El kazajo que asaltó a las salas de cine

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HENRY SEGURA

Arrasó al estrenarse en Estados Unidos cuando su distribuidora temía un fracaso. En Kazajistán ha caído muy mal, en Rusia se le niega permiso de exhibición y dos estudiantes estadounidenses que aparecen en la película iniciaron juicios por sentirse humillados.

Borat, el personaje, es un periodista torpe, flacucho, de bigotes estridentes y dudoso gusto para vestirse, que llega a Nueva York desde Astaná decidido a cumplir un sueño: encontrar a Pamela Anderson.

La excusa profesional, empero, es que realizará un documental sobre el gran país del Norte para exhibirlo en la próspera Kazajistán, ex república soviética con territorio casi similar al de Europa occidental. Su inglés carece de artículos, suena entrecortado, aunque Borat no se inhibe a la hora de realizar entrevistas con la gente de la calle, mientras viaja de Nueva York a Los Angeles. El resultado es que cada colectivo visitado (cristianos y judíos, ricos y pobres, blancos y negros) termina siendo blanco de las pesadas bromas de este sujeto.

Marca el futuro de la comedia, han vaticinado Dustin Hoffman y Robin Williams. El humorista Larry Davis pidió a través de la revista Entertainment Weekly integrar un próximo film de Borat "a cualquier precio".

Pero Borat no existe. Es un personaje que el comediante inglés Sasha Baron Cohen creó desde su programa Da Ali G Show que empezó a emitirse por Channel 4. Ali G realizaba entrevistas a personajes públicos de la sociedad inglesa, sin ocultar modismos barriales y giros tontos pero con tal puntería que rápidamente se transformó en fenómeno. La gran Madonna, tan rápida como Sasha Baron Cohen, incorporó ese personaje en el video clip de Music. Las barbaridades de Ali G haciendo alarde del argot de los raperos negros británicos provocaron manifestaciones antirracistas que lejos de inhibir al comediante lo reafirmaron en su camino. Borat es hermano de Ali G y como él emplea un humor chocante para, según su creador, denunciar el antisemitismo, la intolerancia y otros prejuicios.

ATAQUE. Borat, la película, apenas costó 17 millones de dólares y en sus tres primeros días de recaudación sumó 26 millones. Pudo ser más pero la compañía Fox temía que fuera un fracaso por lo que la lanzó en 837 salas. La inversión publicitaria también estuvo de acuerdo con las expectativas que se tenía, pero Sasha Baron Cohen apostó fuerte haciéndose cargo de una campaña personal.

Después del "ataque kasajo" como definió Variety al resultado de boleterías, la reacción de los empresarios no se hizo esperar: el film pasó a exhibirse desde el viernes en más de dos mil salas. "Es la mayor sorpresa del año en la taquilla", afirmó un analista de mercado.

La competencia de Fox no se quedó atrás. Universal ya fichó al comediante británico para una película de 42 millones de dólares en la que Cohen resucitará otro de sus personajes televisivos: Bruno, comentarista de moda austríaco y abiertamente homosexual.

ADVERTENCIAS. Quien no está para nada contento con el fenómeno desatado en los Estados Unidos es el gobierno kazajo. La imagen palurda que el personaje proyecta los ha incomodado al máximo, insinuando que los kazajstanos beben orina de caballo, consideran que prostitución, violación e incesto son respetables y son abiertamente antisemitas.

Por eso mismo el gobierno ruso lanzó advertencias. La Agencia Federal de Cultura y Cinematografía de Rusia dijo que la película podría ofender a algunos espectadores y contener material que "podría parecer desdeñoso hacia ciertos grupos étnicos y religiones". El organismo informó que no otorgaría el permiso de exhibición en cines pero el director de venta de Fox, Vadim Ivanov, fue categórico al decir que "esta historia no ha terminado". Antiguos socios en la URSS, Rusia ha mantenido desde siempre estrechos lazos políticos con Kazajstán.

Otros que no están dispuestos a soportar las bromas de Borat son dos estudiantes de la Universidad de Carolina del Sur que fueron entrevistados para el film. Según la demanda entablada, fueron contactados por la producción que los invitó a beber en un bar para que se "relajaran" antes de rodar con ellos. "Fueron inducidos a aceptar, participar y les dijeron que no usarían el nombre de su fraternidad o el nombre de su escuela", aclaró el abogado de los demandantes.

Tras los tragos, los estudiantes firmaron una autorización de rodaje. Visiblemente borrachos los entrevistados hacen comentarios sexistas y racistas. Según la demanda, "se comportaron de un modo que normalmente no es el suyo" y después agrega "fueron objeto de ridículo, humillación, angustia mental y emocional y aflicción física, pérdida de reputación, buena voluntad y prestigio en la comunidad". Como se advierte, encontrarse con Borat es muy perturbador.

El turco Mahir Cagri es un tercero en disputa. Desde Ankara, ese periodista independiente sostiene que el personaje de Cohen está inspirado en él por lo cual está estudiando el inicio de acciones legales en Londres. Cagri tiene desde 1999 una página en la que publica notas y fotos basante inusuales, con un personaje que habla mal el inglés. Asegura que "la bomba va a caer" porque el comediante inglés "está haciendo dinero usándome".

Tiene un dato a su favor. En el DVD de Da Ali G Show, Cohen reconoce que el personaje está inspirado en alguien que conoció en el Sur de Rusia. "No puedo recordar su nombre", dice.

Contratado por el New York Times

La ficción se volvió realidad. La semana pasada el columnista del New York Times, Jonathan Gurwitz, escribió su columna sobre las elecciones en Estados Unidos como si él fuera Borat.

Al comenzar dice que "muchas cosas me confunden en Estados Unidos de América, como: mujer tiene permiso para manejar auto, judío es ciudadano, queman bandera nacional y no tiene aparato electrónico aplicado al pubis. Pero nada me confunde más a mí como la forma en que ustedes eligen líderes. En mi tierra, hombre anciano que quiere ser líder en aldea debe salir a luchar contra oso. Si sobrevive y da bebidas fermentadas a todos los habitantes, entonces él se convierte en premier".

Las ironías del periodista están en cada una de las frases. Que las mismas aparezcan en un diario de esa importancia es índice claro de que Borat cumplió con su sueño americano: ser famoso y rico de un día para otro.

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