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Es uruguayo, empezó a escribir a los 35 años, triunfó en el Mundial de Escritura y acaba de publicar libro

Juan Manuel Bertón es sociólogo y empezó a escribir tras ser testigo de un hecho que lo marcó. En 2021 ganó el Mundial de Escritura que tuvo 6000 participantes y ahora publicó "Esos perros pensamientos".

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Juan Manuel Bertón.
Foto: Juan Manuel Ramos.

No pensó en ser escritor hasta que un hecho fortuito lo marcó. Era 2015 y Juan Manuel Bertón —entonces de 35 años— estaba en medio de una reunión cuando un hombre empezó a ahogarse con comida. “Fue una imagen muy fuerte”, recuerda. “Una persona se está muriendo a dos metros y vos te sentís tan incapaz. Fueron varios minutos así, sin saber qué hacer”.

Al final, el hombre se salvó, pero la escena acechó a Bertón durante varias noches. “No podía pegar un ojo, estaba totalmente sobregirado con esa imagen”, explica. Pero entonces, la escritura se le apareció como un antídoto. “Hace poco me crucé con una charla TED donde Eduardo Sachieri decía que escribía para poder dormir, y a mí me pasó un poco lo mismo”. Bertón, que es sociólogo, ya le había dado forma a unos cuantos textos técnicos, pero cuando se lanzó a escribir lo que vivió, sucedió algo diferente. “Nunca me había pasado eso de sentir que estaba sacando algo sin saber de dónde venía. Era una cosa muy libre, fuera de lo racional, que me demostró que había otro lugar donde podía sacar las cosas”.

Escribió el relato, recuperó el sueño y, además, desató algo que no sabía que estaba oculto. “En un mes y algo escribí otros siete cuentos, y así salió un pequeño libro llamado Siete relatos falsos y un hombre atorado, con el que gané el primer premio de la Casa de los Escritores. Fue un primer hito, y ahí le conté a mi familia y amigos que estaba en esto”.

Bertón se anotó al taller literario de Gabriela Onetto y allí le empezó a dar forma a Yo una vez tuve una familia de demonios, su primer libro, que en 2019 recibiría el premio del Concurso Internacional Horacio Quiroga. “Gané y eso me permitió publicar mi libro, pero aunque la ceremonia fue increíble porque se hizo en la casa de veraneo de Quiroga en Salto, no hubo mucha difusión del evento”, advierte. “En 2020 salí con mis libros bajo el brazo y si bien los distribuye Gussi y llegó a librerías, la verdad es que tuvo cero repercusión”.

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Juan Manuel Bertón.
Foto: Juan Manuel Ramos.

Pero eso no lo desanimó. En 2021, un grupo de amigos con los que se juntaba a escribir e intercambiar textos le habló del Mundial de Escritura, creado por el autor y editor argentino Santiago Llach, y lo invitaron a anotarse. “Al principio dudé porque me daba bastante desconfianza escribir durante seis días un mínimo de caracteres con un consigna diferente por jornada”, recuerda. Al final, lo convencieron y se llevó una sorpresa. “Como las consignas eran muy abiertas, pude desafiarme y a la vez poner mucho de lo mío en cada cuento”, asegura.

Para hacerse una idea, Bertón da el ejemplo de una consigna que consistía en, básicamente, señalar un punto cualquiera en un mapamundi y escribir un relato ambientado en ese espacio. “Hice ‘La conquista de las Islas Marianas’ porque me cayó por allá el dedo”, relata, entre risas.

Se sintió cómodo con cada una de las propuestas, pero hubo una que le permitió destacarse. “Un día tuve que escribir un cuento basado en el concepto antropológico de los ‘no-lugares’, que son espacios sin apropiación como los hoteles o los aeropuertos. Forzando un poco la consigna, hice la historia de un hotel de Tarariras, que es donde nací, en el que la idea del ‘no-lugar’ es imposible porque apenas pisás la ciudad te encontrás con algo”, relata.

El cuento, titulado “Malas muertes”, se consagró como ganador del Mundial y se impuso a los 30 mil relatos escritos por 6000 participantes. Bertón no lo podía creer. “Fue muy raro porque de repente mi foto apareció en La Nación y en Clarín, y me pasó algo extrañó: empecé a sentir celos de mí mismo”, admite. “Fue fuerte porque yo me sentía más orgulloso de Yo una vez tuve..., que no había tenido difusión pero tenía más cosas de mí, que del relato corto con el que gané el Mundial”. Pero, finalmente, Bertón se quedó con el lado bueno: “Me escribió gente de muchos países, me hicieron entrevistas y me cayó el mensaje de Estuario para publicar un libro. Fue una cadena de cosas que se unieron”.

Así surgió Esos perros pensamientos, su segundo libro, que desembarcó en librerías en agosto y se vende a 490 pesos. “Para mí es algo totalmente impensado”, asegura el autor, quien además de ser sociólogo trabaja en Presidencia. “Si alguien me hubiera dicho hace ocho años que me iba a pasar todo esto, no le hubiera creído”, agrega. Para hacer de este libro de relatos cortos algo más especial, Bertón cuenta que la portada fue diseñada por su hija Matilda, de 11 años. “Ella es una dibujante excelente y le pedí una idea mínima para mandarle a la dibujante, pero Martín (Fernández, director de la editorial) me dijo que estaba genial para la tapa. ¡Fue tremenda sorpresa!Matilda no lo podía creer”.

Esos perros pensamientos es un fiel reflejo del estilo que Bertón empezó a cultivar desde que se animó a llevar a papel lo que vivió en aquella reunión accidentada de 2016. En relatos como “El extraterrestre perdido”, “Somos todos como hermanos” y “El tono impostado”, el autor logra que los elementos fantásticos —un extraterrestre perdido en Tarariras, un grupo de ratas que se vuelve inquilino de un hogar y un oso que cumple el rol de una mascota— convivan con situaciones cotidianas de una forma natural. “Es como un juego”, dice el autor, quien toma el ejemplo del protagonista de La metamorofsis, de Kafka, que “se despierta hecho un escarabajo y piensa si va llegar tarde al trabajo”.

Al igual que el relato con el que ganó el Mundial de Escritura, varias de las historias están ambientadas en Tarariras. Esta vez, sin embargo, el enfoque es diferente: se ambientan en el período bisagra en que un joven deja la adolescencia para una enfrentarse a una nueva etapa. “En ese sentido, el cigarrillo aparece varias veces como una metáfora y un antiguo rito de la entrada a la adultez”, explica.

Sobre esos cuentos, que escribió de una “manera muy visceral”, dice: “Siempre escribo partiendo de una imagen muy clara, y me gustaría que aquellos que transiten la lectura puedan llevarse esa imagen, esa sensación y ese estado de ánimo con el que se originó mi relato”.

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