar, algo así como la respues- ta a un homenaje al conjunto de su carrera. El problema es que, acaso, haya tenido razón, y eso fue en parte su premio.
Ganadores del Oscar en las carteleras montevideanas
Vivir al límite había desaparecido de las carteleras montevideanas la semana pasada, pero vuelve este viernes con sus seis flamantes Oscar ilustrando la nueva campaña publicitaria. Es casi seguro que ese chisporroteo de estatuillas le garanticen la atención pública y hasta el cuidado por parte de los exhibidores que no tuvo hasta ahora.
Otros ganadores del Oscar siguen en cartelera, y seguramente también van a tener un empujón en taquilla gracias a sus galardones. El aficionado puede optar por Preciosa (Oscar a actriz secundaria y libreto adaptado), por Un sueño posible (Sandra Bullock, mejor actriz), y por supuesto por Avatar (tres galardones en rubros técnicos).