GUILLERMO ZAPIOLA
"¿Que si pienso en parar? Tengo en mente un montón de proyectos. Ahora bien, no sé si la vida me va a dar para hacerlos todos". El que pronuncia la frase es el portugués Manoel de Oliveira, quien con 101 años es el más veterano cineasta activo.
De Oliveira acaba de estrenar en España su más reciente película, Singularidades de una chica rubia, basada en un cuento de su compatriota Eca de Queirós, que ha hecho a lo largo del 2009 la recorrida de los festivales europeos y llega a pantallas británicas el próximo 31 de diciembre, y tiene en preproducción el drama O estranho caso de Angelica, cuyo lanzamiento mundial anticipa para 2010. Oliveira ha trasladado la historia de Eca de Queirós del siglo XIX al XXI, pero sostiene que lo ha respetado esencialmente `Toda la ironía que se ve en el film ya estaba en el relato. Por eso me atrajo".
Todas las informaciones aseguran que sigue exhibiendo una salud asombrosa. Hace algún tiempo afirmó que solamente descansa cuando filma. Ha rodado cerca de cincuenta largometrajes, casi la mitad de ellos en los últimos veinte años (es decir, después de haber cumplido los ochenta), por lo cual, al parecer, en las últimas dos décadas ha descansado más que nunca.
Con respecto a su longevidad y su buena salud, afirma que no hay ningún secreto: "Es un capricho de la naturaleza, que decide y rige todo esto. Debemos respetarla". Sus compañeros de equipo elogian empero la energía y la capacidad de trabajo del realizador. La actriz Catarina Wallenstein, de 22 años, protagonista de Singularidades de una chica rubia, ha dicho que De Oliveira sabe muy bien lo que quiere, pero que también improvisa mucho sobre la marcha, a medida que le surgen ideas nuevas.
Nacido el 11 de diciembre de 1908 en Oporto, Portugal, en el seno de una familia de holgada posición económica, Manoel de Oliveira estudió con los jesuitas e hizo su primera aparición en la pantalla como actor durante el período mudo, en una película de Rino Lupo, realizador italiano que forma parte de la historia del cine portugués de los años veinte.
Continuó actuando luego de haber empezado a dirigir, y llegó a encarnar un papel relevante en la primera película sonora rodada en Portugal, A cancao de Lisboa, de Cottinelli Telmo. En 1931 dirigió su primer corto, Douro, faina fluvial, un documental en el que se detectaron influencias de Robert Flaherty, el cine soviético y las vanguardias europeas que describía una jornada de trabajo de los pescadores de las riberas del río Duero. En los años siguientes realizó otros documentales (Já se fabricam automóveis en Portugal y Miramar, praia de rosas, ambos de 1938).
Luego vendrían sus ficciones, caracterizadas por su fuerte carga literaria y la casi constante reflexión acerca de la naturaleza del arte, el espectáculo y la esencia del ser humano. En 1942 dirigió Aniki Bobó, interpretado por una pandilla de chicos de las calles de Oporto y descrito como un film "directo, simple, vivo", que se adelantó al neorrealismo italiano.
Desde mediados de la década de 1960 y a partir de los festivales franceses e italianos llegó su consagración internacional. A partir de O passado e o presente (1971) su filmografía comenzó a acumular galardones y su prestigio se acrecentó con cada uno de sus títulos: Amor de perdicao (1978), Francisca (1981), Los caníbales (1988), La divina comedia (1991), El convento (1995), Viaje al principio del mundo (1997), La carta (1999), Palabra y utopía (2000), Porto da minha infância (2001) y otros. Con respecto a su próxima película ha hecho saber que se trata de un guión que escribió en los años cuarenta, que se publicó en los cincuenta y que ha retocado para llevarlo finalmente a la pantalla. Y confiesa: "No puedo parar de rodar. Si lo hago, me aburro y me muero".
Longevidad: Trabaja desde los años veinte, lo que hace de la suya la carrera más larga.