FABIÁN MURO
Este trabajo del profesor de griego y latín de la Universidad de Buenos Aires Oscar Conde tuvo una primera edición en 1998, a la que le siguió una segunda, revisada, en el 2004 y en el mercado argentino. Este año, el diccionario llegó a Uruguay a través de Taurus y su aparición es pertinente porque como explica el autor "El lunfardo es un léxico -no una lengua-, un vocabulario nacido en un triángulo imaginario que estaría dado por las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Montevideo, y que ha surgido en oposición al español estándar".
El diccionario de Conde, nacido en el ámbito académico, se suma a los que ya habían publicado investigadores autodidactas como José Gobello y Marcelo Oliveri (Novísimo diccionario del lunfardo) y que ha suscitado un debate en la vecina orilla sobre qué vocablos pueden considerarse lunfardo.
Para Conde, no entran en esa categoría palabras derivadas de los avances tecnológicos ("chatear", por ejemplo), ni los internacionalismos ("rating", "cool"). Pero el autor no se queda, como puede insinuar el título, en la tradición tanguera asociada a la palabra. Según Conde, el tango dejó de ser una usina de palabras del lunfardo, que ahora provienen en gran parte y para él, del rock y la cumbia, como "papel" por dosis de cocaína (expresión corriente en canciones de grupos de rock como Ratones Paranoicos o Jóvenes Pordioseros, mientras que conjuntos cumbieros a veces recurren a la palabra "vitamina" para referirse a lo mismo. La etimología, de acuerdo al autor, agrega una nueva mirada a la palabra. "Cuando uno se entera de lo que significa una palabra, es más delicado en su uso, intenta ser más certero. Y la etimología aporta también un elemento que tiene que ver con la curiosidad y la diversión", sostiene.