Los paisajes de la soledad en negros, ocres y grises

"Intento crear un lugar sano y ‘sanador’, un lugar desde el cual reflexionar. Rastreo entre escombros los misterios y desórdenes del mundo. Quiero recapitular discursos que siento que están perdidos o casi. Creo en la pintura como forma de vivir en el espíritu. Esta es una época de mucho ruido, y sé que el silencio perturba a la mayor parte de las personas, ¿pero no será el silencio un lugar de reflexión y reencuentro? Atravesemos el crepúsculo, entonces, aunque más no sea por un instante", declara Javier Bassi.

Quien se acerque a la galería de la Calle de las Estrellas esquina Ruta 10, podrá empezar a descubrir su mundo pictórico, vincularse a estos planteamientos plasmados en maderas, papeles y objetos y a la vez, ver una de las mejores exposiciones de la temporada esteña.

Bassi (1964), una de las figuras más relevantes del arte nacional, presenta una serie de obras en pequeño formato, en las que a través de la discreción y el sigilo penetra en zonas profundas y umbrías. En sus íntimas pinturas toca temas que tienen que ver con la condición humana, observa con ironía y dejos de amargura diversas instancias de la vida, critica a los artistas que copian como sucede en El emulador, reflexiona sobre la pequeñez del ser humano en el mundo a través de las figuras delgadas, diminutas y fantasmales, perdidas en el espacio. Recuerda realidades ominosas en formas que tienen resabios goyescos. La soledad esencial, el juego social al que obligan las circunstancias y el contexto, los perseguidores, (tal vez una cita al célebre cuento de Cortázar), mentan elementos inquietantes. Las máscaras —rostros que recuerdan a Munch y parecen aludir a lo ominoso y a lo mortuorio y a rasgos animales que emergen de lo humano—ofrecen otras lecturas con sesgos nefandos. Los ensayos de vuelo de los Icaros que algunos llevan adentro, las ansias de superar lo terreno, hablan de esperanzas así como de de frustaciones. Las trampas, la comedia de la vida, las piscinas de alquiltrán que aprisionan, son otros temas de ribetes dramáticos así como los peligros que acechan, los límites de la vida y la condición de "outisders".

Paisajes desamparados, escenarios silenciosos con figuras remotas y cualidades insondables son el sello de su lenguaje. Cargadas apelaciones a lo inconsciente las pinturas de Bassi aparecen como deseo de vínculo con el pasado remoto y como anhelo de llegar a lo sumergido.

Para atender a esos deseos Bassi configura lenguaje severo recurre a negros, grises y ocres que abundan en su propuesta. De todas maneras hay muchos más colores de los que se cree y blancos, grises, sienas, ocres, verdes se pueden distinguir en una apreciación más cercana de la obra. En gran medida sus colores son en realidad variedades logrados por veladuras. Figuras, signos, grafismo y palabras juegan un papel importante en su lenguaje expresivo. Lo hacen asimismo las frases que a veces incluye en las obras y sobre todo los títulos que en su caso son de gran importancia.

Zonas pictóricas y dibujísticas, formas abstractas y figurativas, áreas claras y oscuras, líneas de estructura y manchas propias del informalismo: el sistema es dual y complejo. A veces aparece de manera tenue una cuadrícula sutil apenas sugerida. Entramado abstracto e ideas de centro dan una ordenación de horizontales y verticales que son una vaga herencia de una pauta ortogonal y un muy lejano eco torresgarciano. Oleo y grafito sobre madera, algunos trabajos sobre papel, objetos y pequeñas esculturas, dan cuenta del talento de Bassi, de su "crónica subjetiva".

critica | ALICIA HABER

Escenarios silenciosos

Autor. Javier Bassi

Lugar. Galería de las Estrellas de La Barra de Maldonado.

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