ENTREVISTA
La reconocida escritora uruguaya habla del vínculo con sus lectores y su nueva novela "Amiga tóxica" que ya está disponible en librerías
Es una de las escritoras uruguayas más exitosas, con más de 100 mil libros vendidos en su carrera. En apenas una década, Cecilia Curbelo pasó de ser una revelación para el público juvenil a una superventas indiscutida también en México, España, Bélgica y Francia.
Y el sábado presentó en la Feria Internacional del Libro, su nueva novela: Amiga tóxica, la primera entrega de una trilogía sobre vínculos, precisamente, tóxicos. “El siguiente es una familia, porque dentro de los vínculos familiares también hay toxicidad, y el tercero será el amor tóxico”, dijo.
Una presentación, o sea el contacto directo con su público es muy importante para Curbelo. “Los lectores ya saben que converso con todos, nos sacamos una foto, me cuentan de ellos, nos abrazamos y nos conectamos a través de las experiencias que te transmite un libro”, dijo. “Es que soy quien soy gracias a los lectores, por eso me tomo mi tiempo para escucharlos y conectarnos”.

Hacía tiempo que quería abordar el tema de los vínculos tóxicos. Estudió, leyó libros y artículos, y además le sumó su propia experiencia. Cuando estaba por comenzar a escribir, el covid cambió los planes. Igualmente sus seguidores tuvieron algo nuevo para leer: Matías y Emma en una jaula de oro que hablaba del encierro y la soledad.

Amiga tóxica está centrado en Julieta, una chica de 15 años algo insegura que pertenece a una familia ensamblada, le gusta el bordado, visitar a sus tabuelas (tías abuelas) y tiene cierto complejo con su nariz.
Un día conoce a Nicole, segura, independiente y audaz, y queda encandilada por su confianza. Curbelo no la presenta directamente como la amiga tóxica: el lector lo va descubriendo a partir de pequeños gestos, un comentario o miradas que hacen sentir insegura a la protagonista.
“Las personas tóxicas se manejan muy sutilmente”, explicó Curbelo. “A veces no son conscientes de esa actitud, pero en general hay mucha sutileza en el manejo y la manipulación”.
La escritora suele presentar tópicos que generen temas de conversación en el hogar como la menstruación, el divorcio, las redes sociales o iniciar una vida en un nuevo lugar. Ahora aborda los vínculos tóxicos. “Donde está el ser humano hay un vínculo que se tuerce, y ahí se ponen en juego una cantidad e factores que tienen que ver con los valores, la familia, quiénes somos y así poder mirarnos y reconocernos, porque un vínculo de ese tipo te desdibuja”, explicó.

—Tenés muchos seguidores en las redes sociales que te escriben para contarte sus historias. ¿Así surgió Amiga tóxica?
—Más allá de lo que me cuentan, en este caso, yo he tenido varias amistades tóxicas a lo largo de la vida, porque no es algo que se da solo en la adolescencia. Recuerdo estar en el recreo de la escuela, cuando ibas abrazada a tu mejor amiga y de repente te dicen: “si estás con aquella no estás más conmigo”. Ese tipo de teje y maneje ocurría a los ocho años. A esa edad no hay una conciencia clara de que la persona te está manipulando, ni esa niña sabe que lo está haciendo, es como un juego.
—Igualmente eso no solo ocurre en la edad escolar.
—Sí, a lo largo de la vida va pasando en otros ámbitos. En ambientes laborales donde somos todos adultos, hay vínculos que son tóxicos. No es ejercer el poder de forma piramidal, se da a todo tipo de nivel, el mobbing tiene mucho que ver con eso. Y son esas cosas sutiles que hacen que el otro termine olvidándose de quién es, porque hace o dice cosas con las que puede no estar de acuerdo. Eso es estar bajo el hechizo de una relación tóxica.
—¿Es la intención que los jóvenes entiendan cómo es una relación sana y una que no?
—Sí, a través de estas historias muchos van a revisar sus propios vínculos de amistad. Después me ha pasado, y lo he visto como padre que le decís a tu hija: “¿te parece que está bueno esto que pasa con tu amiga?” Sobre todo en la adolescencia donde los amigos son lo primero y los padres no sabemos nada. Es bastante complicado que por ellos mismos se den cuenta. Y cuando estás ahí como espectador, por tu propia experiencia sabés que eso no termina bien, o que eso está generando un daño en tu hijo, pero no podés intervenir porque te sacan para afuera.

—En la novela introducís dos personajes, las tabuelas (tías abuelas), quienes le cuentan a Julieta sobre su pasado...
—Chela y Aurora son lo más. Era una manera de dibujar en cierta medida un prototipo de familia que incluye a la familia extendida. En otras sociedades los hijos se van a la universidad y no vuelven más, y los tíos y primos no están muy incluidos. Nosotros por el contrario, por suerte, somos de tener ese vínculo cercano con esos familiares, Además, aquí quería darle un lugar especial a las tías abuelas porque pueden cumplir varios roles y tienen mucha sabiduría porque han vivido mucho más que nosotros. Ellas son una especie de faro en esta historia.
—En la novela presentás a Horacio, el nuevo esposo de la madre de Julieta, pero casi sin que hable, sino a través de las fotografías que hay en la casa.
—Me encanta Horacio por eso mismo, tiene un perfil bajo pero sobre todo es muy respetuoso de la historia de su mujer. Forma parte pero sin querer molestar, y eso significa aceptar a los hijos de su esposa con las historias que ya tienen. Me parece de una sabiduría espectacular, y un desinterés en cuanto a sensaciones de egoísmo. Como diciendo: la quiero con su historia, vamos a escribir la nuestra, pero sin olvidar la anterior. Eso me parece súper fuerte, y Julieta, cuando lo entiende, lo aprecia y respeta.
—Nicole, pese a ser la amiga tóxica, es quien le da a Julieta una mirada distinta de todo.
—Nicole tiene salidas que son muy crueles y que le hacen trastabillar la vida de Julieta, a todo lo que ella creía o pensaba. Es en esos choques, en esos dolores, que Julieta revise quién es ella y sus familiares; y tome decisiones a partir de lo que ella siente y ve, y no tanto en la manija que le puedan dar.