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Después de Frida, María Hesse dibuja a David Bowie

Con Frida Kahlo. Una biografía, de la editorial Lumen, la ilustradora española María Hesse llamó la atención del mercado literario. Su singular estilo para narrar en un formato que podría calificarse como novela gráfica (aunque no tiene nada que ver con las historietas), la vida de uno de los grandes nombres del arte del último siglo, tuvo un buen nivel de ventas en España y de ahí se extendió a América Latina, donde ahora desembarcó con un nuevo título.

Esta vez Hesse, en colaboración con Fran Ruiz, trae la biografía de otro personaje atractivo de la cultura pop: el músico David Bowie. Aunque es, como se aclara en la introducción, “una recreación de la biografía de alguien que tenía muchos reparos en hablar de sí mismo y que, cuando lo hacía, solía mixtificar lo que contaba”.

El planteo es, un poco como en el caso de Lennon de David Foenkinos, tratar de imaginar qué pensó y sintió Bowie a lo largo de una vida cargada de arte, vanguardia e inquietud, que ha servido y sigue sirviendo como referencia a unas cuantas generaciones.

Más allá de que los dibujos y la brillantina de la tapa dura puedan hacer pensar que el de Bowie. Una biografía es un contenido para niños, este es un libro para adultos. Hay sí una impronta lúdica que queda explícita desde el vamos, desde el concepto mismo del trabajo, pero que parece quedarle como anillo al dedo para la figura a la que se trata de homenajear, recuperar o redimensionar.

El libro, narrado en primera persona, plantea una inicial línea de tiempo con los momentos fundamentales de la vida de David Robert Jones, desde su llegada al planeta Tierra hasta su transformación en polvo de estrellas (con ese tono poético están presentados su nacimiento y su muerte, en 2016). De ahí en más, el relato avanza de forma cronológica y pasa por su niñez, su primer contacto con el rock, sus primeros conciertos y su llegada definitiva a la música, con canciones propias.

Luego, en lo que se presenta como “Despegue”, el Bowie de Hesse y Ruiz cuenta sobre su camino artístico, de la mano de romances y decepciones amorosas, su vínculo con las drogas, su sexualidad y provocación en la prensa, sus líos familiares. Y de forma intrínseca siempre está lo onírico presente, lo revelador de una manera casi divina, lo fantástico que los autores anticipaban en la introducción.

El texto acompaña ilustraciones grandes, delicadas, de trazos finos y mucho colorido, sobre fondo a veces blanco, a veces negro, a veces en tonalidades estridentes. Para acompañar al Bowie de cada época y a todas sus versiones, Hesse también dibuja a John Lennon con Yoko Ono, a Freddie Mercury sentado al piano, a Robert Smith, a sus parejas y a su corazón echando brotes, recurso que, Hesse explicó a El País de Madrid, “es una forma de representar las emociones” y “y normalmente va con personas o seres que son especiales”.

Bowie lo es y de hecho, la última ilustración a página entera que aparece de él es la de un hombre sin edad, con el clásico look del Aladdin Sane (cabello rojo, un rayo bicolor pintado sobre el ojo derecho) y el pecho abierto con el corazón allí, lleno de ramas y de brotes, el mismo pecho del Bowie que está en la portada del libro.

Después, sólo queda un apartado con la discografía también ilustrada, desde el David Bowie de 1967 hasta el Blackstar de 2016, el disco que fue su carta de despedida.

Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en esta biografía, no importa. Hesse ha dicho en una entrevista con el sitio El Cultural, hablando de Bowie, que “la verdad era su música y su legado artístico. Lo demás es relativo”, y así, con relatividad, hay que tomar el libro. Al margen de eso, la propuesta original, las ilustraciones bellísimas, la edición de Lumen y el hecho de que sea otro satélite del gigante universo bowiano, lo convierten en un objeto bastante preciado.

Ficha

Bowie. una biografía

IlustracionesMaría Hesse

EditorialLumen

Precio650 pesos