Con un elenco altamente elogiado, llega mañana la última película del director Ferzan Ozpetek: "Tengo algo que decirles". Al frente del reparto está Riccardo Scamarcio, actor joven con fuerte trayectoria en Italia.
"La idea surge sobre de un hecho cercano", contó Ozpetek en una entrevista que dio el año pasado, cuando presentó el film en Europa. "Comencé con una confesión o revelación entre dos hermanos, un hecho que casi destruyó a mi amigo. Después escribí el guión con Ivan Cotroneo".
En la película, Tommaso, el personaje que interpreta Scamarcio, es el integrante más joven de la familia Cantone, dueños de una fábrica de pasta. Su madre es una mujer que está atrapada bajo ciertas convenciones sociales; su padre, tiene expectativas desorbitadas sobre sus hijos; su tía es una excéntrica y sus hermanos, rutinarios. Y, además, su abuela vive atrapada en el recuerdo de un amor imposible.
Tommaso es gay, quiere dedicarse a la escritura y vuelve a su casa para una reunión familiar, con la resolución de defender sus elecciones personales. Con la idea de que les dará una sorpresa a los suyos al contarles sobre su vocación e identidad sexual, se encontrará con una sorpresa para él.
"Mi visión de la familia es tradicional" decía Ozpetek, conocido por películas previas como Un día perfecto y La ventana de enfrente, a la hora de explicar por qué creó esta familia para su film. "Pero, en esta película, sentí el poder de la relación entre padre, madre e hijos. Al mismo tiempo, quería tener en cuenta a las familias de amigos y todas esas sólidas relaciones que van más allá de los lazos de sangre.
La crítica ha observado que los temas de familia y homosexualidad ya son frecuentes en la filmografía de Ozpetek, nacido en Turquía en 1959. Del mismo modo es recurrente ya la forma en que muestra los momentos de transición de sus personajes, quienes se debaten entre las obligaciones familiares, la presión social y sus propios intereses. Elogiosamente, también se ha dicho que el director conserva aquí el mismo tono ameno y cariñoso hacia sus personajes. De todos modos, esta película es más bien una comedia liviana (cada personaje tiene una característica llamativa) con algunos toques de emotividad bastante puntuales.
"Elegí Lecce (para filmar) porque la primera vez que visité la ciudad, hace 8 años, me enamoré de ella", contó el realizador. "En cualquier caso, quería que la historia sucediese en el sur de Italia, con sus peculiaridades, su arquitectura clásica y sus tradiciones". La ambientación ha sido destacada también, aunque se sabe que los escenarios naturales no suelen ser más que la cobertura. En el fondo hay una comedia con temas serios que responde a las inquietudes de un realizador que, a lo largo de la última década, se ha ganado un lugar propio en el mundo del cine.