El relato brevísimo agranda su terreno

Eduardo Alvariza y sus narraciones super comprimidas

Además de ser un periodista ingenioso y muy informado, Eduardo Alvariza (Montevideo, 1959) desarrolla desde hace mucho tiempo una carrera literaria prácticamente oculta, que hasta ahora tenía dos libros muy distintos, entre ellos y con respecto a los demás. El primero fue Rojo del cielo y otros cuentos, que la editorial Cal y Canto publicó en 1994: se trataba de historias sumamente violentas, poco o nada frecuentes en la literatura uruguaya.

El segundo, de hace unos años atrás, fue Ayer escuché a Miles, un relato autobiográfico que describía un breve lapso en la vida del autor. El trabajo, la familia, los gustos musicales, afloraban con humor en esos fragmentos de memoria.

Ahora, con Mecanismo a válvula, Alvariza desarrolla otra de sus pasiones: el relato breve, brevísimo, a veces de una sola oración. Estas historias (algunas pocas publicadas antes en El País Cultural) tienen temas diversos, pero todas cuidan mucho cada palabra, como quien organiza en una valija pequeña todo lo que se va a llevar de viaje.

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