Carlos Reyes
Aprovechando su presentación en Montevideo este fin de semana, El País habló con Jorge Corona sobre toda su vida: su infancia, sus primeros pasos en el teatro, el éxito inesperado, las caídas dolorosas y, por supuesto, los escándalos mediáticos.
"Como todo pibe de barrio tuve una infancia pobre y triste. Había mucha pobreza, tanto que cuando nací mi hermano lloraba en lugar de ponerse contento: `otro más`, decía. Eso fue en el `42, y me crié después de la guerra: eran tiempos bravos, pero tuve una vieja bárbara que me llevó por buen camino, aunque después me crié solo".
Sin embargo, la vida le dio un don para que saliera adelante: el humor. "No sé cuándo empecé a hacer reír. Eso es como cuándo dejé de tomar. Yo no sé cuándo dejé de tomar, sino que dejé porque me hacía mal. Con el humor me pasó eso. Empecé en 1960 en las peñas, agarrando el oficio. Después pasé a los boliches, y un día el dueño me dice: `Te doy el 10 % de la gente que venga`. Yo llenaba el boliche sólo con embromar con la gente, contaba chistes y ganaba plata. Y la cosa se hizo más grande y empezamos como socios, 50 % cada uno. Así anduve hasta que un día vino Alejandro Romay a verme y después me dijo: `Corona, lo felicito, el sábado debuta en el Teatro Nacional`."
"Pero yo le digo que no me animo a subir a un escenario, que estoy acostumbrado al café concert, y él me dijo: `Yo le hago una tarima y usted baja y habla con la gente`. Con Romay hice cuatro revistas, y desde ahí trabajé junto a todos los grandes, recorriendo todos los teatros de la calle Corrientes. Marrone, Porcel, Olmedo: yo me formé junto a los grandes".
Curiosamente, aquel día en que Romay lo descubrió ocurrió una anécdota que iba a marcar a Corona hasta hoy. "En la mesa de Romay estaba el productor (Francisco) Carcavallo. Y antes de mi debut, me pidió que me pusiera la ropa con la que él me había visto en una obrita de teatro mucho tiempo atrás. Era una levita, un sombrero y una corbata larga, que yo había usado una sola vez. Hubo que salir a buscar esa ropa, que fue mi identificación, para siempre".
PROBLEMAS. Pero el éxito vino acompañado de dificultades. "En esa época yo ganaba mucha guita. Porque era la época del café concert, y me pagaban dos mil dólares por cada show, y como hacía cuatro o cinco boliches por noche, ganaba hasta 10 mil dólares por día. Y yo era el rey de la noche, me compraba Mercedes Benz, compraba de a 30 botellas de whisky, y creía que todo estaba bien, que manejaba las copas, y todo alrededor mío estaba bien".
"Pero no era el rey de la noche, era el rey de los tarados, porque por el alcohol no iba a los shows, llegaba tarde, era un despelote. Porque el alcohol es una enfermedad de autoengaño. Y yo además pensaba que si no tomaba no podía actuar. Y era el error más grande de mi vida. Entonces entré a los grupos de Alcohólicos Anónimos y la cosa empezó a cambiar. Por eso yo digo, cuando salgo a hacer una función, antes tenía dos problemas: el alcohol y los nervios. Ahora tengo uno solo: los nervios".
"La gente me perdonó", dice Corona, reconociendo que Tinelli tuvo mucho que ver con eso. "Yo había hecho una cámara oculta para Tinelli (ese día estaba muy mal, incluso destapé una botella de Coca y manché a todo el mundo) y por el rating, la producción del programa había quedado muy contenta. Y Marcelo, que ya era amigo de antes, me propuso contar chistes en su programa, pero me puso como condición que antes de salir al aire quería verme a ver cómo estaba. Entonces, ese día me quedé en casa, encerrado, sin tomar nada y a la hora que nos encontramos le digo, `Pablito clavó un clavito, ¿qué clavito clavó Pablito?` Se lo dije todo de corrido, y él se rió y me dijo, `bueno, ahora tenés que hacer el programa`. Marcelo pagaba bien, pero más que dinero fue el prestigio: gracias a él vuelvo a ser Corona".
"Ahora hablo con el público pero bien: no tiro agua ni les reviso las carteras: ahora embromo bien. Yo me divierto y la gente se divierte. El único lío lo tengo con esos programas de la tele, que son muy asesinos, que tienen minas, como la Suller o la Pradón. Yo le hice juicio a la Pradón, y se lo gané, pero la sentencia era `fabuladora`, y eso no tiene pena. Me gasté la guita para nada."
El rey del humor en Uruguay
El sábado y domingo a las 21 hs. (con posibilidad de que se agregue otra función el sábado a las 23 hs.) se presenta El rey del humor y sus princesas, un show de humor en el que el popular Jorge Corona actúa junto a la vedette Azabache y el cantante Daniel Bonel, además de un grupo de flamenco, más ocho bailarines. La cita es en el Teatro Metro (San José y Zelmar Michelini, tel. 902201), con localidades entre $ 250 y $ 450.