No hay que pensar en Julia Roberts, ni en Arnold Schwarzenegger (que como se sabe cambió de empleo), ni siquiera en Tom Cruise vestido de samurai y tratando de evitar que la globalización contamine al Japón tradicional. Aunque a primera vista pueda resultar sorprendente, son Jim Carrey y Nicole Kidman (en ese orden) los campeones de la taquilla norteamericana de hoy.
El dato surge de la encuesta anual realizada por la empresa Quigley Publishing Co., quien en su lista de las Diez Estrellas más Lucrativas del 2003 coloca justamente en primer lugar al campeón de la morisqueta, seguido inmediatamente por la ex de Tom.
JIM. Ambos han estado muy activos, realmente. Tras su incursión dramática en El Majestic (2001), que puede verse de tanto en tanto en cable y en el que se atrevió, con algún exceso de romanticismo, con el polémico tema de la "cacería de brujas" anticomunista en Hollywood en los años cincuenta, Carrey volvió a la comedia física con su papel de suplente de Dios en Todopoderoso (2003) y el público respondió como se esperaba. Desde entonces le siguen lloviendo las ofertas: en Estados Unidos acaba de preestrenarse su último trabajo, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, está rodando Lemony Snicket’s A Series of Unfortunate Events, y ya sabe qué va a hacer para el 2005. Confirmando que las "remakes" y la repetición de ideas es una de las modalidades de Hollywood, Carrey va a interpretar al biónico coronel Steve Austin (el Hombre Nuclear) en la inminente The Six Million Dollar Man, versión para pantalla grande de la vieja serie de televisión.
Son también "remakes" los otros dos proyectos de Carrey para el próximo año: las comedias Fun With Dick and Jane (nueva versión de un film que antes se llamó en castellano No robarás a menos que sea necesario) y The Secret Life of Walter Mitty, que fue en 1947 un vehículo para la comicidad de Danny Kaye (Delirio de grandezas).
KIDMAN. Nicole no estará menos ocupada. Tras el Oscar a la prótesis de Las horas (2002) hizo en el 2003 el film experimental Dogville del danés Lars von Trier, el drama The Human Stain, dirigido por Robert Benton, con Anthony Hopkins, y el romance de época Regreso a Cold Mountain, aún en cartelera. Actualmente se encuentra en post-producción Birth, su trabajo más reciente.
Y hay también varias ‘remakes’ en su futuro: la más cercana es The Stepford Wives, basada en la novela de suspenso de Ira Levin (ya filmada), a la que seguirán una versión de la comedia televisiva Hechizada en la que encarnará a la brujita Samantha, otra del musical The Producers y el drama Emma’s War, antes rodado con Lee Remick. Un poco más allá está el papel de Olympia en el Alexander the Great de Baz Luhrman. Esta gente no descansa, realmente.
Nicole por el techo propio
La principal diferencia entre los ricos y los pobres es que los primeros tienen mucho más dinero. Y algunos, por lo menos, están dispuestos a gastarlo.
Es el caso de Nicole Kidman, quien entre película y película parece haber optado por el negocio inmobiliario. En lo que va del año se ha comprado ya un apartamento en Nueva York, y tres cabañas frente al mar de Rosedale, al sur de Sydney, Australia.
Con el apartamento, por lo menos, que le costó siete millones de dólares, tiene problemas. No está dispuesta a utilizar la puerta general de todos los vecinos, y ha sugerido que se le construya una entrada propia. La intención, expuesta sin ambages, es la de evitar cruzarse con los demás inquilinos del lujoso complejo, entre los que se encuentra el diseñador Calvin Klein.
La compra australiana ha sido más modesta: un millón doscientos mil dólares por tres cabañas rústicas frente al mar, "para relajarse de la vida frenética de Hollywood". Pese a ello no ha renunciado a su mansión en Australia ni a su otra residencia en Londres. Pobre muchacha.