Las claves de un enigma

Se aproxima la secuela de "La leyenda del tesoro perdido", con más acción y más misterios de la historia

2008-01-26 00:00:00 300x300

GUILLERMO ZAPIOLA

Es la primera vez que Nicolas Cage protagoniza una secuela. Ya desde el título, "La leyenda del tesoro perdido: El libro de los secretos", que se estrena el viernes, anuncia ser la continuación de "La leyenda del tesoro perdido" del mismo Cage.

El esquema es básicamente el del film anterior, aunque cambien algunos objetivos y algunas pistas a seguir. El film previo consistía en la búsqueda de un tesoro templario que habría llegado a la América colonial, y que habría sido ocultado por los masones. Como se sabe, una parte a menos de los Padres Fundadores de los Estados Unidos fueron masones, y habrían dejado pistas para el hallazgo de ese tesoro, desde el diseño de los billetes de dólar hasta un mapa en el reverso de la Declaratoria de la Independencia y algunos signos en la Campana de la Libertad,

No era difícil reconocer el esquema: era El código Da Vinci, con la ventaja de no estar escrito por el incompetente Dan Brown y no pelearse con unos cuantos millones de cristianos inventándole a Jesucristo un matrimonio con María Magdalena y una perdurable progenie. La película salió después del libro de Brown pero antes de la película de Hanks, y quizás la ausencia de polémicas teológicas hizo que pasara un poco más desapercibido, aunque no le fue mal en taquilla (y por cierto era bastante más inteligente y entretenida que el famoso Código).

De todos modos no le fue mal en taquilla. A las películas producidas por Jerry Bruckheimer nunca les va mal en taquilla, aunque en ellas suelan abundar más las explosiones que la inteligencia (la serie Piratas del Caribe puede ser otra excepción). Sea como sea, se viene la secuela.

REENCUENTROS. El equipo es el mismo: reaparecen Nicolas Cage, Diane Kruger, Jon Voight y Harvey Keitel al frente de un elenco que incluye a otros famosos como Helen Mirren y Ed Harris; el habitualmente mediocre (pero mejorado en La leyenda del tesoro perdido) Jon Turteltaub vuelve a dirigir; ha habido algunos cambios en la asamblea de libretistas pero por lo menos dos de ellos (los Wibberley) han sobrevivido de la película anterior.

Hay cambios en la historia, claro, y en su centro hay un componente intrigante. Faltan dieciocho páginas en el diario de John Wilkes Booth, el asesino de Abraham Lincoln, y su hallazgo podría acaso poner al descubierto una conspiración de la cual la historia no ha dado cuenta. Ben Gates (Cage) se lanza a la búsqueda de esas páginas perdidas. El solo hecho de saber que el asunto involucra otro tesoro oculto, una organización secreta confederada, claves disimuladas en las esculturas de Monte Rushmore, la muerte del propio Lincoln y un intento de secuestrar al actual presidente de los Estados Unidos permite compartir la opinión del sensato Roger Ebert, del Chicago Sun-Times, acerca de que en algún momento la credibilidad se va y no vuelve.

Sólo que no se trata de películas "para creer". Su territorio es el del "placer culpable", y es allí donde corresponde apreciarla o no. Quienes la han visto (el propio Ebert disfrutó sus "extraordinarios efectos especiales") y hasta quienes participaron en el rodaje parecen haberse divertido con ella, y el público norteamericano que la ha visto y opina en Internet comparte el juicio.

Uno de los que se divirtió fue Cage. En una conferencia de prensa ofrecida en Los Angeles con motivo del lanzamiento de la película, el actor ha narrado sus impresiones: "En primer lugar, deben estar al tanto de que yo nunca había hecho una segunda parte antes, ya que generalmente no me gusta repetirme a mí mismo. Y en este caso, creo que si se va a hacer una segunda parte, debe ser mejor o al menos tan buena como la original".

Cage ha dicho también: "Generalmente, el miedo a las segundas partes se debe a que la gente se cansa, y se da cuenta de que tienen entre manos un ganador y sólo ponen el dinero y no les importa. Pero afortunadamente al trabajar con Turteltaub la historia también es importante. Además quería asegurarme de ir en una dirección que subiera la apuesta y fuera más interesante".

El actor reconoce que tuvo sus dudas: "Cuando me presentaron la idea de la Guerra Civil, el tesoro de los Confederados, John Wilkes Booth y el asesinato de Lincoln, que en lo personal me resulta muy interesante tanto histórica como personalmente, realmente me motivé. Luego dijeron: ´Bueno, tenemos que relacionarlo con el robo de la Declaración de la Independencia, por lo tanto creímos que debías secuestrar al Presidente de los Estados Unidos´. Entonces me puse nervioso. Pero luego me puse a pensar al respecto y comencé a reír".

El actor considera que El libro de los secretos es una película dentro de sí misma: "Cuando cambias el tesoro, cambias la historia entera. Y encuentras nuevas pistas con exactitud histórica, y obtienes nuevas locaciones. Los actores son los mismos, los personajes también. Entonces, habiendo sido fanático de Basil Rathbone y Sherlock Holmes, pensé: ´¿Por qué no traer a Ben Gates de vuelta como un tipo de versión moderna, arqueológica, de un detective, quien busca y descifra los misterios de estos tesoros?´".

PRODUCTOR. El productor Jerry Bruckheimer se ha declarado muy satisfecho por el resultado. "Tenía grandes personajes y un gran elenco. Pienso que a Nic (Cage) le sienta perfectamente el papel de un cazador de tesoros e historiador. Y Diane Kruger es una gran actriz, al igual que Justin Bartha y Jon Voight. Fuimos muy afortunados con estos componentes y sentimos que teníamos la oportunidad de hacer algo más intrincado y divertido en esta segunda parte". Uno de sus placeres particulares fue conseguir la participación de Helen Mirren tras ganar el Oscar por La reina; "El personaje le encantó y le agregó una mayor dimensión", asegura Bruckheimer.

Harris, el carácter del villano

Una de las incorporaciones más interesantes del elenco de "La leyenda del tesoro perdido: El libro de los secretos" es seguramente Ed Harris, uno de esos intérpretes que no son exactamente "populares" (nunca va a ser una verdadera estrella) pero que sin embargo es capaz de otorgar una real solidez y eficacia a cada una de sus interpretaciones.

Harris, que es esta vez el villano de la historia, ha sido cuatro veces candidato al Oscar y entre sus créditos cuentan títulos como "Elegidos para la gloria", "Una mente brillante", "Las horas", "The Truman Show", "Apolo 13" y "Pollock" (esta última también la dirigió). Su estilo no es (o por lo menos no siempre) el de las producciones taquilleras, aunque ya había actuado junto a Nicolas Cage, Jerry Bruckheimer y nada menos que Sean Connery en "La roca", una aventura ambientada entre las ruinas de la vieja prisión de Alcatraz.

Harris, quien ya había trabajado también con Diane Kruger en "La pasión de Beethoven", es lo bastante honesto e inteligente como para reconocer por qué participa en ciertos proyectos:. "También tengo que pensar en el bienestar de mi familia. Las películas independien- tes no pagan tan bien". El actor confiesa que se divirtió realmente encarnando a su villano: "Básicamente, lo que se requiere es estar relajado y pasarla bien. No puedes aprenderte tus parlamentos porque cada día hay nuevos. Así que piensas un poco en el personaje, en sus motivaciones, en lo que desea, en por qué hace lo que hace. Luego, tomas algunas revistas de antigüedades para identificarte con lo que lo motiva, lees un poco sobre la Guerra Civil. Básicamente, te pones a tono y te armas una historia previa como para sentir el entorno. Pero cuando las cámaras se encienden y te apuntan se trata de pasarla bien... porque puede tener los mejores efectos, pero si no tiene humanidad ¿a quién va a importarle?".

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